Oswaldo Rivera

DAICHI: Por cierto, el investigador norteamericano Neil Steede está examinando el Kalasasaya desde una perspectiva astronómica… Sus conclusiones son que los muros interiores fueron construidos hace 2000 años y los exteriores hace 12 000 años. ¿Qué opina usted de estos resultados?

RIVERA: La verdad es que en estos momentos seguimos una misma línea de actuación. Mientras que los investigadores anteriores se centraron en el amanecer, nosotros observamos la puesta de Sol. En el lado opuesto a los muros interiores existen diez megalitos que cumplían la función de observatorio celeste. Se completó un detallado informe de esta investigación el 21 de diciembre de 1996, que mostró los mismos resultados que el que tenía en cuenta la salida del Sol.

DAICHI: La conclusión de Steede es que el Kalasasaya fue construido hace 12 000 años. ¿Coincide con la suya?

RIVERA: El número se acerca mucho.

DAICHI: ¿12 000 años? Pero Posnansky habló de 17 000…

RIVERA: Hay mucho por investigar acerca de esta cuestión.

DAICHI: ¿No puede adelantarnos alguna conclusión?

RIVERA: Seguimos trabajando en ello. Descubrir la verdad no es una tarea fácil, pero creo que gracias a la aplicación de técnicas y herramientas modernas tendremos más información dentro de unos años.

DAICHI: Existen muchos puntos en común entre Egipto y Suramérica: las momias, la reencarnación, los megalitos…

RIVERA: Y la pirámide y el modelo de la cruz, no se olvide de la cámara del Rey.

DAICHI: ¿La cámara del Rey?

RIVERA: Puede que este año logremos realizar el mayor descubrimiento arqueológico del siglo XX. En el interior de la pirámide de Akapana, en Tiahuanaco, existe una cámara. Esta pirámide tiene un pasadizo y una cámara en su interior. Creemos que es muy parecida a la cámara del Rey de Gizeh, en Egipto. Planeamos abrir sus puertas a lo largo de este año.
 
Oswaldo Rivera
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 370
 
 
 
 
"Estamos buscando la entrada a una cámara del centro de la pirámide de Akapana, en el interior de la pirámide. Creemos que puede haber ocho entradas».
 
No entramos, pero lo estamos mirando ahora. Estuve todo un año trabajando en esas excavaciones… y estoy seguro de que descubriremos la parte interior de Tiahuanaco… un Tiahuanaco hundido bajo el actual… Creo que entre doce y veintiún metros de profundidad se halla otro Tiahuanaco, el sagrado, el original. No puedo decirles cuántos años tiene. Se trata de un nuevo capítulo en el estudio de Tiahuanaco. Estamos a punto de volver página."

 
Oswaldo Rivera
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 375
 
 
 
 
"Pensamos que Tiahuanaco es mucho más antiguo de lo que se creía. Después de veintiún años de excavaciones y estudios sobre este lugar, puedo decir que los arqueólogos que trabajamos aquí seguimos quedándonos boquiabiertos. Tiahuanaco es increíble. Cada día descubrimos cosas nuevas."
 
 
Oswaldo Rivera
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 372
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

William Sullivan

"Con una sobrecogedora simplicidad simbólica, la misma palabra titicaca nos revela toda la historia… El “león en el precipicio” del Titicaca, saliendo de las aguas del lago, expresa el nacimiento de un mundo nuevo."

William Sullivan
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 338

P. T. Barnum

"Cada minuto nace un idiota."
 
P. T. Barnum

Lewis Ginzberg

"La Tierra Santa es el punto central de la superficie de la Tierra, Jerusalén es el centro de Palestina y el templo está situado en el centro de la ciudad sagrada. En el mismo santuario, el Arca sagrada [de la alianza] ocupa el centro… construido sobre la Piedra Fundacional [«Eben Shetiyah»], que es, por lo tanto, el centro de la Tierra."
 
Lewis Ginzberg
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 288

El libro de los muertos egipcio

"Yo soy Tot, el señor de las leyes que interpretan las escrituras, el hábil escriba de manos puras; el que escribe la verdad, el que detesta la falsedad. Yo soy Tot, gran mago del barco de millones de años, el que guía el cielo, la Tierra y el Duat, el que nutre al pueblo del Sol."
 
El libro de los muertos egipcio
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

William Scoresby Routledge

"La tierra sigue poseída por la sombra de esos constructores desaparecidos. Voluntaria o involuntariamente, el viajero debe unirse a esos viejos trabajadores, porque en el aire quedan restos de la vibración de su energía y de la vasta finalidad que los guiaba, algo que hoy parece haberse disipado. ¿De qué se trataba? ¿De qué]?"
 
