Manuel Sans Segarra Ego y Supraconciencia

 
 
Características del ego
 
  • Nos mantiene aislados y críticos.
  • El ego puede ser ofensivo y también defensivo.
  • Nunca está satisfecho, siempre pide más. Es insaciable.
  • Creemos que somos el ego, nos identificamos con el nombre, el pasado, con los valores y con los deseos.
  • Necesita del pensamiento para existir. Sin la acción de pensar, el ego no existe.
  • El ego emplea cualquier mecanismo para permanecer vivo y activo.
  • Vive en un tiempo limitado. Cree que la muerte es el fin, pues necesita el cuerpo material.
  • El ego vive en el pasado, que despierta sentimientos de culpabilidad por algo que se ha hecho o se ha dejado de hacer.
  • Crea dualidad, separación entre observador y objeto. Nunca se puede ser auténticamente feliz si existe dualidad. Las auténticas felicidad y libertad están detrás del dualismo. Realmente, el dualismo es una ilusión.
  • El ego evita que aceptemos el «es». La vida es como es, y hay que aceptarla como viene. Hay que aceptar toda situación que se nos presente, con una actitud positiva, valorándola como una enseñanza para nuestra evolución, pero nunca con sumisión. La vida tiene un ritmo y no podemos ir en contra. Hay que dejar que todo fluya.
  • Cada persona tiene su ego específico.
  • Las relaciones que surgen del ego llevan consigo un afán de superar al otro que hace que perdamos toda consideración por él. En lugar de alcanzar un entendimiento mutuo, tendemos a discutir y a culpar a la otra persona de lo que nos aqueja, y somos incapaces de responsabilizarnos de nuestros propios fracasos.
  • Las heridas que sufrimos y que nos agobian son expresión del ego.
  • El ego no puede convivir con estados de bienaventuranza, sino de desgracia y tristeza.
  • Para detectar el ego, hay que mirar el rastro emocional que produce: ira, necesidad de tener razón, inseguridad, envidia y necesidad de impresionar.
  • El ego genera reacciones emocionales intensas y después nos culpa por cómo hemos reaccionado. Tiende a culpabilizarse a sí mismo. Hace una crítica propia con un proceso de culpa.
  • Tiene una justicia propia.
  • El ego se evalúa más favorablemente de lo que realmente se es.
  • Es egoísta y egocéntrico, es decir, interpreta los hechos desde un punto de vista personal.
  • El ego está estructurado en creencias falsas que hemos ido construyendo durante años, conviviendo con ellas. Es como si lleváramos una mochila muy pesada en la espalda, que dificulta nuestra dinámica vital. Es conveniente y necesario vaciar la mochila, eliminando todo este entramado que condiciona nuestra falsa identidad, nuestro falso yo.
  • El ego es enemigo de la humildad.
  • Es el «no yo». Es nuestra identidad con visión materialista. Tiene un origen externo, material, y por tanto es temeroso, cambiante e incompleto. Su autoestima depende mucho de la opinión de los demás. Sus objetivos son totalmente externos y materiales: éxito, fama, riqueza, poder y dominio.
  • Al conseguir un objetivo material, vivencia placer con una gran carga afectiva. Con el tiempo pierde interés, puesto que lo considera habitual, pero ya tiene en cartera nuevos objetivos. Es insaciable. Con frecuencia, a la larga, el deseo constante es motivo de sufrimiento.
  • Para conseguir sus objetivos, adopta dinámicas vitales muy negativas con competitividad exaltada, envidia, celos, resentimiento e incluso agresividad hasta llegar a la violencia. Gandhi definía la violencia como «el límite de la incompetencia».
  • El ego también se mueve en el futuro, donde espera alcanzar los objetivos propuestos; sin embargo, el futuro es incierto e inseguro, lo que provoca angustia. Es enemigo del presente, el tiempo de la Supraconciencia. Se llama presente porque es el regalo que nos hace la vida, es lo único cierto. El pasado ya no se repetirá y el futuro es incierto.
  • El ego se mueve entre opuestos: vida-muerte, salud-enfermedad, amor-odio, felicidad-sufrimiento y un largo etcétera. En la frontera de los opuestos, siempre hay lucha y sufrimiento, puesto que el ego siempre quiere eliminar el opuesto negativo, y esto no es posible. Los opuestos son una ilusión del ego, en realidad no existen. En el Tao Te Ching, Lao-Tse afirma que, en los opuestos, uno crea al otro. Podemos compararlo a una línea curva que en un lado es convexa y en el otro, cóncava. No existe uno sin el otro.
  • Con el ego nunca conseguiremos la auténtica felicidad, solo nos proporciona placer. La bioquímica del placer es la dopamina, estimulante de las neuronas.
  • El ego condiciona miedo. Cualquier miedo, por banal que sea, en el fondo es miedo a la muerte, puesto que el ego desaparece con la muerte física.
  • Es bien evidente que el mundo occidental se mueve con esta dinámica del ego. Nuestra sociedad respeta y potencia el ego.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 13
 
 
El egoísmo
 
Aunque cada persona tiene su ego específico, nunca seremos verdaderamente felices si olvidamos a los demás, pensando exclusivamente en nosotros mismos. Cuando el egoísmo nos lleva a olvidar a quienes nos rodean, surgen la competencia, los celos y la envidia. Toda relación originada en el ego no será sana ni provechosa, ya que hará que veamos a los demás como competidores y enemigos a los que vencer. En toda discusión, reforzamos el ego del otro y nos alejamos de aceptar su verdadero «yo». Ante cualquier contrariedad, un individuo egoísta suele transferir la culpabilidad a los otros (al entorno familiar, a un grupo o a una persona en concreto), cuando la verdadera causa del fracaso es él mismo.
El ego es totalmente contrario al altruismo y a la empatía, dos de las vías que nos llevan a la Supraconciencia.
 
