Andrés Navarro

ALGO DE TAMAÑO NATURAL

Toda la noche viendo cine lento, durmiendo a ratos.

De pronto

mucha luz

y los colores se incorporan al montón de ropa sucia

y los vinilos parecen

nuevos.

 

Salgo en ayunas para dar de comer a la perra

de mi hermano

y hacerle, durante media hora,

compañía.

 

Quiero llevarle a mi hermano una bolsa de naranjas

para zumo

y mis novelas de Philip K. Dick.

No es mucho, pero creo que lo tendrán ocupado

cuando vuelva.

 

De camino, saludo al chico retrasado con la mano

y cruzo el parque

entre edificios

donde las cajeras, a esta hora, fuman y hablan.

 

Si están solas, saludan con una leve reverencia,

aunque lo normal es que salgan

por parejas

y se fumen dos cigarrillos en diez minutos.

 

También el chico Down me mira sin verme

realmente

algunas veces,

pero hasta los días en que voy desenfocado

por el sueño

y ella está cegada por el hambre,

la perra de mi hermano me recibe con la efusión

propia de los suyos

y quizá,

a través de la piel, huela la sangre de mi hermano

en la mía

y eso la tranquilice.

 

Vierto el sucedáneo de carne en la escudilla y bajo

las persianas.

La oscuridad

se estira en las baldosas como un gato.

Creo que nuestra vida va a cambiar.

Andrés Navarro




BIFOCAL

La chica sexi y su perrito barbudo y sus tobillos

de actriz con adicciones

pasan

frente al edificio de correos y al estrecho parterre

en el que nada, ni el mínimo indicio,

descubre la necrópolis de enjoyadas señoras

que la juzgan

con un pálido gesto detectado sólo por el perro

y sometido a cálculo sumario. Tres gotitas

de ámbar, invisibles

entre el pasto pisado, son su humilde elegía.

Andrés Navarro






POÉTICA CON PERRO

Plano, EEUU     

El muñón era obra de un auténtico

maestro de la amputación.

 

No sabes lo que es celebrar Acción de Gracias

en esa piscina a las afueras de Plano

con un perro trípode que avanza

y da vueltas sin resuello, un perro rengo,

o manco, excéntrico fornicador

sólo apreciado por las niñas

de las mansiones cercanas, chucho altivo

que esquiva un parasol o retrocede

y te mira a los ojos queriendo entender algo

en lugar de ocultar algo, las orejas en uve,

el rabo indiferente, tan incapaz de agraviar

lo que no puede ser agraviado por un perro.

Andrés Navarro















Andrés Szychowski

Buenos Aires

Amor mío, ¿podrías venir
más o menos rápido?
Ignoro la dirección
Aparecí en unos depósitos
con maquinarias, una avioneta, caballos de polo
Crucé un tejido electrificado
para llegar a una laguna artificial
Doblé en los eucaliptos
a la altura del estanque para incendio
Me detuve en una vertiente
antes de ingresar a una lomada
con dos Massey Ferguson en marcha
Ahora estoy en el medio
de un maizal con glifosato
(improvisé un hoyo
porque los perros me persiguen)
Ovillado
como protegiendo una duda
Adentro de un magnífico jabalí
(¿sabías que los jabalíes
adoptan el ritmo cardíaco
de un bebé de tres meses
cuando comprenden que se van a morir?)
A punto de ser alcanzado
por los dogos de la estancia
A esto de ser,
otra vez,
bautizado

Andrés Szychowski



Honduras

Las cosas no están para nada bien
pero se murió la reina de Inglaterra

Mi amante, la única persona que me conoce de verdad,
se fue a vivir a Honduras
y no hay vuelo directo
Pero se murió la reina de Inglaterra

Hay que pasar por Perú,
quedarse seis horas en Lima
(y no fui nada feliz en Lima
a pesar de no haber estado nunca en Lima)
Pero hoy se murió la reina

