Anthony Kennedy

"Primero [tal como todo el mundo sabe], los jóvenes manifiestan una falta de madurez y un sentido de responsabilidad muy poco desarrollado con mucha más frecuencia que los adultos, y es más comprensible su presencia entre la juventud. Estas cualidades dan a menudo como resultado acciones y decisiones impetuosas e irreflexivas."

Anthony Kennedy
Tomada del libro Compórtate de Robert M. Sapolsky, página 208

Martha Asunción Alonso

Castilla

Íbamos en el coche a Ponferrada,
donde mi abuelo se asfixiaba poco a poco.
Mi padre conducía con los ojos anémicos,
sin mirar el paisaje:
Castilla era su padre y se estaba muriendo.
Yo pensaba en Machado.
Cruzábamos las nubes por la meseta,
horizonte de arcilla,
pinares apretados donde fuimos salvajes y hubo sol.
Las vides retorcidas por el frío.
Los hilos del telégrafo, aquel toro. Íbamos
en el coche al hospital de Ponferrada.
El tiempo era franela, y era adobe.
Silicosis del tiempo.
Yo pensé: Leonor.
¿Qué pensaba mi padre?
Castilla era su padre. Y se acababa.

Martha Asunción Alonso



Ecografía

Nací en el siglo XX con trompas de Falopio.
Supongo que por eso, entre otras ruinas,
no pude evitar
respirar aliviada cuando aquel ginecólogo
se apostó caña y pincho a que serías hombre.  

Conocerías los excesos.

Te dirían perdón y por favor y gracias muchas veces
por ceder el asiento una parada.

No aprendería tu carne la misma moraleja
sin importar el cuento: esto sobra,
aquí falta,
finge si no te gusta,
disimula aún mejor cuando te esté gustando demasiado,
ni un temblor
hasta que la lengua del elegido
se adentre en la espesura a despertarte.

Tendrías tu lugar en los estadios.

Verías tu dolor en el museo.  

Martha Asunción Alonso




El cinturón de Hipólita

Una vez, siendo niña, descubrí a la mujer
que me enseñó a montar en bicicleta
tiñéndose las canas: se había puesto, porque la resistencia mancha,
una camisa azul de su marido
muerto.

El cinturón de Hipólita es aquella camisa.

Mi primera maestra, Doña Cati,
enseñó a leer a tres generaciones de españoles
a través de sus gafas, ya estando jubilada: Mi-pa-pá
es-el-más-gua-po-del-mun-do-y-mi-ma-má-la-más-fuer-te
del-pla-ne-ta-tie-rra.

El cinturón de Hipólita es aquel par de gafas.

El día de su boda con el poeta Manuel Altolaguirre,
la poeta Concha Méndez caminó
flotando, con su traje de menta, hacia el altar
de los Jerónimos: su ramo de novia era un manojo
fresco de perejil.

El cinturón de Hipólita es aquel ramo verde.

Y el modo en que mi madre, a los cincuenta, le cambiaba las pilas
a su audífono para asistir a clases
en la universidad (las manos son las mismas que, con catorce
años, dejaran los compases y dictados
para ponerse a amasar pan).

El cinturón de Hipólita nunca lo robó Hércules.

Hércules robó el oro,
pero no la riqueza. ¿Cómo expoliar aquello que se mama,
capital invisible, indivisible, cual río
sangre abajo? Robó Heracles
el oro. Nos dejó
la nobleza.

Martha Asunción Alonso



Lost generation

Era un mundo sin protección solar.

Los sueños, las inmensas
antenas parabólicas sobre los tejados,
monos azules
tendidos en patios interiores: mapamundis
proféticos tras las manchas de aceite.

No teníamos miedo.
Fuimos a escuelas donde los maestros
habían llevado luto por nosotros,
que estábamos llamados a heredar
la transparencia.
Dicen que a la salida alguien nos daba
caramelos con droga.