  • El ego dispone de unas potentes armas para tapar, camuflar y evitar que aflore nuestra auténtica realidad existencial, la Supraconciencia. Estas armas son:
1.     La ignorancia, el amplio desconocimiento de nuestra auténtica identidad. Una sociedad ignorante, débil, pobre y enfermiza se controla y se dirige fácilmente. Esto es lo que persiguen los poderes fácticos, políticos y medios de información.
2.     La afección por lo material. Sus objetivos son materiales y los persigue de forma insaciable. Buda atribuía el gran sufrimiento que existe en el mundo a la afección a lo material. La afección, la dependencia compulsiva de una persona o un objeto material, es contraria al amor.
3.     El egoísmo. Totalmente contrario al altruismo y la empatía, características de la Supraconciencia.
4.     El miedo. Es una potente arma del ego y, en el fondo, es miedo a la muerte. El miedo nos limita y evita nuestro progreso. Sentirse solo es propio del ego y es el precio de la fragmentación dual que condiciona. El ego usa el miedo y la culpa para controlar.
5.     La insatisfacción. Está muy bien usada por los ideólogos de la sociedad de consumo. Siempre queremos más y más, el ego es insaciable, de manera que nunca conseguimos la satisfacción. No solo la insatisfacción se produce en el ámbito material, sino también en el trascendente espiritual. El ego establece una supuesta salvación, trascendencia, paz que nunca se consigue. Nos mantiene en un estado continuo de búsqueda que nunca alcanzamos.
  • El ego necesita la aprobación de los demás para reforzar su autoestima. Nos coloca una máscara que esconde nuestra auténtica identidad. Por eso, se integra en grupos y redes sociales que le proporcionan seguridad. No puede depender únicamente de él mismo.
 
Realmente, el sentido de nuestra vida está en nuestro interior, en nuestra conciencia. El mundo exterior es producto del colapso que realiza nuestra conciencia. El gran problema del ego es que le da más importancia al mundo exterior material, cuando en realidad es consecuencia del mundo interior.
 
  • La mente nos permite conocer el mundo material, mientras que la meditación nos conduce a nuestro mundo interior espiritual.
  • Para entrar en nuestra realidad espiritual, primero es necesario ser conscientes de nuestro ego y controlarlo. A partir de ese momento es posible entrar en la iluminación.
  • Vivimos con ansiedad y angustia al ver que pasa la vida y se acerca la muerte, sin encontrar sentido a la vida.
  • Estados anímicos que provoca el ego: ansiedad, sentirse desgraciado, depresión, trastornos alimentarios, déficit de atención, insomnio, disfunción eréctil e infelicidad.
  • El ego busca aplausos, elogios, alabanzas y reconocimiento en todo lo que hace.
  • Se siente protagonista y no deja hablar a los demás. Quiere ser la estrella, el centro de atención en el grupo y demostrar su valía.
  • Le duelen los triunfos y éxitos de los demás. Se siente humillado y marginado ante el éxito ajeno.
  • Tiene que demostrar que siempre tiene razón y que lo sabe todo. Habla sin parar y no sabe escuchar.
  • Es un gran manipulador, con el fin de conseguir algún beneficio. No acepta las derrotas.
  • En el budismo oriental, el ego se considera una ilusión, pues todo es transitorio, sin existencia intrínseca.
  • El ego es nuestro pasado, nuestra historia.
  • Necesita la sociedad, pues precisa su aprobación y le proporciona seguridad, pero el individuo, a cambio, pierde su individualidad y su identidad.
  • Con el egoísmo y el odio, provoca situaciones antagónicas al amor.
  • El ego no valora lo que tiene, puesto que pasa a ser habitual y pierde interés. Siempre está pendiente de nuevos objetivos materiales.
  • Los niños tienen inocencia, que es una riqueza, distinta de la ignorancia, que comporta pobreza. La inocencia es expresión de la Supraconciencia.
  • Nuestra auténtica identidad, la Supraconciencia, valora y aprecia lo que tiene, y lo manifiesta con la gratitud, que no solo es la virtud más importante, sino también la madre de todas las demás, como proclamó el político y filósofo romano Marco Tulio Cicerón (106-43 a. de C.).
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 16
 
 
La sociedad está en crisis porque no tiene respuestas a tres preguntas existenciales básicas: ¿La vida tiene razón de ser? ¿Qué significado tiene? ¿Qué propósito tiene? La existencia solo tiene sentido si es trascendente, con el ego controlado.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 21
 
 
No podemos cambiar el mundo exterior si no cambiamos nuestra conciencia del ego. El cambio no se produce por una evolución, sino por un acto consciente volitivo.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 21
 
 
El mundo que vemos es el que nosotros colapsamos, somos nosotros los que condicionamos todo lo que nos rodea. Cuando seamos conscientes de esta gran realidad, caerán todos los dogmas que ha establecido el ego. Nuestra auténtica identidad solo se manifestará cuando aflore nuestra Supraconciencia provocando el esclarecimiento de la inteligencia, los pensamientos se rectificarán y clarificarán, condicionando nuestros sentimientos, nuestra vida afectiva, y la vida se estructurará desde el interior. Entonces seremos realmente libres.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 22
 
 
En 1948, poco después de la Segunda Guerra Mundial, se firmó en París la Declaración de los Derechos Humanos, en la que se proclama que la salud, la felicidad y la libertad no son consideradas objetivos, sino derechos de todo ser humano.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 27
 