Mi amante vive en Honduras
En realidad no me conoce del todo
Hacíamos el amor disfrazados
y en un silencio sepulcral
Nada de jadeos, estaba prohibido oler,
era insostenible (¿por eso se fue?)
Pero se murió la reina de Inglaterra

No puedo escribir
por más que chapotee en el teclado
Mi amante se fue sin despedirse
porque juramos no hablarnos nunca

La luna es perfecta
y eso me lacera los ojos
me hincha la tristeza
y emigra
como un globo de helio en la oscuridad
Pero se murió la reina de Inglaterra

No sé si el mundo será mejor
o peor ahora que cambié
(porque noto un cambio de piel:
hablo de la piel de las cosas)

Voy a adoptar un gato
Tiene que ser marrón y negro
Con ojos color té
(al lado de una planta de hoja ancha
en movimiento leve por la brisa lunar)

Se murió la reina de Inglaterra
Pero se murió la reina de Inglaterra

Andrés Szychowski





Riachuelo 

Tendrá demora el Roca
Cruzaré el Riachuelo
mordiendo el Capitán del Espacio
Conseguiré un buen lugar
en el homenaje a Charly
Tocará Charly
Nos miraremos con la chica
Cuando Charly haga su aparición
nos daremos un abrazo
La invitaré a cenar a las dos noches
Uno de los dos pedirá postre
Apuraremos las copas
Iremos a su casa
Me sorprenderá un detalle de su ropa interior
Tendrá libros de Hemingway
y de Idea Vilariño
Nos turbarán los tiros
que escucharemos
desde el quinto piso
y unos pasos alejándose por el pasillo
Sentiremos ternura
o asco por una torcaza
acicalando a otra torcaza
Nos dolerá la risa
a causa de una tercera torcaza
que se sumará al convite
con apetito sexual desenfrenado
Dirá algo incomprensible
al despedirnos para siempre
porque García
acaba de subir al escenario

Andrés Szychowski
















Juan Herrero

 11 vueltas de reloj a 10.000 metros de altura sobre el Atlántico Norte

Encima de las nubes apenas se distingue
la línea que separa cielo, mar y horizonte.
No hay límite de espacio para el alma que busca.
No hay límite de tiempo para el viaje que espera
hallar tras la vereda la luz de la penumbra,
el rastro de la huella que habita en el instante.
No hay límite de vida para quienes persiguen
acabar con la sed a pesar de la lluvia.

Juan Herrero
 
 

conversación de cantina con una doctora de la zona 18

Hay en los hospitales quienes van a burlar
los eternos gemidos de una mujer de noche.
Los patojos que yacen convertidos en piedra
de sacrificio pintan con su sangre las jambas
de las puertas de madres con los vientres estériles.
Bailan con el sonido del disparo que busca
certificar la muerte de la culpa heredada.

Juan Herrero
 
 

la patoja vestida con el traje de esclava sonríe con carita de llanto a los turistas, que solo la reclaman para tomar una fotografía

patoja que se guarda dentro de la retina
corazones envueltos en alambres de espino
que convierten en muerte los besos de las lápidas
coloridas en cada cementerio de versos

patoja en cuyos ojos vive el miedo
al sonido del tubo de escape de las motos.
cuando la vida es nada y el tiempo es lo que tarda
una bala en rasgar una sábana blanca,
la vida es lo que duran los semáforos rojos

Juan Herrero
 
 

las mujeres de la cooperativa de algodón trabajaron en silencio durante miles de años

En San Juan La Laguna, las mujeres hilvanan
su algodón: recolectan, separan las semillas
y vuelven a plantarlas. Estiran y varean.

A golpes, reafirmando quiénes son: esas madres,
esas que resistieron su propia condición
de esclavas. De mujeres. Hilar es el siguiente
paso, también callado. Su destreza en el uso
del malacate tiene lo que ahuyenta a los malos
espíritus. Repiten las mismas filigranas
sobre los pantalones blancos de sus esposos.