Yo nunca tuve dudas. Era nuestro destino:
ser una nueva raza de gigantes,
hombres libres, mujeres que haríamos
el trabajo de cien hombres.
¿Cómo no ser valientes? Pasábamos
agosto con abuelos
que habían sudado todo el frío del país.
Fumaban y tosían
y aflojaban bombillas porque la luz
no es gratis, no. También tuvimos padres,
una nación sonámbula de padres
que venían del sur.
Por la noche, volvían tarde a casa
y exclamaban: “¡Señor,
ya me sacas al menos dos cabezas!”.

Éramos los mayores.
Crecimos un centímetro diario y
estrenamos mallas, ternura primogénita,
zapatillas Paredes
que atravesaban yonquis en la noche
para aprender francés.
Duendes únicos. Magos
de la calcomanía. Todo se nos quedó
pesquero tan deprisa:
el Colacao, los paraísos para mascotas
olímpicas, los cromos,
la fe de nuestra primera comunión.

Cuando al fin llegó el metro a nuestro barrio,
fue demasiado tarde.

Ya teníamos balsa.

Y estaba preparado el plan de fuga.

Martha Asunción Alonso




Manchas

Las golondrinas y las cigüeñas,
los pájaros más fieles del cielo, ensucian
cuanto tocan al construir sus nidos.

Las mamíferas lamen
sin escrúpulo alguno la placenta,
la sangre donde vienen sus cachorros.

La flor de loto crece en el barro.

Hay mujeres enfermas y hay hombres
que las aman: les sostienen
la sombra en el aseo.

Nada sabe del otro quien siempre lleva guantes.

Para aprender de amor, hay que abrazar
la mancha.

Martha Asunción Alonso




Mutaciones poéticas

En mi familia no hay poetas.

Pero mi abuelo Gregorio,
cuando regaba el huerto en Belinchón,
se quedó tantas tardes
velando las acequias, murmurando:
No bebemos
el agua: es ella quien nos bebe.
El agua
es
la mujer.

No, en mi familia no hay poetas.

Pero una vez, muy niña, encontré cáscaras
de huevo azul
a los pies del almendruco.
Se las mostré a mi padre y mi padre, silencioso,
me enseñó a hacerles un nido
con ramaje;
y me enseñó por qué: hay pedazos de vida
que son
sueños enteros.

En mi familia, os digo, no hay poetas.

Pero cuando mi bisabuela
Asunción
contempló por vez primera el mar
-la primera y la única-,
me cuentan que se quedó muy seria, muy callada,
durante un ancho rato, hasta que dijo:
Gracias
por
los ojos.

No sé de dónde salgo. En mi familia
no hay poetas
malos.

Martha Asunción Alonso















Natalia Romero

Atlas

Qué es la fuerza
pregunté,
la mañana estaba radiante
a través de la ventana.
El cielo claro y las cosas, bajo la luz.
Qué es la fuerza,
sino esta forma
con la que creo sostener el mundo.
Podría ser la confianza
con que se guía la rama de la hiedra,
la helada, que se detiene frente a los árboles
o la forma, sin borde, del cielo.
Quería sostener el mundo
fuerte y segura como las piedras.
Pero hay un curso que no es mío
y las cosas pueden seguir el peso que las hunde.
Alguien tiene miedo cuando lloro
como si yo fuera un río que desborda.
Afuera una bestia que no soy yo, espera.
¿Qué tiene ella de mí?
Voy a susurrarle
que la adoro, voy a recordarle su dulzura.

Natalia Romero



Duraznos

Mamá prepara tarta de duraznos con crema.
Uno de mis postres preferidos.
Abre la lata y antes de reservar el almíbar
en una taza, toma un sorbito.
Bate la crema
y corta los duraznos por la mitad.
Después deja que yo pase el dedo
por el bowl, para rescatar
las pepitas de azúcar del borde.
En mi recuerdo los duraznos
brillan exageradamente
y yo no los corrijo.