William Scoresby Routledge
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 283
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Sebastian Englert

"Los lenguajes escritos, se encuentren donde se encuentren, son casi siempre el producto de grandes sociedades y complicadas culturas, poseedoras de mucha información que requiere ser conservada de algún modo. Son el resultado de esta necesidad y pocas veces surgen de grupos pequeños y aislados. Que una comunidad tan reducida como la que habita en la isla de Pascua inventara un sistema de escritura resulta, pues, absolutamente sorprendente. Sin embargo, no se ha identificado todavía nada en la isla que nos explique el surgimiento de dicho código."
 
Sebastian Englert
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 280

Miroslav Krasa

"Cien años después de su descubrimiento, el misterio de Angkor ya ha sido resuelto."
 
Miroslav Krasa o Miroslav Krása 
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 221


El Milinda-pañjá

—Bhante Nagasena —dijo el rey—, ¿hay alguien que muere y no nace a otra nueva vida?

—Algunos nacen en otra vida —⁠dijo el mayor⁠—, y algunos no nacen en otra vida.

—¿Quién nace en otra vida, y quién no?

—Majestad, aquel que sigue siendo corrupto nace en otra vida; aquel que ya no lo es, no nace en otra vida.

—Y tú, Bhante, ¿nacerás en otra vida?

—Majestad, si hubiera en mí alguna atadura, nacería en otra vida; si no hay en mí atadura alguna, no volveré a nace.
  
El Milinda-pañjá  o Las preguntas de Milinda o Milindapañhā
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 213
 
 
 
 
 —¿Viniste a pie o montado en algún vehículo?

—Yo no voy a pie, Venerable, he venido en carro.

—Ya que has venido en carro, mahârâja, defíneme ese carro. ¿Acaso es el timón el carro?

—No, Venerable.

—¿Es acaso el eje, las ruedas, la caja del coche, el soporte del dosel, el yugo, las riendas, la fusta?

—No, Venerable.

—¿Se trata entonces de la reunión de todas esas cosas?

—No, Venerable.
 
 El Milinda-pañjá
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


Rachel Eliza Griffiths

"La iglesia contaba con un jardín público bien cuidado, con bancos jaspeados y una estatua de piedra de la Virgen María que recibía una capa de pintura cada año, a finales de invierno. La fría estación castigaba la pintura de la santa figura, dejando un trozo piedra descascarillada y envejecida que se asemejaba a una escultura primitiva. A la gente del pueblo nunca se le ocurría proteger la estatua con algún tipo de cobertura cuando llegaban el hielo y la nieve. En vez de ello, se mostraban extrañamente orgullosos de cómo habían tratado los elementos a la madre de Dios.
Nuestros padres tenían poca fe en todo lo referente al pueblo. Nunca habíamos rezado o asistido a misas en Santa María Estrella del Mar. Hacía años que mamá y papá aseveraban que la única razón por la que se habían instalado en Salt Point, este pueblecito del estado de Maine, era el buen trabajo que había encontrado mi padre. Era profesor de escuela. Nuestros padres habían podido adquirir unas cuantas hectáreas de tierra que nadie quería, situadas más al interior, lejos de la costa.
Sin embargo, yo sabía que ese no era el único motivo. Después de que naciera Ezra, mi hermana mayor, mis padres habían decidido marcharse de Damascus, mudarse a un lugar donde nadie conociera la tragedia de los Kindred.
En Salt Point no habría nadie que le recordara a mi padre los ambiciosos sueños de sus abuelos. Nadie se extrañaría de que solo tuviera un brazo, porque en el pueblo había pescadores a quienes también les faltaban piernas, brazos, ojos, y fe. En Nueva Inglaterra, a nadie le interesaría lo más mínimo la obstinada juventud que había vivido mi padre en algún lugar del sur, ni tampoco la relacionarían con su incapacidad para enfadarse o meterse en líos.
Mi padre creía que el hombre adquiría su gracia y dignidad mediante su forma de vivir. Despreciaba la idea de un padre desconocido cuyo rostro nunca había vislumbrado, exceptuando en el fuego eterno. Quizá no sabía cómo buscar a un padre así porque nunca había conocido al suyo. Papá estaba obligado a reconocer su propio rostro. Todavía a estas alturas, no sabía qué pensar sobre el cielo o la resurrección. En el lugar donde vivíamos, nuestras caras no habrían sido bien recibidas por la gente del pueblo en las misas matinales del domingo.
Durante muchos años mi padre se había negado a arrodillarse ante un dios que le había arrebatado tanto su brazo como la vida de su hermano pequeño, del cual se negaba a hablar. Solo le habíamos oído pronunciar el nombre de nuestro tío cuando tenía pesadillas y sus propios gritos le despertaban. Nuestra madre decía que papá se sentía culpable, aunque cualquiera hubiera atribuido la tragedia a una tontería. El único sitio donde mi padre no tenía miedo era dentro de las páginas de los libros que amaba y enseñaba."
 
Rachel Eliza Griffiths
Promesa