Itxel, diosa de Luna, ve girar esta rueda,
más fuerte que la propia Muerte. Termina el turno.
Las plantas, los insectos —polvo, igual que nosotros—
dan color a las telas. Tejen en la cintura
con el mismo instrumento que hace 5 000 años.

Fuera, los niños juegan y sus risas abrazan
la fuerza de las gotas que construyen el lago.

En el aire en silencio puedo entender —de pronto
y en un idioma extraño— cada lengua del mundo.

Juan Herrero
 
 
 

no deja de ser curioso que el aeropuerto de Guatemala tenga el mismo nombre que la primera luz del día

La tapia de cristal que hay en La Aurora
separa ese pedazo de la tierra
del reino de este mundo.
Allá marcha la gente con las sillas
plegables de sus casas y los sándwiches
de pollo con frijoles volteados.

Allá acuden los padres con sus hijos
—patojos de puntillas frente al vidrio—,
que vienen a pasar la tarde y sueñan
con escapar volando sin volver
la vista atrás y juegan a lanzar a las nubes
un pájaro de acero con las manos.

Y, justo en la vereda
de enfrente del parqueo de los taxis,
me paro a contemplar el espectáculo
del cielo y la poesía se convierte
en capturar la magia del instante
preciso de extrañeza y de silencio.

Juan Herrero
 
 
 

pendientes en declive (18)

Supe que el zapatero
fue testigo de crímenes
horribles en la guerra.
Por eso no habla nunca,
lo sé, porque los muertos
le jalaron el alma
y la culpa le cierra
la boca y las entrañas.
Perdónalo, Señor.
Aún guarda del ejército
las medallas, los trajes,
las botas de montaña,
la mirada perdida.
 
Juan Herrero
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Camilo Suárez

Crónica de Indios

Los dioses, navegante rey, habitan jaspe, zafiro y calcedonia.
Álvaro Miranda 

Viene crecido el Marañón en sus venas.

Aquí
donde los dioses habitaban piedras
con un golpe de anillo piden la cuenta.
Ofenden los caminos con la henchida majestad de su camioneta.

¿Vienen por nuestras mujeres? ¿Por las tierras?
Por hojas, flores y silencio su oro nos truecan.
Siembran miedo
y recogen la misma cosecha.

Camilo Suárez



Enésimo I

Se comienza tanteando el suelo para ser y yacer en un surco abierto que llama cielo. Huir y parir en la hendidura. Poetas de la representación llevamos el mundo al papel, el resto es subir y bajar escalas. Un Belén, un Nacimiento, un Pesebre comienza por el piso. Papel aserrinado, pintado y arrugado, sustituto del musgo, plegado. ¿Por qué en la maleza? ¿Por qué no en los montes? Es lo que hay, para todos, porque así cada uno pone el resto. Nos hablarán niños y beodos, algún mondo intentará tragarse a Jesús o introducirle un billete.

Don Libardo, experto en belenismo, pontifica: el pliego se debe doblar y extender 17 veces, sólo así salen piedras. No es representar, lo que importa es la poesía. Y con El Niño llega, con él se queda, hasta su vuelta. El verso es porque vuelve y, al hacerlo, surca, y al surcar… Serpentinas de celofán hacen el agua que cierta vez oímos, aquí canta, y por eso no sentimos sed. Ven a nuestras aguas, ven no tardes tanto. Bajo el verdor el dramaturgo dispone secretos de relieve. Algodones y transparencias manan, para cascar el espejo en el que laguna la narcisa vacancia, para verse mejor y beber de sí.