Natalia Romero



El pez

Las branquias se abren, el pez está en el muelle,
se abren, como si tuviera alas para volar,
pero está muriendo.
Le veo los ojos tan redondos que parece encandilado.
Todavía respira el mandubí.
¿Hoy hay luna llena? Pregunta el pescador mientras levanta al cielo la cabeza,
no hay luna llena y entonces sí,
clava el cuchillo en la cabeza del mandubí.
En este lugar está el cerebro, dice, clavo ahí directo para que no sufra.
El pez vuelve a mover sus aletas,
abre aún más los ojos, después se detiene.
Si hay luna llena, se pudre el pescado, dice el pescador,
si hay luna llena los devolvemos.
Los ojos del mandubí quedan abiertos,
tiene ojos blancos, opacos, cristalinos,
podrían estar buscando la luna.

Natalia Romero




La fe

El sol entra por la ventana del hospital
hace círculos, soles que mueve el viento.
La cortina blanca atada con un lazo
parece un ramo de flores.
Afuera,
palomas, cables
un tanque de agua, el aire
seguramente tanto aire,
acá
las baldosas de granito
la puerta de tu habitación con el sticker de una estrella
que dice feliz navidad,
pero es julio abuela, pleno invierno
aún con este sol y te estás muriendo.
Lo demás no se ve
yo solo veo tus manos, las agarro
toda la vida yo en tus manos,
y las suelto
tengo que hacerlo, es eso lo que se hace,
se aprende,
la luz todavía rebota
en tu piel,
tu camisón rosa de cuello broderie
tus uñas perladas,
la luz todavía.

Natalia Romero




Santa Rita

Volvió a brotar la Santa Rita, me dice.
Vieras qué bonitas sus flores.
Mi abuela se despide de la vida
en un lento devenir
que podría ser igual al de las estaciones.
Por momentos lo sabe, no sé si lo oculta.
Un alma puede crecer tanto
hasta unir tierra y cielo y así,
decidir lo que abandona.

Natalia Romero

















Irene Solà

Duermes a mi lado como una montaña
y ni siquiera roncas,
y ni siquiera abrazas. Algunas noches, los recuerdos
suben como regüeldos
y, uno detrás de otro,
dejáis de ser hombres
para ser literatura.

*

Dorms al meu costat com una muntanya
i ni tan sols ronques,
i ni tan sols abraces.
Algunes nits, els records
pugen com rots de pair
i, l’un darrere l’altre,
deixeu de ser homes
per ser literatura.

Irene Solà




El patito feo de mi estómago
no puede dormir, y yo no sé cantar,
y las canciones de mi madre son viejas,
y mi cocinita no tiene agua,
porque astilla la madera.

*

L’ànec lleig de la meva panxa
no pot dormir, i jo no sé cantar,
i les cançons de la meva mare són velles,
i la meva cuineta no té aigua,
que la fusta s’esberla.

Irene Solà




Tu piel suave
choca contra la mía,
como las placas tectónicas,
los glaciares,
los dinosaurios,
los meteoritos,
los camiones de carreras.

*

La teva pell suau
xoca contra la meva,
com les plaques tectòniques,
les glaceres,
els dinosaures,
els meteorits,
els camions de carreres.

Irene Solà













Helí Ramírez Gómez

7

Poraquí

no tenemos carro de basura

ni árboles en las esquinas

ni lámparas en la frente de las casas

 

no hay nomenclatura

no hay agua

la sed hace de las suyas

cuando recibe un beso

porque

poraquí

nos reunimos en las esquinas

fumamos mariguana

canción traje obscuro

niño sin cabeza

disparo en la esquina baja como un cohete

 

se detiene la respiración cuando

se carcajea la noche desnudándose

 

cuando amanece

trastabillea el corazón

Helí Ramírez Gómez



11

Sueños que se escapan por el hueco de un cortauñas

 

la noche clara cambia de posición rabia

y el cielo azul y en algunos espacios amarilloso

nos cobija

 

en coro corro a la calle que inunda los sentimientos empapelados

las emisoras desaforadas

emiten sus extras

 

la ciudad es un océano de sangre

Helí Ramírez Gómez





Juegos

Árboles en el solar de la casa

donde nos escondíamos a jugar mamacita con las

peladas

Rosa la loquita

se alzaba la bata

se bajaba los cucos

y uno que sacaba el gavilancito

y se lo sobaba por los laditos

 