 
La salud es objeto de especial atención por parte de la medicina y las ciencias de la salud. Sin embargo, en la actualidad se valora más la enfermedad que esta. Las facultades de Medicina deberían ser escuelas de salud. El médico no tiene la capacidad de curar, lo que hace es poner a la persona en condiciones óptimas para que sus capacidades curativas naturales lo sanen. El cirujano, al realizar una sutura, coloca los tejidos en las mejores condiciones posibles (buena vascularización, proximidad, hermeticidad) para que el proceso de cicatrización, que es el que en realidad consolida definitivamente la sutura, sane al enfermo por su capacidad de autocuración. La curación es un proceso biológico inherente al ser humano.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 27
 
 
Más del 80 % de las enfermedades en nuestra sociedad tienen influencia mental y se relacionan con situaciones anímicas conflictivas sin resolver. Con la enfermedad, se drena el dolor interno que no se puede expresar de otra forma y, siempre con un coste, trae un mensaje que hay que saber descifrar. Debe evaluarse con criterios médicos objetivos, pero sin olvidar el factor mental. La actividad mental es un flujo de energía, de ondas electromagnéticas, de intensidad y amplitud variables y, por tanto, información que se extiende por todo el cuerpo. La salud mental precisa que exista coherencia, es decir, mantener una relación lógica y consistente entre las funciones mentales. El efecto placebo demuestra la importancia del componente anímico de las enfermedades y su influencia en la curación. Oscila entre el 30 y el 50 % de las curaciones efectivas. Definimos un placebo como el medicamento u otro tipo de tratamiento, como cirugía simulada o una información falsa, que no tiene ningún valor curativo real, excepto el efecto psicológico que pueda provocar.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 28
 
 
Arthur Schopenhauer (1788-1860), máximo exponente del pesimismo filosófico, consideraba que la felicidad humana se compone de diez partes, de las cuales nueve se deben a la salud, pues sin ella nada es verdaderamente agradable.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 30
 
 
El miedo a la muerte solo se elimina cuando se tiene la seguridad de que la muerte no es el fin de nuestra existencia, al conocer la realidad de la existencia del ser humano. Los que han descubierto su auténtica identidad, la Supraconciencia, consideran la muerte como una liberación, al dejar el traje material que supone el cuerpo.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 30
 
 
No olvidemos que el temor a morir no es por miedo a la muerte, sino a no haber vivido.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 31
 
 
¿Podemos morir conscientemente de forma creativa?
Solo es posible cuando se comprende que la verdadera naturaleza de la realidad es la conciencia, eliminando la afección o apego a lo material y alcanzando la liberación del dominio del ego al descubrir la Supraconciencia con desaparición del dualismo.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 32
 
 
Podemos comprobar que las principales causas de muerte, enfermedad arteriosclerótica, cáncer, infecciones y enfermedades autoinmunes tienen relación con la situación de estrés persistente que impera en nuestra sociedad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 35
 
 
Un minuto de pensamientos negativos provoca una caída del sistema inmunológico que persiste durante seis horas.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 35
 
 
Podemos afirmar que una vida activa, positiva, creativa y al servicio de la sociedad resulta altamente beneficiosa sobre la salud al eliminar la situación de estrés persistente.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 35
 
 
La infelicidad no está en el exterior, sino en nuestro interior. La provocamos nosotros según nuestra manera de pensar y ser. Solo uno mismo se puede hacer feliz.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 38
 
 
Pienso que es posible alcanzar la felicidad a través de nuestra mente entrenada.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 38
 
 
La felicidad no sucede por casualidad, siempre debe ser creada. Se mide por la capacidad que cada persona tiene para dar soluciones a los distintos aspectos que conforman su vida. El camino hacia ella es la gratitud, que Cicerón definió como «la virtud más grande y la madre de todas las demás»
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 38
 
 
Es cierto que factores como la salud, los bienes materiales, el grado de riqueza, amistades y círculo social, ayudan y son fuentes de felicidad, especialmente el tener las necesidades vitales cubiertas. Sin embargo, en las sociedades con mayor opulencia económica se observa una mayor insatisfacción e inquietud que conduce con frecuencia a la frustración, originando dependencias y tendencia al suicidio. La riqueza material por sí sola no es garantía de felicidad. El estado mental es fundamental. La paz y la serenidad mental propias de una mente evolucionada son el auténtico camino hacia la felicidad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 39
 
 
El modelo de sociedad que hemos ido forjando entre todos predispone al deterioro del bienestar interior de las personas.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 42
 
 
La auténtica felicidad se consigue cuando superamos el ego. Hay que vencer sus armas: la ignorancia, el egoísmo, la afección a lo material y el miedo, con su máxima expresión en el miedo a la muerte. El ego se mueve entre opuestos y en la frontera de los opuestos siempre existe lucha, al intentar eliminar el opuesto que no desea. Es imposible eliminar el opuesto, puesto que es una ilusión, y por tanto la lucha impide la felicidad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 43
 
 
La auténtica felicidad solo es posible en la Supraconciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 43
 
 
La vida debe tener un sentido para ser feliz, y este solo se consigue con la trascendencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 44
 
 
Los principios de la libertad son los siguientes:
 