Nací en 1220, la quijada no miente (y si Sansón mató con una a tantos filisteos, ¿qué no hará Dios con un burro entero?). A quienes me sodomizan gobernando, digo: verán gomorras en su tedio de sal porque resucitaré en el tercer sueño. Dobleces que llaman. Y digo, también, a quienes cargan mi lomo con la inocencia de sus tumbados, que esas culpas los cabalgarán en el vientre gris del cielo. Soy Enésimo Besante de Greccio y, desde Francisco, que entendió mis razones —y las de los demás brutos—, hasta Francisco, canto rodado en este año virulento, hilo ochocientos en verso, como con las patas, según se ve, pero me suena la flauta, por casualidad, para acompañar al Verbo. Yo, dientiamarillo y cascón, en nombre de todos los asnales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. Pesebre, pesebrera, pesebrerancia… el año que viene mayor ganancia.

Huele a romero, aliento de burro convocante para la romería suplicante. No es repentizar lo que importa, es la poesía y cía. Como Herodes miramos el gran teatro del mundo. ¿Hasta dónde llega el mundo en este mundo? El capricho trae su ejército, sus indios y sus vaqueros. Parece quieto, pero es una historia de viajeros. Avanzar en la noche, dos pasos adelante y uno atrás durante el día, mientras leemos encargos. Y los indios rodean el poblado, José y María huyen hacia Belén (a Belén La Palma, Belén La Nubia, Belén Los Alpes, Belén Rincón, Belencito Corazón), pero nos inquietan los hombres al mando de alias Tutaina. Tutaina tuturumá. Tutaina tuturumainá. Un traído alias Tutaina. Somos muy figuras. Ya la oveja arisca, ya el cordero manso. Año de pérdidas, pero en este papel la cuenta vuelve a cero. Para eso llegan el rey fragante; el rey gomorresinoso (mirra en forma de lágrima, amarga, aromática, roja, semitransparente, frágil y brillante en su estructura. Para que llorar valga); y el rey emprendedor (que convencerá a los 150 de los que habla el sapiens Arari). En retorno os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro burro humanado. Nacimiento contra muerte, rumió el buey. Por eso el pesebre huele verde.

Últimos atardeceres en la tierra, animales de agua dulce tendidos en la arena. Mi palabra ha sido musgo, aserrín y paja. Celebremos la Novena de Beethoven, que también cumple años, y a Rodrigo D, y a los niños varios. Eres constelación, eres rebaño. Yo soy lo que soy: gris grey. Pesebre y animación, animismo y personificación. Voy a recular para, de grupas, atravesar el fervor votante y boyante. No huyo, ni persigo. La figuras en el pozo se repiten: la misma capa y el gesto ficto, la prosa y el pasmo. Viene el niño, el nacido (recién, recién…) que anticipa en su ropa al crucifijo: “muere sano”. Divina carga mía, soy montura, lomo y carnaza. Queda dicho: hay que demorarse en el nacimiento para ser algo. La llaga enseña que, de a uno, se puede con todos. Somos gris, soy grey. Cada tugurio un techo, en cada techo los orificios por donde l a luz adviene, la empírea mirada del padre, de cualquier José José.

Vale:
Con el chivo y con las cabras,
cuando se apague diciembre,
yo daré muy buena cuenta
de todo el papel pesebre.

Viajeros, buena estrella.

Camilo Suárez

 



Rodadero

Muerto primero
¿dónde sintonizan tus canciones
ahora que eres pirueta recordada?

Quedas en las olas
en el juego
con los muchachos
en las húmedas palmadas que recibe la playa.
Raspadura de tiempo
la espuma recuerda a la madre que trabajó tu cuello.

Muerto primero
maestro del vértigo
sobre los rostros insolados que te rodearon
silbaste oscuridad.