El jueguito de la guerra

en donde unos éramos bandidos

y siempre le ganábamos a los que hacían de leyenda

corriendo detrás de nosotros y no nos cogían

 

Le hacíamos maldades a la cucha del pañuelo

blanco en la cabeza

cucha que nos humillaba con una naranja o un mango

y humillaba a las cuchas con una libra de panela

o medio kilo de maíz

 

Cuando le robábamos nos tiraba piedra amangualada

con el marido un negro largo pipero

sus perros nos perseguían grandes y negros como

diablos

ya hasta nos hacían disparos

 

Después de la comida

En la galladita nos poníamos a conversar

sobre que íbamos a ser cuando creciéramos y el uno decía:

“–voy a ser fercho

Para manejar jaulas grandes”.

El otro decía:

“–yo voy a ser tombo

para llegar a tira”.

y otro:

“–yo voy a estudiar para camellar de corbata

en una oficina

con peladas bien buenas al lado de secres

para llevarme una diferente todos los días

al apartaco”.

y otro:

“–yo voy a entrar a una fábrica

a hacer telas entienden

para que se vistan entienden”.

y otro mas acelerado que todos y malaclase como

diría un cucho

dijo:

“–yo voy a ser un bandido

a lo pote

a lo pálido

a lo carevieja…”.

 

Ahorcamos desde pelados a la emoción con un

alambre de acero.

Helí Ramírez Gómez



La capa oscura del tiempo

Y se llegó a la ciudad en Escalera. Atrás

La escalera traía un tigre…

Pintando,

Saltando de un árbol a una

Laguna

 

De madrugada se dio el ingreso a la urbe.

Aún la noche era

La capa oscura del tiempo con puntos

Luminosos,

Y desde que se comenzó a descender por Boquerón

La ciudad hechizó.

Helí Ramírez Gómez




























Helí Ramírez Gómez

Valentín Degtiariov

"Partiendo de los montes Atlas, mencionados por Platón, muy rápido llegué a descubrir algo maravilloso. A 430 kilómetros al noroeste, bajo las aguas del océano, se perciben bien los picos de las montañas. Lo bueno es que desde el satélite se observa con claridad el fondo del mar. La última imagen del satélite fue tomada en 2015. Uno de los picos semeja una isla gigante, pero lo más increíble es que está rodeada por una muralla. Una muralla puramente artificial, pero enorme."

Valentín Degtiariov
Lugar que dice que se encuentra la Atlántida

Thomas R. Insel

"Hay tres áreas de intereses comunes muy claras. Una es intentar averiguar un mejor método para llevar el análisis de datos a la psiquiatría. El sistema diagnóstico que tenemos está basado completamente en los síntomas y es bastante subjetivo. Una segunda fue la preocupación sobre cómo abordar la psicosis – cómo poder anticiparnos en la cadena para desarrollar un enfoque preventivo. Y la tercera fue el autismo y el desarrollo de biomarcadores. Todas forman una parte importante del plan estratégico del NIHM."
 
 Thomas Insel
 
 
 
"La tecnología puede abarcar gran parte del proceso diagnóstico porque se pueden emplear sensores y recopilar datos acerca de los comportamientos de una manera objetiva. También, muchos de los tratamientos para la salud mental son intervenciones psicosociales, y esas se pueden realizar mediante un smartphone. Y de forma más importante, puede afectar la calidad de los cuidados, que es un gran problema, especialmente en el caso de las intervenciones psicosociales."
 
Thomas R. Insel o Thomas Roland Insel
 
 
 
 
 
"Uno de los mejores tratamientos para la depresión es la terapia conductual cognitiva. Construye un conjunto de habilidades para gestionar el humor. Puedes hacerla con un teléfono además de cara a cara. Mucha gente que sufre de depresiones graves, fobias sociales o el síndrome de estrés postraumático no quieren salir de casa para tratarse."
 
