Rachel Seiffert

"Los padres de Helmut se unen al Partido; el Führer se une a los retratos familiares en la pared sobre el sofá. En los primeros días de la guerra, el padre de Helmut encuentra un trabajo bien remunerado como gerente de una nueva fábrica en las afueras de Berlín. Helmut consigue un trabajo a tiempo completo en Gladigau.
Se toma el último retrato familiar. Helmut ya es adulto, después de todo. Gladigau bromea con Mutti mientras prepara la cámara. Las siguientes fotos serán de una boda y los bautizos que vendrán después. Mutti se sonroja, Papi no dice nada, Helmut se ocupa de cerrar la tienda y se tapa los oídos. El momento pasa.
Para esta última foto, ambos hombres están de pie, padre e hijo, y su esposa y madre se sienta orgullosa frente a ellos. Ambos tienen una mano sobre cada uno de sus hombros, y Helmut tiene su brazo izquierdo alrededor de la espalda de su padre. El calor envolvente de la familia.
Como esta era su última sesión, Gladigau también le toma un retrato individual a Helmut. Lo captura de pecho para arriba, con el hombro izquierdo inclinado hacia la cámara, y su mirada, dirigida hacia arriba y a la derecha del encuadre por el dedo extendido de Gladigau. Helmut tiene un esbozo de sonrisa en sus finos labios, y la inclinación de su barbilla hacia abajo le da un aspecto tímido y aniñada. Aunque ahora su cabello es oscuro y está peinado con agua y un poco de la pomada de su padre, aún conserva el rizo típico de un niño."

Rachel Seiffert
El cuarto oscuro

Ernest Cline

"Salí de mi cuenta de Oasis y me serví de mi equipo para conectarme a una cuenta distinta que me habían asignado exclusivamente para el trabajo. Tras completar el proceso de conexión, asumí el control de un avatar de Happy Helpdesk, un hombre guapo y apuesto fabricado en serie a imagen y semejanza del Ken de la Barbie, que yo usaba para atender las llamadas al servicio técnico. Ese avatar aparecía en medio de un inmenso centro de atención telefónica virtual, instalado en el interior de un cubículo virtual, delante de un ordenador virtual, equipado con unos auriculares virtuales.
Para mí, ese lugar era mi infierno particular y virtual.
Helpful Helpdesk recibía millones de llamadas al día, de todo el mundo. Veinticuatro horas al día, siete días a la semana, trescientos sesenta y cinco días al año. Un cretino indignado y torpe tras otro. No había tiempo libre entre llamadas, porque la lista de espera era siempre de varios centenares de inútiles, todos ellos dispuestos a esperar durante horas para que un técnico les llevara de la manita a resolver su problema. ¿Para qué molestarse en buscar la solución online? ¿Para qué intentar resolverlo tú mismo, cuando podías pagara alguien para que pensara por ti?"

Ernest Cline
Ready Player One

Milena Michiko Flasar

"Han pasado siete semanas desde la última vez que lo vi. En estas siete semanas la hierba ha amarilleado y se ha secado. Las cigarras chirrían en los árboles. La grava cruje bajo mis pies. El parque parece extrañamente desierto en la luz intensa del mediodía. Las ramas cargadas de flores se inclinan cansadas hacia el suelo. Un pañuelo azul pálido en el matorral, el viento inmóvil. El aire es pesado y presiona hacia la tierra. Soy un ser humano comprimido. Me despido de alguien que nunca volverá. Ayer lo supe. No volverá nunca. Por encima de mí se extiende un cielo que –¿para siempre?– lo ha hecho desaparecer en su interior.
Todavía no puedo creer que nuestra despedida sea definitiva. En mi imaginación podría aparecer en cualquier momento, tal vez como algún otro, tal vez con un rostro diferente que me dice al mirarme: Estoy aquí. Sonreír a las nubes en dirección al norte. Podría suceder. Por eso estoy aquí sentado.
Estoy sentado en nuestro banco. En aquel que, antes de ser nuestro banco, fue mi banco.
Vine aquí para convencerme de que la grieta en la pared, aquella finísima rotura que atraviesa las estanterías, cumple su función tanto dentro como fuera. Dos años enteros pasé mirándola fijamente. Dos años enteros en mi habitación, en casa de mis padres. Tras los ojos cerrados dibujaba su línea rota. Estaba en mi cabeza, y desde allí se prolongó hasta llegar a mi corazón y a las arterias. Yo mismo era una raya sin sangre. Mi piel mortalmente pálida por la ausencia de sol. A veces añoraba su contacto. Imaginaba cómo sería salir fuera y comprender, al fin, que hay espacios que nunca se abandonan."