Camilo Suárez




Los perros románticos se han dispersado

Agotados, descremados y mordidos en el cuello
huyeron los bríos que fueron horda.
Algunos
dan la pata y se hacen los muertos sobre las baldosas.
Sobrios, domésticos ya, les creo.
Otros
se tornaron violentos al lamer entrepiernas contemporáneas:
rancias nuevas ideas.
Unos más
fueron recluidos y aguardan el gesto benévolo
que los desenchufe definitivamente del resplandor.
Los restantes
vagamos los caminos.
Por las vegas de Tolú, por ejemplo, como gusta al montañero cuando
busca el oro del exilio.
La dieta espinosa del canto marino nos ha tumbado el pelo y
recordamos, sin saberlo, al viringo y cálido ancestro incaico.*
Rengo y menguado ahora debo aullar, medrar, ladrar
el sueño pagado de los turistas.

*¡Ay, Vallejo, qué pena con usted!

Camilo Suárez

 

 

Sísifo

Me despido, en el filo del cacumen. Me despido del horizonte y de la culpa lidiada que hizo rastro, valle y Valles. Quedará el guijarro en el bolsillo, acaso lo guarde por última vez bajo la lengua para evitar cantinelas, para taponar el sendero bífido por el que llegué. He versado, creyendo alivios, sobre el furor que nos hizo timadores ambiciosos, prácticos del atajo y del trémulo discurso. Empeño, al bordón y al fraude.

Me despido del sacrificio ostentoso y de la austeridad pacata. La yema del viento me soltó cuando estallaron las bombas. ¿Sufrir? Que sufra el dinero. En piedra quedo. Nuestro trato es divino.

A quien pregunte dile de mi final insepulto, inofensivo para los matadores sin sangre en el alma que nos llevan a la otra orilla. Di que mis huesos siembran ripio. Dejo, para los cuatro nietos de agosto y para mis hongos hijos, el canto rodado del castigo. Me despido, astilla del sustantivo.

Me despido del surco y del rumor que desde el poniente he tendido hasta encumbrar. Plantado, con la peña en alto, a su esperado retorno, me rindo.

Camilo Suárez
 
 
 
Sombra

Repta el pájaro en las calles
si vuela contra el sol.
 
 Camilo Suárez
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Rosario Bléfari

 Cambiaría viento de nieve por humo azul.
Eso es permitir la estafa, eso es.
Correría por alegres fotos de escuela
buscando clientes o negociantes de alhajas.
Habría niños y habría pequeños hombres
de cuchillo
mujeres de bastón.
Cambiaría figuras y si no las robaría
aunque sea a los mástiles
o a las estatuas.

Rosario Bléfari
 
 
 

Es de noche
casi siempre
en el cuarto de mi vida
que comienza
con que soy incapaz
y abuso todo el tiempo
de mi defecto
igual hago todo
lo que hay que hacer y lo que quiero
me destroza la edad
y lo que creo que es
no es
y me desespera como si la siesta continuase
a la mañana siguiente
y al otro día,
otro día.

Rosario Bléfari



ESCRIBÍS DORMIDO

Todos mis pensamientos duermen a tu lado
y copian la forma de la letra de tu cuerpo tan liviano
Así es como se van volviendo palabras que cambian
a medida que cambia la posición de tus brazos y tus piernas
me desespero porque no entiendo lo que dicen
en la oscuridad el reloj que te sacaste sobre la mesa de luz
el libro que siempre estás leyendo
no te molestes
no me des ningún regalo
me alcanza saber que te dormías sobre las letras
y no te despedías hasta que yo no lo hiciera.
 
Rosario Bléfari
 
 
 
 NOGAL

Yo tuve un nogal amigo que era un elefante
sus hojas eran ojos que vibraban con el viento
y el estuche verde de sus nueces teñía las manos
su corteza se desprendía en anillos
era mi hermano gris
generoso y suave

era fácil treparlo
abrazarlo
acariciarlo
llegar muy alto
esconderse entre sus brazos
mis ojos latiendo entre sus ojos
sintiendo el perfume de las cercanas cerezas maduras

debería haber llorado sobre las marcas
cuando la soga de la hamaca fue retirada
porque ya era la despedida

ahora él sigue en el mismo lugar
tal vez más gruesos sus brazos más finos
tal vez haya sobrepasado el tejado
y sigan cerca los frutales vecinos
y cuando yo ya no esté en este mundo
él seguirá creciendo y reconstruyéndose
y no seré más la que lo abandonó para seguir su camino
sino parte de todo lo que él deja atrás

en el transcurrir de su larga vida enraizada.