Thomas Insel

Carl Lange

"No lloro porque tengo pena, sino que tengo pena porque lloro."
 
Carl Lange
Base de la teoría de James-Lange

John Gabrieli

"En el futuro, si pudiéramos identificar las diferencias cerebrales desde el mismo nacimiento del niño, podría haber una nueva generación de intervenciones que se podrían hacer incluso en casa. Aunque esto está todavía en fase exploratoria, abriría un abanico de posibilidades de apoyo incluso antes de que el niño se escolarice.

Actualmente, hay en marcha increíbles investigaciones en animales para desarrollar medicamentos que promuevan la plasticidad cerebral. Es difícil imaginar que una medicina pudiera funcionar directamente sobre el lenguaje, pero una medicina que funcione en facilitar un poco de plasticidad cerebral no sería imposible.

Sin embargo, habría que ser cauto y valorar los aspectos éticos de un tratamiento así antes de implementarlo en humanos."
 
 John Gabrieli
 
 
 
"Hay evidencias recientes de que al menos dos áreas cerebrales básicas que controlan la lectura funcionan de forma diferente y desventajosa en los niños que leen peor. Estos dos puntos se localizan en el hemisferio izquierdo, que es el hemisferio del lenguaje y que se convierte con la edad en el hemisferio dominante en los lectores expertos.

Uno de estos puntos cerebrales se sitúa en la región temporal izquierda y se especializa en la percepción del texto escrito, y el otro está en el área parietal y se especializa en relacionar cada letra escrita con un sonido. Muchos estudios han mostrado que estas áreas funcionan de forma diferente en niños y adultos disléxicos.

También hay fuertes evidencias de que la propia anatomía del cerebro de los niños con dislexia es diferente, incluso antes de que empiecen a ir al colegio (se han observado diferencias en bebés con solo un mes de edad)."
 
 John Gabrieli
 
 
 
"Hay programas lectores para los primeros años que se basan en pequeños grupos dirigidos por un profesor formado específicamente. Estos programas ayudan a los niños a centrarse en pensar sobre las unidades de sonido del lenguaje y como aplicarlas o conectarlas con el texto escrito (practicar la conversión grafema-fonema). Es básicamente instrucción directa.  En la escuela, casi todos los niños llegan a adquirir esta habilidad de forma natural (es una parte más del currículo), pero algunos niños simplemente necesitan más apoyo.

Hay buena evidencia de que estas intervenciones son más efectivas cuando se administran en la etapa de Infantil o en primero de Primaria. Cada curso que se avanza, las intervenciones van perdiendo progresivamente utilidad para los niños. Así que cuanto antes se identifiquen las dificultades y se ofrezcan apoyos, mayores serán los beneficios.
 
 Desgraciadamente, tenemos un sistema que a menudo se basa en una especie de modelo de “esperar al fracaso”, donde no se suele advertir o diagnosticar que un alumno tiene un problema de lectura hasta que no se ha quedado tan atrás respecto a sus compañeros que ya su dificultad se ha convertido en un problema.

Y eso es una gran desventaja porque no solo estos niños están perdiendo oportunidad de recibir una intervención temprana, sino que también pierden la esperanza en su capacidad de ir bien en el colegio. Así, si se quedan muy atrás respecto a sus iguales y realmente tienen dificultades, en vez de desarrollar seguridad y optimismo suelen desarrollar inseguridades acerca de sus habilidades."
 
 John Gabrieli
 
 
 
"La dislexia se define como una inexplicable dificultad para el aprendizaje de la lectura y afecta al 10-12% de los niños. Antes se creía que el principal problema estaba en una dificultad para añadir el componente visual al lenguaje – en otras palabras, los niños hablaban de forma correcta en casa, pero en la escuela encontraban problemas al enfrentarse a textos escritos.