Milena Michiko Flasar
Le llamé corbata

Thomas Stangl

"No turbéis a los espíritus en su descanso eterno, advierten los griots, la imagen de un anciano delgado con una toba blanca, con un solideo blanco sobre su cabeza calva y una perilla blanca finamente recortada; una figura aislada: no hay aldea, no hay multitud de oyentes, no hay suelo bajo sus pies, su advertencia es parte de la narración o del canto, su principio o su final, pero la fuente y el objeto de la canción, un río con acantilados, corrientes, estrechos y bajíos, pero un curso inmutable, es Soundjata Keita, el primer rey de Mandingo, el hombre de los dos nombres, el séptimo y último conquistador, que hizo de Niani la ciudad más grande de la tierra. Djeli Mamadou Kouyaté deja la historia en manos de un autor: una vez traicionada, puede cambiar de lengua, de forma, ser cortada y ensamblada, reposar en el papel o casi perderse, volverse incomprensible en tierra extranjera. Dice que los griots han aprendido y jurado transmitir lo que debe transmitirse y ocultar lo que debe ocultarse. Son fuentes de palabras y sólo a través de ellas y en ellas vivieron las historias de Soundjata y de los numerosos mansas que gobernaron mandinga después de él, nuevas ciudades, se dice, una sonrisa de la que nada leemos, una boca que no se abre, surgieron y desaparecieron: el elegido de Dios, Hadj Mansa Mussa, hizo construir casas en La Meca para los peregrinos mandinga, pero las ciudades que fundó ya no existen: Karanina y Djèdjèfé."

Thomas Stangl
El único lugar

Clint Smith

"Día tras día, a nuestro alrededor, vemos como las consecuencias del silencio se manifiestan en forma de discriminación, violencia, genocidio y guerra. En el aula de clase, reto a mis estudiantes a explorar los silencios en sus vidas a través de la poesía. Trabajamos juntos para llenar esos espacios, reconocerlos, nombrarlos y comprender que no deben ser motivos de vergüenza. Con el objetivo de crear una cultura dentro de mi aula de clase en donde los estudiantes puedan sentirse seguros de compartir los pormenores de sus propios silencios, publiqué los cuatro principios fundamentales en el tablero que está frente al aula, los cuales cada estudiante firma al inicio del año: leer críticamente, escribir conscientemente, hablar claramente y decir tu verdad.
Y me encuentro pensando bastante en ese último punto: decir tu verdad. Me di cuenta de que si le iba a pedir a mis estudiantes que hablaran, tendría que contar mi verdad y ser honesto con ellos sobre los momentos en los que no lo fui.
Entonces, les cuento que de niño, al crecer en una familia católica de Nueva Orleans, siempre me enseñaron que durante la Cuaresma el acto más significativo que uno podía hacer era renunciar a algo, sacrificar algo que normalmente nos satisface para probarle a Dios que entendemos su santidad. Había renunciado a las gaseosas, a McDonald’s, a las papas fritas, a los besos al estilo francés, y a todo lo demás. Pero un año, renuncié a hablar. Pensé que lo más valioso que podría sacrificar era mi propia voz, pero fue como si no me hubiese dado cuenta de que la había sacrificado hace mucho tiempo. Dediqué gran parte de mi vida diciéndole a las personas lo que querían oír y no las cosas que tenían que hacer. Me dije a mí mismo que no estaba destinado a ser la consciencia de nadie porque yo aún tenía que descubrir quién era. Por eso, a veces no decía nada, apaciguando la ignorancia mientras guardaba silencio, sin darme cuenta de que la legitimación no necesita palabras para respaldar su existencia."

Clint Smith
El peligro de guardar silencio










Abū Saʿīd Abū'l-Khayr

El amor llegó y voló como sangre en mis venas.
Me vació de mí mismo y me llenó de amor.

Ella conquistó cada parte de mi ser.
Ahora solo me queda un nombre y el resto es ella.

Abū Saʿīd Abū'l-Khayr
(Atribuido)



¡Oh Tiempo! ¿Adónde vas con tanta prisa?
Huyendo voy del hombre, ese infeliz amante de lo Eterno..."

Abū Saʿīd Abū'l-Khayr o Abusa'id Abolkhayr, también conocido como Sheikh Abusaeid o Abu Sa'eed




¡Qué más dulce que esto en el mundo!
Un amigo se encontró con otro y el amante se unió a su Amado.

Eso era todo tristeza, esto es todo alegría
. Eran solo palabras, esto es toda realidad.

Abū Saʿīd Abū'l-Khayr
(Atribuido)











Pepe Figueres

"Aquí lo único que anda mal es todo."

José Figueres Ferrer José Figueres Ferrer conocido como Don Pepe o Pepe Figueres
Tomada del libro Los hijos de los días de Eduardo Galeano, página 162




"El peón es el intérprete sin diccionario entre la tierra y el hombre; entre misterio y misterio."

 Pepe Figueres



"La libertad es un sentimiento; es el gozo del corazón cuando rigen en la vida los dictados preclaros de la mente; cual la salud, no se aprecia hasta que se ha perdido; cual la belleza, se aprecia más cuanto mejor se la conoce."

 Pepe Figueres




"Las victorias militares por si solas valen poco. Lo que sobre ellas se construye es lo que importa."

 Pepe Figueres



"Los hombres sin organización son hombres sin poder."