Rosario Bléfari
 
 
 

QUERIDA

Franjas de estados. Torta, pastel, capas de tierra, eras geológicas.
Así, querida amiga, voy.
Un instante y llueve con gotas espaciadas
un hombre ya abrió su paraguas negro y sonríe.
El barrendero saluda a alguien a la distancia
y detrás mío un teléfono anuncia la llegada de un mensaje para otra persona,
con el mismo sonido que me llegan a mí.
Todavía me duele cuando giro el cuello.
La tensión de los últimos días fue como un acto suicida.
Franjas, decía de estados,
porque aún a costa de traicionar a alguien
tengo que decir que no estoy muy contenta que digamos
por no decir que me cuesta sonreír.
En extremo vulnerable me pongo severa,
trato mal a los demás, me irritan,
los culpo de mis penas, me fastidian sus sugerencias,
o simplemente siento que me distraen.

Leí por casualidad sobre la curva de crecimiento de la sensación,
no hay variación si la excitación no aumenta en grado suficiente
pero si la causa excitante es demasiado pronunciada,
la sensación deja de aumentar, por saturación.

Me pregunto si nuestros caminos que son tan diferentes
pero durante tanto tiempo fueron paralelos
se volverán a acercar, a cruzar o si jamás se separaron.
 
 Rosario Bléfari
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Martín Gambarotta

 Asumiendo estar terminado me trepé
a buscar la estrella cáustica de la que vine.
Tomé la ruta uno, tomé la ruta dos
seguí una constelación
dejando atrás edificios, blasfemando
en varias lenguas. En una laguna
de aguas claras me detuve
a lavarme el cerebro.
 
 Martín Gambarotta
 
 
 
 
Dan a entender que podrías llegar
a ser como ellos, te alientan a que
intentes ser como ellos, te tratan
como si fueras igual a ellos
porque saben que nunca
serás uno de ellos.

Martín Gambarotta



La mirada fija por dos segundos en una lámpara
el pomelo que tardó nueve días en cortar, el vaso
de agua que tomó en medio de la noche
la manteca untada por el cuchillo ideal, la inexistencia
del término epitomía que impide decir epitomía del hielo
y lo obligó a decir epítome del hielo, la mano en el hombro
del fotógrafo ácrata, la botella de una bebida impronunciable
que abrió con una cuchara para no volverse chino
y al cerrar los ojos la forma de la lámpara
que bajo sus párpados todavía fosforece.

Martín Gambarotta
 
 


Los que quieren
quemar la bandera, los que quieren besarla
los que dicen que es un delantal de carnicero
los que dicen que es un mantel para servir puchero.

Martín Gambarotta



No quieren verte hacer rotar
a toda velocidad un globo terráqueo
para detenerlo en seco con el índice ni
después soportar tener que verte teorizar
con los sesos que atesora tu testa en llamas
sobre un país señalado al azar, se podría
decir que directamente no pueden ni verte
pero no es así, dulce cabroncit0, no es así
a ver si lo entendés de una buena vez
lo que quieren es verte muerto.

Martín Gambarotta



Puede haber marco
sin puerta pero no
puede haber puerta   
sin marco

el marco es la puerta
pura, la puerta sin
puerta

en cambio
toda puerta concreta
es impura
en tanto depende
de un marco

cada uno porta
su parte del peso
hasta llegar
a una
puerta específica.