1.     Se opone a la opresión de la esclavitud, servitud forzada, coacción, manipulación, chantaje y vigilancia constante.
2.     Implica autodeterminación, es decir, derecho a decidir por sí mismo según sus intereses, creencias, opiniones y acciones.
3.     Es un derecho humano. Su respeto garantiza la paz, el bien común y el progreso individual y social.
4.     Es un acto de responsabilidad. El ser libre es responsable de sus actos y sus consecuencias.
5.     Es un valor. Orienta las acciones humanas hacia el diálogo, la comprensión, el respeto y la tolerancia.
6.     La libertad tiene unos límites, que son los derechos de la libertad de los demás.
7.     Precisa disponer de la información necesaria para tomar las mejores decisiones.
8.     Sin libertad no es posible la felicidad.
9.     La libertad es imprescindible para mantener la dignidad humana.
10. La libertad garantiza el desarrollo del potencial humano de forma plena y auténtica.
11. Detrás de la dualidad, de los opuestos, está la auténtica libertad. El dualismo es una ilusión.
12. La libertad determina una dinámica vital positiva con empatía, altruismo, justicia, bondad y amor, propia de los arquetipos (Platón, Kant y Jung). Los arquetipos son unas normas universales que rigen el pensamiento de toda la humanidad y nos indican si nuestros actos son éticos.
13. La libertad es el opuesto al determinismo. El determinismo sostiene que la libertad es una ilusión, puesto que todas las acciones humanas están predeterminadas por causas genéticas o ambientales.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 45
 
 
Una sociedad con miedo es una sociedad encarcelada.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 47
 
 
Nuestra sociedad está en crisis. Hay una pérdida de valores que ocasiona que la codicia impere sobre la generosidad. La gente piensa solo en enriquecerse de manera rápida y sin esfuerzo. Falta motivación. Para cambiar nuestra sociedad se precisa una masa crítica suficiente, conocedora de nuestra realidad existencial, capaz de oponerse y frenar el gran egocentrismo que impera.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 48
 
 
El método científico es un conjunto de normas que se siguen para producir conocimiento con rigor y validez. Se basa en observación —como dijo el físico teórico Richard Feynman (1918-1988), deberíamos estar atentos a lo que vemos y pensar en ello (Feynman, 2005)—, inducción, hipótesis, experimentación y teoría. Investiga las leyes naturales para poder reproducirlas en el laboratorio, con resultados similares.
 
Sus principios son:
 
1.     Hay una realidad externa objetivable.
2.     Las propiedades objetivables se pueden definir con parámetros.
3.     Las leyes de la naturaleza objetivables tienen una base matemática.
 
Los aspectos fundamentales para considerar en el método científico son:
 
  • Monismo materialista. Considera la materia como el elemento estructural básico del universo.
  • Valora y estudia el mundo macroscópico. Su campo de acción es el mundo real, macroscópico y objetivable, término ya introducido por Aristóteles.
  • Establece un claro dualismo. Existe una clara separación entre el observador y el objeto.
  • Los objetos son reales. Todo se puede definir con parámetros, son reales y siguen la ley de causa-efecto. Es el principio de localidad.
  • Determinismo. El ser humano se encuentra en el universo como un simple observador. Todo depende de las leyes naturales, sobre las que no puede influir. El mundo físico evoluciona en el tiempo según principios o reglas totalmente predeterminados, y el azar es solo un fenómeno aparente. El universo se rige por cuatro leyes: gravedad, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 50
 
 
La pregunta que nos hacemos es: si no hay conciencia local o neuronal, ¿cómo son posibles las experiencias próximas a la muerte que coinciden con la muerte clínica, en la que está demostrada una falta de actividad neuronal? La conciencia la podemos definir como el conocimiento de nuestra existencia, de nuestras reflexiones y nuestros actos. La conciencia nos permite saber en todo momento quién soy, qué pienso, qué hago y en qué entorno me muevo. La experiencia consciente es perfectamente coherente, integrada y unitaria. Hay una perfecta sincronización cerebral. La actividad cerebral no tiene localidad. El cerebro actúa como un todo, un fractal. La conciencia nos permite tomar decisiones racionales en relación con nuestra concepción existencial y el entorno. Para conseguir lo que deseamos, debe haber una coherencia entre el pensamiento y el sentimiento subconsciente. Existen argumentos para asegurar que la conciencia humana implica un tipo de creatividad no reducible a algoritmos, algo que las inteligencias artificiales (IA) actuales no pueden replicar. El físico Roger Penrose (1931) sostiene que el entendimiento de ciertas verdades matemáticas y creativas por nuestra mente no es algorítmico, por lo que un ordenador jamás lo alcanzaría siguiendo solo reglas formales. Esta visión sugiere que la inteligencia artificial, al operar de forma estrictamente computacional, tiene limitaciones fundamentales para emular la creatividad consciente humana. La validez de esta afirmación depende de cómo evolucione la inteligencia artificial.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 52
 
 
La mayor parte del procesamiento cerebral ocurre de manera inconsciente, dejando solo una fracción menor a la conciencia. Por ejemplo, se estima que nuestros sentidos envían alrededor de 11 millones de bits de información por segundo al cerebro, de los cuales solo unos 50 bits por segundo llegan a la mente consciente. Esto implica que más del 99 % de la actividad cerebral sucede fuera de la conciencia, lo que ilustra la enorme influencia de subconsciente en nuestro día a día.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 53
 
 
La conciencia se acompaña de autoconciencia, como un espejo donde se refleja si nuestras decisiones son éticas o no.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 53
 
 
Cuanto más aprendemos sobre la estructura y la biología del cerebro, más evidencias tenemos de que este no crea la conciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 57
 
 
Hice una amplia revisión bibliográfica y consulté con expertos en otras disciplinas: psiquiatras, psicólogos, neurólogos, neurorradiólogos, físicos teóricos, filósofos occidentales y teólogos cristianos, llegando a las siguientes conclusiones:
 