 Pepe Figueres




"Para qué tractores sin violines."

 Pepe Figueres



"Socialismo es la aspiración hacia un orden económico en que cada cual da el máximo de sus capacidades en la producción organizada de menesteres, a cambio de normas de vida tan elevadas como permitirán la riqueza acumulada y el producto cotidiano del trabajo general."

 Pepe Figueres




"Somos sostenedores definidos del ideal de un nuevo mundo en América."

 Pepe Figueres



"Una sociedad inculta es una sociedad que no merece ni puede disfrutar de holgura."

 Pepe Figueres


















Bartolomméo Ramazzini

"Ahora bien, como en su tumba no fue colocada ninguna inscripción recordatoria, en la medida en que me es posible yo voy a ensalzar el nombre de un varón tan extraordinario con la inscripción que estimé debería redactarse en los siguientes términos:

INSCRIPCIÓN

A BERNARDINO RAMAZZINI,

de Carpi,
Filósofo y Médico,
en otro tiempo
Profesor Primario de Medicina Teórica
en la Academia de Módena;
finálmenmte,
Profesor Primario
de Medicina Práctica en la Universidad de Padua,
quien, con gran pérdida de Letras,
siendo más que octogenario,
desapareció del mundo de los vivos
el 5 de noviembre del año
de Nuestra Salvación 1714.
Para dar una muestra de su cariño hacia su tío
redactó esta inscripción
su sobrino amantísimo, hijo de un hermano,

BARTOLOMMEO RAMAZZINI,

Doctor en Medicina."

Bartolomméo Ramazzini 

Bernardino Ramazzini

AL LIBRO

Mucho te inquietas, ¡ay, libro mío!, y ardes por salir;
mas primero los consejos paternos escucha;
en breves palabras te enseñaré que suerte te han destinado los hados.
Puesto que prometes algo nuevo a los eruditos,
acudirán al instante los más curiosos;
mas cuando hayan leído un par de páginas,
tal vez te releguen a las tiendas y callejas,
donde se vende al pueblo llano la longaniza, la salmuera y el unto.
Mas no sufras: eso es bien frecuente,
incluso con las voluminosas Pandectas
que no raramente suelen parar en los cucuruchos
para la caballa, la pimienta o el pesado comino.

Bernardino Ramazzini



"... Ciertamente era mi intención disertar acerca de las enfermedades de las monjas y de su tratamiento pero estimé más conveniente adelantar esta sobre la conservación de su salud, por considerar que tiene mucho más mérito preservar de las enfermedades que curarlas."

Bernardino Ramazzini



"¿En qué trabaja usted?"
(quam artem exerceat)

Bernardino Ramazzini
Tomada del libro Los hijos de los días de Eduardo Galeano, página 148



"... Voy a contar un caso a propósito del cual por primera vez me surgió la ocasión de redactar De Morbis artificum diatriba (El Tratado de las enfermedades de los artesanos). En esta ciudad que, en proporción con su perímetro está bastante poblada y que, por consiguiente, tiene casas apiñadas y de considerable altura, es costumbre el que, cada tres años, en cada edificio se limpien las cloacas que recorren los barrios. Como esta operación se llevara a cabo en mi casa, al ver a uno de estos obreros efectuar el trabajo en aquel antro de Caronte con gran ansiedad y presteza, compadeciéndome de una labor tan ímproba, le pregunté por qué trabajaba tan aprisa y no hacía su tarea con más calma para no acabar, debido al mucho trabajo, completamente agotado; entonces el desgraciado, alzando hasta mí su vista desde aquel antro, y mirándome fijamente, me dijo que nadie -a no ser que lo supiera por propia experiencia - podía imaginar cual era el precio que había que pagar por permanecer en semejante lugar más de cuatro horas: sería lo mismo que volverse ciego. Después que salió de la cloaca, le examiné detenidamente los ojos y se los encontré bastante enrojecidos y nublados y, al preguntarle de nuevo qué remedio solían emplear los cloaqueros para aquella afección, él mismo -me dijo- que voy a emplear yo al instante: retirarse a casa, encerrarse en una habitación a oscuras y permanecer allí hasta el día siguiente, bañándome los ojos con agua tibia de cuando en cuando, con lo que encuentran algún alivio en su dolor. De nuevo le pregunté si sentían algún ardor en la garganta o alguna dificultad en respirar, si les dolía la cabeza, si el olor irritaba su nariz o sentían nauseas. Nada de eso -me respondió-; la única parte dañada en este trabajo son los ojos y, si me empeñara en proseguir esta tarea más tiempo, pronto perdería la vista, como ha ocurrido a otros. Y así, me dijo adiós y, cubriéndose los ojos con las manos, se marchó a su casa."

Bernardino Ramazzini










Manuel Quintín Lame

"Nosotros no hemos venido, como puercos sin horqueta, a meternos en sembrado ajeno. Esta tierra es nuestra tierra."

Manuel Quintín Lame
Tomada del libro Los hijos de los días de Eduardo Galeano, página 143