Martín Gambarotta
 
 
 
 Rasgué las cuerdas de mi cítara satírica
hasta que una cefalea irremediable se puso
a bailar al compás de un valsecito nefasto
sobre la tapa de mis sesos, dejándome
el cerebro hecho papilla como el de un
senador al que se le cae la cabeza
en su plato de espaguetis. Rasgué
rasgué esa cítara hasta, pero juro
por mis días en el rastafarianismo
que esto no volverá a suceder.
 
 
Martín Gambarotta
 
 
 
 
 
 
 
 
 

William Chester Minor

"Señor, me quedé narcotizado anoche en un estupor desde las dos de la mañana hasta después de una de esta tarde. Sospecho que esto fue un intento de quitarme la vida de maneras que no serían evidentes, ni de alguna manera, ni intentando darle el color de un suicidio. Mi vida puede ser tomada cualquier noche... ayudarás en el asunto. Me encantaría hacerlo. Confío en que sus agentes no se van a comprar, como lo ha hecho la policía americana por dinero."
 
William Chester Minor o W. C. Minor

Richard Wrangham

"La misteriosa historia antes de la historia, el borrón y cuenta nueva del conocimiento sobre nosotros mismos antes de Jericó, ha dado licencia a nuestra imaginación colectiva y ha autorizado la creación de edenes primitivos para algunos, matriarcados olvidados para otros. Es bueno soñar, pero una racionalidad serena y despierta sugiere que si empezamos con antepasados como los chimpancés y finalizamos con los humanos modernos construyendo muros y diversas formas de lucha, el rastro de cinco millones de años que conduce a nuestros yos modernos estaba revestido de una agresividad masculina que estructuró las vidas sociales, las tecnologías y las mentes de nuestros antepasados."
 
Richard Wrangham
Tomada del libro Compórtate de Robert M. Sapolsky

Samantha San Romé

Amiga, ¿dónde te duele?
Vení que te pongo glitter.
Extraño nuestros pies libres
en el borde de la pileta.
Te paso esta canción
después de lo que me contaste
¿no es hermoso eso que dice
sobre nacer de nuevo?
Amiga, tengamos nuestros nunca más
y empecemos ahora:
nunca más llamar amor
a lo que nos deja sin hambre
nunca más una mujer
llorando sola en un baño
nunca más ninguna regla
que no hayamos inventado nosotras
nunca más arrepentirnos
de vivir como escribimos.
Y si tenemos una recaída
empezamos de nuevo.
Nosotras vimos al viento
convertirse en tormenta
nosotras vimos lo verde florecer sobre lo árido.
Amiga, sacale una foto a mi risa de ahora
y mandamela cuando vuelva el drama
recordame que estoy acá
para sentirlo todo.
Tomemos mates
en un montón de playas
seamos la esquina del grito de la media sanción
quememos obligaciones, sufrimientos y flores
tengamos nuestro vino
hagamos una estampita
con nuestros nombres
y rescatemos al amor
de los instantes de peligro.

Samantha San Romé




Estoy parada frente al mar
y no es un mar paradisíaco
no es sereno ni tibio ni claro
pero tiene la belleza singular
de una arena sucia sin aristocracia
de una playa del Atlántico con pescadores
desbordada de familias consagradas
después de un año duro de trabajo
de heladeras de cerveza
de canchitas de tejo
de equipos conectados al bluetooth
de agua fría y nosotros
antes de las pilas de ropa en el pasillo
y los platos sin lavar
estoy parada frente al mar y quiero ser como vos
y meterme de lleno en su peligro
pero no es hoy sino hace un tiempo
y creo que un día te vas a ir
que me vas a mentir
que te vas a aburrir de mis sueños imposibles.
No me preguntes por qué
si te cuento sobre mis miedos y mis inseguridades
si yo misma les doy un lugar en mi lenguaje
se convierten en convicciones.
No me preguntes por qué
solo estoy parada frente al mar
con un sol ostentoso en la espalda
y una malla glamurosa y rosa
mirándote con esta forma violenta de cuidar
sonriéndote desde la orilla
con la certeza de que nos envuelve
un amor atávico
romántico
ancestral
que no puede ser tocado por la decadencia
del tiempo.
Estoy parada frente al mar
que se mueve igual a tu forma de amar
cuando te enojás de la nada con tanta rabia y
distancia
y yo igual
intento abrazarlo.
Estoy parada frente al mar
y quiero sembrarlo con las cosas perdidas
esperando que arrastre hasta mis pies
el rosario de plata que hace un minuto una
ola te arrancó del cuello
pidiendo perdón por no confiar en el cielo
buscando una prueba de amor
porque a veces yo también
necesito que los dioses me hablen.