1.     Las ECM son un fenómeno muy frecuente. Son miles los casos descritos en la bibliografía.
2.     Hay referencias de ECM a lo largo de la historia de la civilización humana. Platón (427-347 a. de C.), en la República, cita el caso del soldado armenio Er: herido gravemente durante un combate y considerado muerto, se recuperó en el último instante antes de ser incinerado, comentando una experiencia cercana a la muerte.
3.     Existe un gran interés en el estudio de las ECM. Son numerosos los centros y hospitales universitarios interesados en ellas. Se han efectuado estudios retrospectivos, prospectivos y multicéntricos y los hay en la actualidad en curso.
4.     Son muy numerosos los autores involucrados en el estudio de las ECM. Citaré algunos de ellos: E. Kübler Ross, R. Moody, B. Greyson, M. Morse, M. Sabom, S. Parnia, P. van Lommel, E. Alexander y J. M. Gaona.
5.     No existen diferencias en cuanto a la edad, sexo, raza, creencias religiosas y posición socioeconómica.
6.     Las creencias religiosas y el nivel cultural influyen en la descripción de las ECM.
7.     Las ECM tienen una estructuración lógica. Los pacientes insisten en que son vivencias totalmente reales y ciertas, bien distintas de los sueños.
8.     Los fenómenos fundamentales se repiten en todos los enfermos. Hay unos ítems comunes en todas las ECM. Bruce Greyson describe dieciséis de ellos. Las diferencias entre las ECM son más de matiz que conceptuales. No siempre las ECM son completas, pueden presentarse en modalidades parciales
9.     Los pacientes se acuerdan toda la vida de su ECM. De hecho, incluso cuanto más tiempo transcurre, más presente está en su mente.
10. Condicionan un impacto psicológico muy profundo, especialmente sobre su concepción existencial, determinando un cambio en su dinámica vital, en su rol vital.
11. Los pacientes insisten en que el fenómeno de las ECM es totalmente distinto de los sueños. Podemos añadir que todo sueño requiere la existencia de actividad mental, aspecto que no se produce en las ECM.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 66
 
 
La conciencia tiene el poder causal de decidir la realidad material, eliminando el concepto de epifenómeno del método materialista. La materia es una posibilidad de la conciencia, que elige dentro de todas las opciones. Con el fin de darle sentido a la idea de que la conciencia colapsa la posibilidad cuántica, en la actualidad el pensamiento dual cartesiano de la conciencia debe cambiarse por un pensamiento idealista monista, donde la conciencia es el único fundamento de todo ser, la única realidad última. Toda medida cuántica precisa de un observador sintiente. No existe colapso de energía sin el cerebro. Este fenómeno cambia totalmente el concepto del determinismo del método científico. Ya no somos simples observadores en el universo, dependiendo todo de las leyes naturales que nosotros no podemos modificar. Somos cocreadores en el universo. Creamos toda nuestra realidad. Todo lo que nos rodea es en realidad energía que colapsamos en materia. El mundo material es una ilusión. El cerebro humano, a través de la mente, nos engaña haciéndonos creer que el mundo físico externo existe independientemente de nosotros. Realmente lo que percibimos no es más que nuestra interpretación codificada de información pura. Cuesta entender que al mirar el mundo físico lo percibamos sensorialmente, teniendo una estructura energética de ondas. Si estoy hecho de energía, que es invisible, ¿cómo pueden verme? Esto no tiene justificación en el mundo materialista del método científico. La luz envía fotones desde una fuente y cuando el fotón choca con el campo de energía se refleja, rebota y así percibimos el reflejo de la luz (por eso no pueden verme en la oscuridad). Cuando me ven a la luz, en realidad no me ven a mí, sino que están viendo fotones de luz reflejados en mi superficie. Debajo solo hay energía, nada físico en absoluto. Lo que percibimos como materia está influenciado por los campos de energía que nos rodean. La conciencia local o neuronal es un campo de energía, una de las fuentes de energía vital más importantes, con una profunda influencia sobre nuestro cuerpo físico. No somos víctimas de un mundo material, sino que nuestra conciencia controla nuestra biología y el carácter de nuestra vida. Todo lo imaginable está en energía, que, en filosofía oriental, se denomina registro o centro akáshico y que el ser humano puede materializar con su pensamiento, al ser cocreador. Para conseguirlo, debe siempre pensar en positivo, en la verdad, eliminando la negatividad. Hemos de tener una fe ciega en estos principios, eliminando la duda. El cuándo y cómo vamos a conseguir lo deseado depende de la Conciencia Primera, que pondrá las circunstancias, el entorno y las personas apropiados para obtenerlo. La gratitud por lo conseguido es fundamental para mantener el máximo contacto con la Conciencia Primera. De la gratitud nace la fe. El potencial cocreador es la manifestación de la Energía Primera a través del ser humano. Sin embargo, nuestros deseos deben estar en armonía con las leyes del universo. Podemos y tenemos que crear, no competir. Cambiar la codicia por la generosidad. Hay que conseguir más utilidad y beneficio a la comunidad que valor económico propio en nuestra actividad. Los deseos son expresión de la energía que se quiere manifestar y dependen de la voluntad. El pensamiento es el único que puede transformar la energía en materia, en forma. Un pensamiento de una forma sobre la energía produce esta forma. Todo el universo material es expresión de pensamientos de la Energía Primera. El universo es un mundo pensante. Las filosofías orientales, el hinduismo y el budismo, llegaron a la misma conclusión muchos siglos antes a través de la meditación y la espiritualidad. Todo es una ilusión que definieron como maya.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 71
 
 
Nuestro auténtico «yo», la Supraconciencia, es totalmente libre. No es presa de acciones pasadas ni depende de resultados futuros. No se preocupa por su identidad ni su estatus. Comprende que no hay nada que temer en el mundo material y, por tanto, no precisa fama, riqueza o poder para crecer.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 78
 
 
La Supraconciencia es nuestra auténtica identidad, la que nos hace únicos e irrepetibles.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 78
 
 
Con la Supraconciencia experimentamos la unidad, más allá de la individualidad, y nos hace coautores del universo al colapsar las posibilidades disponibles con plena libertad de elección.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 78
 