Ahora existe un amplio consenso en que la razón más común para las dificultades de lectura en realidad tiene que ver con el procesamiento del lenguaje oral. Algunos niños procesan el lenguaje hablado de una forma que hace más difícil para ellos adquirir lo que conocemos como conciencia fonológica, una habilidad que nos permite consciente o implícitamente entender que una palabra está formada por múltiples sonidos. Los niños necesitan entender estos múltiples sonidos dentro de una palabra para así poder mapearlos dentro de un texto escrito y relacionar esos sonidos con las palabras que ya dominan de forma oral."
 
John Gabrieli
 
 
 
 
"Las personas con dislexia tienen mermada la capacidad para el reconocimiento de la voz en comparación con el resto de personas. Este hallazgo nos hizo preguntarnos más cosas acerca de la plasticidad cerebral en disléxicos, que está íntimamente relacionada con el aprendizaje."
 
 John Gabrieli
 
 
"Las personas con lectura típica (es decir, sin dislexia) cuando ven u oyen un estímulo de forma repetida, su cerebro lo va procesando de forma más eficiente tras cada repetición. Hemos visto que esa eficiencia se traduce en una menor activación cerebral en respuesta a ese estímulo casi inmediatamente a partir de la segunda tercera o cuarta vez que lo ven u oyen.

Pero utilizando técnicas de imagen por resonancia magnética (MRI) hemos observado que los adultos y niños con dislexia tienen una menor adaptación ante esos estímulos repetidos. Esto nos sugiere que el cerebro disléxico es más rígido y menos plástico. Los estímulos utilizados en el estudio incluían palabras orales y escritas. El hecho de que ese procesamiento de información auditiva y visual sea menos eficiente probablemente perjudica al aprendizaje de la lectura.

Lo sorprendente del estudio es que esa menor plasticidad cerebral de los disléxicos también se presenta cuando a los participantes se le muestran imágenes de caras y objetos de forma repetida, las cuales no tienen nada que ver con la lectura. Es  todavía un misterio saber por qué ocurre esto también con ese tipo de estímulos, ya que normalmente no solemos advertir que los disléxicos tengan dificultad en distinguir caras y objetos en la vida diaria."
 
 John Gabrieli
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Max Stossel

"Aquello para lo que vivimos y morimos está escondido justo delante de nuestras narices. Mantente alejado de las puertas cerradas."

Max Stossel



"Una de mis historias favoritas es: En el vientre de una madre, con dos bebés, y uno se gira hacia el otro le dice: 
¿Crees en la vida después del parto?
El otro responde:
Claro qu¡e tiene que haber algo después del parto.
Tal vez estamos aquí para prepararnos para lo que vendrá después.
"Tonterías" dice el primero, no hay vida después del parto. ¿Qué clase de vida sería esa?
"No sé" dijo el segundo. Pero habrá más luz que aquí. Tal vez caminaremos con nuestras piernas y comeremos con nuestra boca. Tal vez tengamos otros sentidos que ahora no podemos entender.
El primero dice: Eso es ridículo. Caminar es imposible y comer con la boca, eso es absurdo.
El cordón umbiliocal es lo que científicamente nos aportta nutrición y todo lo que necesitamos.
Pero es demasiado corto. La vida después del parto debe excluirse logicamente.
El segundo dice: "¿Y si simplemente es diferente de lo que es aquí? Tal vez ya no necesitemos un cordón físico.
El primero dice, OK, si hubiera vida después del parto, entonces dime, ¿por qué nadie ha vuelto nunca de allí? El parto es el fin de la vida... Y después del parto no hay nada más que oscuridad. Y silenciuo y olvido que no nos lleva a ninguna parte.
Y el segundo dice: Pero seguro que vamos a conocer a mamá. Y ella cuidará de nosotros.
Y el primero dice: ¿Mamá? ¿de verdad crees en mamá? Si mamá existe, ¿dónde está ahora?
El segundo dice: Ella está a nuestro alrededor. Somos de ella. Es en ella que vivimos. si ella este mundo no existiría, ni podría existir.
El primero dice. No la veo. Es lógico que no esté aquí.
A lo que el segundo respondió: A veces, cuando estás en silencio y realmente escuchas, puedes percibir su presencia. puedes escuchar su tierna voz, allamándote desde arriba."

Max Stossel