Samantha San Romé











Loredana Volpe

ix. plomo

del plomo se dice que es el peor de los metales.
según los tratados alquímicos, puede conducir a la locura.

la locura son las noches.
la contaminación del metal en la mente:
«temo que lo que soy
me destruya».

hasta Isaac Newton, después de estudiar a Philalethes,
en sus intentos por convertir los metales en oro,
se expuso a los vapores venenosos
en busca de la salvación.

eso de recurrir a la salvación
parece perseguirnos:
la tierra negra se calienta hasta destruir la naturaleza antigua.
tú entenderás este deseo inherente.

cuando una vida ha sido agostada,
una tierra —y quienes la habitan—
condenada a la aniquilación,
te preguntas, vivo como estás,
cómo puedes seguir respirando,
moviéndote con el peso del plomo
tirando contra el suelo,
despeñado, en picada
hacia el fondo.

y desde allí, cómo volverás a mirar
las estrellas con los ojos limpios.
qué harás con toda esa densidad
que te impide siquiera
abrir un palmo la ventana,
buscar la luz.

Loredana Volpe




viii.

soy un contenedor
y todo lo que recibo
erosiona el fondo.
en esta condición de triángulo invertido,
vaso que somos
dejo entrar la miseria la ira
el abandono,
como en una procesión furiosa de ánimas,
encierro el mal
y la deshonra.

hoy mi bondad se apaga.

no hay nada más para llenar este abismo de los cinco sentidos,
del que nos habla Blake,
solo partes de mí que balbucean
en una lengua prestada,
en otra que me abandona,
en miles de lenguas que aún no conozco.

no sé qué hay en esta habitación
que me enferma de esta manera:
«no hay familia
no hay nada»,
la locura negra repite,
te enfrenta, bate las alas,
responde.

salgo de aquí para no verme
en comunión atroz con las caras y las cosas.

expulsarme.
desaparecer.
la libertad absoluta.

Loredana Volpe





xiv. definición del terror

tanto ruido
bocinas infrarrojo
tráfico de sol como la muerte
altavoces ruido sin sustancia
ruido donde antes solo las olas
ruido de fondo en el sueño
de una calle en el centro de un barrio
gritos latas borrachos
acumulándose en las entradas
como calaveras testigos de la noche.

ruido escarbando cobre metal hirviendo:
no hay cántico donde anide ya la esperanza.

ruido ser la pérdida fuegos con cabeza de dragón
bailando el cielo artilugio olor a pólvora
ruido denso entre las sienes ruido.

una puerta se cierra con estrépito,
una ventana invoca el ruido de choque
de aquella casa, la casa del padre
que no está en casa dónde está,
la música imposible a todas horas,
la mente siempre despierta, los párpados
enganchados hacia cada hemisferio,
ruido esperando el susurro de la puerta,
el agua corriendo,
han encontrado la llave, te han encontrado,
ruido se esconde en la ducha,
se envuelve en la cortina, el latido en los oídos.

vuelve el ruido de contenedores
ruido en la calle los violines
ruido hollín entre los árboles
las puntas de las hojas quemadas
las familias aplauden.
de este ruido tengo algo de silencio para guardarme,
escapando así de otros ruidos.

Loredana Volpe