 
No existimos solo en el universo físico tridimensional, sino también en el mundo astral. El mundo astral penetra y actúa constantemente sobre el mundo físico. Existimos simultáneamente en ambos reinos, entre los que hay una relación dinámica continua. El universo físico es inseparable del universo astral. Nuestro cuerpo físico, una proyección holográfica del reino astral, es continuamente creado. Los pacientes que han vivenciado una ECM nos manifiestan la realidad de nuestra existencia holográfica en el mundo astral. El cuerpo astral es una energía que vibra a una frecuencia que no podemos detectar, mientras que nuestro cuerpo físico está compuesto de una energía de baja frecuencia que se manifiesta como materia. Tener conciencia y aprender a gestionar la energía vital es el principio de la experiencia espiritual, que es profundamente transformador. Saber sintonizar con la energía vital proporciona sentimientos de paz, armonía, expansión, bienestar, alegría y especialmente amor. Coincide totalmente con las descripciones de los pacientes durante las ECM.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 78
 
 
Hemos comentado una serie de pruebas objetivas certificadas y otras con una base científica que evidencian la realidad de las ECM: La transferencia de información independiente del espacio y del tiempo con toda clase de detalles de situaciones a distancia coincidiendo con la muerte clínica, únicamente justificable si existe un acto presencial. La activación del lóbulo occipital al describir un objeto que visionó el paciente durante la ECM y que relata durante la resonancia magnética funcional. Es una prueba de que originó memoria a través de las neuronas espejo. Por tanto, el paciente realmente vio el objeto, no miente. La posibilidad de atravesar estructuras sólidas con toda facilidad. La capacidad que tienen los pacientes de describir aspectos de familiares y amigos que visionaron durante la ECM y que era imposible que los conocieran.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 81
 
 
No hay manera de interpretar la teoría cuántica sin encontrarse con la conciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 82
 
 
La discusión de la relación entre la mecánica cuántica y la conciencia es ineludible. El enigma afloró con la implicación del acto de la observación consciente. No hay manera de interpretar la teoría cuántica sin encontrarse con la conciencia. Partimos de la mecánica cuántica y nos hemos topado con la conciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 82
 
 
Cuando los expertos discrepan de manera tan evidente, uno tiene permiso para elegir su experto. Los no expertos podemos sacar nuestras propias conclusiones, siempre con la idea de que son provisionales y dispuestos a cambiar si se demuestra lo contrario.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 83
 
 
La biología cuántica es la rama de la biología que estudia procesos que tienen lugar en los seres vivos y que se fundamentan en efectos característicos de la mecánica cuántica. Hay una unión entre la física, la química y la biología. Los principios básicos cuánticos que justifican la biología cuántica son la coherencia cuántica, el entrelazamiento cuántico, la superposición de estados, el efecto túnel y el colapso de energía. El mundo cuántico realmente desempeña un papel importante en el funcionamiento de la célula viva. Durante muchos años se aceptó que la biología no tenía nada que ver con el mundo cuántico. Hoy sabemos que la mecánica cuántica desempeña un papel importante en la biología, en la célula y en cómo las células se comunican entre sí. La biología cuántica acopla los principios de la mecánica cuántica con los procesos biológicos. La física moderna tiene dos ramas fundamentales: una, la relatividad, que estudia el mundo macroscópico de las galaxias y los planetas; otra, el sistema cuántico, que estudia el mundo microscópico de las partículas subatómicas. Un mundo gigante y otro diminuto e invisible. Los procesos biológicos son, en realidad, sistemas cuánticos, porque la física describe el comportamiento de la materia a nivel microscópico. Hoy sabemos que todo aquello que forma parte de la vida se construye sobre un sistema cuántico. Einstein ya apuntaba la posibilidad de la intervención de la mecánica cuántica en la biología.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 84
 
 
Los fotones que emiten nuestros átomos originan un espectro semejante a la luz solar. Esto hace que cada ser humano tenga una banda energética característica, que depende del estado físico, emocional y mental. Hoy puede detectarse el campo biofotónico con la cámara de Kirlian.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 89
 
 
El mejor método para contactar con la Supraconciencia, sin lugar a duda, es la meditación.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 90
 
 
 
La creatividad artística, la obra de arte, es la expresión en un momento dado de la Supraconciencia del artista, a través de un lenguaje artístico: pintura, música, escultura, etcétera. Por eso, la obra de arte es única e irrepetible. Precisa de un conocimiento cultural profundo del lenguaje empleado para poder expresarse libremente.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 92
 
 
La creatividad tiene un claro componente trascendente originado en la Supraconciencia del creador.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 93
 
 
Podemos afirmar que nunca seremos auténticamente felices si no actuamos de acuerdo con nuestra Supraconciencia. Mientras impere el ego en nuestra dinámica vital, tendremos momentos de placer, pero no auténtica felicidad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 95
 
 
La auténtica felicidad tiene un origen interno, con sensación de paz, armonía, gozo, quietud y silencio. Está hermanada con el amor.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 95
 
 
Propiedades de la Supraconciencia
 
La Supraconciencia es una energía sutil de alta frecuencia no local. Tiene las siguientes propiedades:
 
Es eterna y solo existe el momento presente, el ahora.
 
La Supraconciencia forma parte del todo, está unida amorosamente a todo el universo. Somos universo, somos naturaleza. Desaparece totalmente el concepto de dualismo, o separación entre observador y objeto, del método científico.
 
La Supraconciencia es holística respecto a la Conciencia Primera.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 96
 
 
Podemos descubrir y contactar con la Supraconciencia de varias maneras:
 
  • De forma inconsciente, como ocurre en los pacientes que han vivenciado una ECM.
  • Mediante la meditación. Es una técnica que pretende eliminar toda la tormenta de estímulos mentales, externos e internos, centrando la mente en un pensamiento para que pueda aflorar la Supraconciencia. El camino es el control de la relajación física y mental, la respiración y la concentración hasta llegar a la meditación profunda contactando con la Supraconciencia.
 
La meditación es independiente de la filiación religiosa. Cierto es que la oración sincera, profunda, dirigida al Señor, tiene el mismo efecto.
El equilibrio interno conseguido con la meditación tiene un efecto muy beneficioso sobre la salud y la felicidad. También se ha comprobado que los beneficios anímicos conseguidos con la meditación se acompañan de cambios morfológicos cerebrales que pueden detectarse con la resonancia magnética.
La meditación es el mejor medio consciente para contactar y descubrir nuestra Supraconciencia, nuestra realidad existencial. Es y será, en un futuro próximo, la que hará despertar a la sociedad en crisis para controlar el gran egocentrismo que impera.
La mente nos descubre el mundo material exterior; la meditación, el mundo espiritual interior.
 
Por su gran importancia, dedicaremos un amplio capítulo a la meditación.
  • En situaciones de profunda crisis existencial, que supone una desestructuración del andamio psicológico, que era un autoengaño. En la situación más conflictiva de la crisis, incluso con ideas de autolisis, puede despertarse la Supraconciencia como una gran ayuda. Es una forma consciente de contactar con la conciencia no local y se puede calificar de gracia o don divino.
 
Una crisis siempre es positiva, puesto que condiciona una nueva estructuración psicológica, fuera del autoengaño, y —como comenta Einstein— siempre precisa más energía que la anterior situación para solventarla.
 
  • Adoptando la dinámica propia de la Supraconciencia, los arquetipos, con la decisión de eliminar la ignorancia, mediante la búsqueda de información en la extensa bibliografía existente.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 101
 
 
Se producen 2,5 trillones de reacciones bioquímicas por segundo en el conjunto del ser humano. Es imposible controlar tal magnitud de actividad celular a través del ADN y el sistema nervioso vegetativo. Solo es posible justificarlo a través de la biología cuántica por el fenómeno del entrelazamiento cuántico, a partir de un centro energético holográfico no local, holístico con la Conciencia Primera. Nuestro cuerpo tridimensional es la proyección holográfica de la Supraconciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 109
 
 
El físico teórico Amit Goswami (1936), en su estudio filogenético de las especies, comprueba una falta de evolución en los fósiles de las especies. Hay saltos inexplicables en la evolución que condicionó los homínidos: peces-anfibios-reptiles-aves-mamíferos-primates-homínidos. Por ejemplo, hay una falta de evolución de reptiles a aves. Hay saltos bruscos, por intervención del diseñador inteligente, la causación descendente. Estos saltos no pueden explicarse con el evolucionismo darwiniano.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 109
 
 
El estudio del origen del universo y el origen de la vida en nuestro planeta nos acerca a la divinidad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 110
 
 
Existe un Dios bondadoso y amoroso que se manifiesta en cada uno de nosotros, en la Supraconciencia y en todo lo creado. Es el Dios del filósofo neerlandés Baruch Spinoza (1632-1677), una realidad eterna, infinita, perfecta, comprensiva y dada al perdón, muy distinta del juez estricto del teísmo clásico, que solo reside en los templos y castiga sin compasión. Dios está en todas partes, en todo lo que nos rodea, y el universo y la vida son obra suya.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 90
 
 
La evolución del impacto de las ECM:
 
  • Gran incomprensión en el entorno, tanto en el ámbito sanitario (médicos y enfermeras) como en el familiar y social. El periodo de integración puede ser difícil. Para los pacientes, la ECM es real e importante. Quieren comentarlo, pero les resulta imposible por la incomprensión a todos los niveles. Algunos pacientes han sido diagnosticados de psicópatas por comentar su ECM, recibiendo tratamiento psiquiátrico.
Los pacientes insisten mucho en la realidad de las ECM, diferenciándolas de los sueños.
Este es el motivo por el que se sospecha que la incidencia de las ECM, que actualmente se sitúa entre un 20 y un 25 %, sea mayor, pues muchas deben de quedar en el anonimato al no ser comentadas por los pacientes.
  • Aumenta el valor de la conciencia con control y deterioro del ego.
  • Mejora su relación social, se vuelven más empáticos, comprensivos y tolerantes, y menos críticos.
  • Tienen más curiosidad en temas relacionados con la conciencia, la filosofía y la psicología.
  • Su vida adquiere mayor comprensión e importancia. Valoran los pequeños detalles y especialmente el momento presente.
  • Sienten un gran respeto hacia los animales y la naturaleza.
  • Pierden el miedo a la muerte. Son muy conscientes de que la muerte es totalmente diferente a lo que se habían imaginado. Tienen una total certeza de la existencia de una vida después de la muerte física. He recogido estos comentarios de mis enfermos con ECM: 1) «con la muerte física no termina nuestra vida, contacté con mi madre ya fallecida, sigue viva en otra dimensión», 2) «usted me perjudicó reanimándome, yo no quería regresar a la dimensión humana».
Para ellos, la muerte es el renacer en la verdadera vida. La muerte supone cerrar un capítulo de nuestra evolución vital tridimensional.
La pérdida del miedo a la muerte se hace más patente con el paso de los años.
  • Nacer supone introducirse en un cuerpo, un estuche, un traje que es materia que nos presta el universo durante un período finito, es polvo de estrellas que se originó en el Big Bang hace 13 780 millones de años. Con el tiempo, se irá deteriorando hasta llegar a ser incompatible con la vida, momento de devolverlo al universo sin que se pierda un solo átomo.
Nacer es entrar en un campo de vibración más denso, el mundo físico, con la finalidad de poder evolucionar, el mundo de la ilusión y del ego. Al entrar en el mundo físico, experimentamos la separación, la dualidad, olvidando nuestra auténtica identidad, la Supraconciencia.
  • Se vuelven más intuitivos.
  • Los que vieron su vida durante la ECM recuerdan con pesar aquellas acciones conscientes negativas que hicieron a personas, a animales o al planeta. Vivencian el sufrimiento que provocaron a las personas que perjudicaron.
  • Se vuelven empáticos y bondadosos, consecuencia de una disolución del ego, que fomenta un sentido de unidad e interconexión con los demás.
  • Su dinámica vital se rige por los arquetipos.
Entrevisté a un médico que presentó una ECM por un trastorno del ritmo cardiaco, un bloqueo completo. Manifestó que, después de ver su vida, decidió voluntariamente regresar a la dimensión humana para reparar el mal efectuado.
  • Se despierta en ellos la espiritualidad y pierde interés la filiación religiosidad. La espiritualidad es mirar hacia dentro, es buscar la esencia de uno mismo. Está ligada al concepto de vida interior, es conocerse uno mismo, es buscar el auténtico yo. Es enfrentarse a uno mismo desnudo, como realmente eres. Condiciona una necesidad imperiosa de comunicarse con la Conciencia Primera, su origen, una relación íntima independiente de los dogmas religiosos.
La espiritualidad es una experiencia subjetiva de una dimensión trascendente, sagrada, que abarca los valores y significados más profundos de la existencia humana. Esto implica la creencia en un estado energético sobrenatural más allá del mundo tridimensional observable. Se relaciona también con la práctica de la virtud.
Dios, el amor puro que describen los pacientes en las ECM, tiende a perderse entre la maleza de los dogmas religiosos contemporáneos, que entran en conflicto.
La espiritualidad es un conjunto de cualidades como bondad, amabilidad, compasión y atención a los demás. Estos principios básicos de la espiritualidad afectan tanto a los creyentes como a los no creyentes. Son comunes para toda la familia humana. Sin ellos, la civilización se autodestruiría.
Tradicionalmente, a la religión se la consideraba responsable de prescribir el comportamiento bueno y sano. En la sociedad actual, los pacientes con ECM refieren que la religión ha perdido prestigio e influencia, al ser dogmática y sexista, y no ha surgido algo capaz de sustituirla, como una ética laica.
Es necesario eliminar la gran ignorancia y falta de educación que ha alcanzado nuestra sociedad. El ser humano es esencialmente sensible, benévolo y no agresivo. Sus sentimientos naturales son el amor, el afecto, la intimidad y la compasión. Su práctica es el camino hacia la salud y la felicidad.
Teilhard de Chardin consideraba que la espiritualidad no es lo mismo que la religión. Su pensamiento buscaba la integración de la ciencia con la mística, el pensamiento científico con la fe. La espiritualidad es una, invita a razonar y a cuestionarlo todo, da paz interior, estimula a aprender del error. La espiritualidad está en Dios, es divina y nos une, hay que buscarla para creer. La espiritualidad vive en la Supraconciencia y tiene que ver con el ser buscando la trascendencia, haciéndonos vivir en Dios sin renunciar a nosotros. La espiritualidad es oración y meditación, nos hace vivir la gloria y el paraíso aquí y ahora liberando nuestra conciencia en el presente. La espiritualidad nos hace conscientes de la vida eterna y nos hace encontrar a Dios en nuestro interior durante la vida y la muerte.
  • Estos cambios existenciales y psicológicos pueden condicionar dificultades al retornar a su antiguo rol vital, especialmente en las relaciones personales.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 112
 
 
La clarividencia sigue siendo un fenómeno sin justificación, que el método científico cartesiano y newtoniano ha excluido de su estudio. No hay un consenso claro, pero sí una creciente base de datos de observaciones, experimentos, hipótesis y testimonios. Quizá su mecanismo escape a nuestro conocimiento, pero para quienes lo viven, la huella es imborrable.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 122
 
 
Desde la ciencia oficial, estos fenómenos siguen siendo explicados por teorías psicológicas como el subconsciente, la lectura en frío (a medida que la persona reacciona con palabras, gestos o emociones, el médium ajusta su discurso) o la hipermemoria inconsciente (el médium que «sabe» el nombre de un familiar fallecido de otra persona podría haberlo oído en una conversación meses antes, sin prestarle atención, y su cerebro lo recupera en un momento adecuado sin que el mismo médium sea consciente del origen). Pero incluso desde esa perspectiva, la mediumnidad plantea una pregunta de fondo: ¿cómo explicar la coherencia interna de los mensajes, su precisión y el impacto emocional que provocan en quienes los reciben?
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 126
 
 
Numerosos testimonios indican que recibir un mensaje veraz, que nadie más podría saber, de un ser perdido provoca un cambio profundo en nuestra relación con la muerte.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 126
 
 
Telepatía en las ECM
 
En muchos de los testimonios recogidos se describe una forma de comunicación sin palabras, directa, en la que el pensamiento y la comprensión parecen fluir de una mente a otra sin necesidad de hablar.
 
El mismo Álex Gómez-Marín lo explica en su ECM, cuando se comunica de forma telepática con tres seres que lo vienen a recibir. Sabe perfectamente que si va hacia ellos su vida se acaba. Elige quedarse y sigue viviendo.
 
Esta conexión mental también aparece en el contexto de las ECM. En muchos de los testimonios recogidos se describe una forma de comunicación sin palabras, directa, en la que el pensamiento y la comprensión parecen fluir de una mente a otra sin necesidad de hablar. El mismo Álex Gómez-Marín lo explica en su ECM, cuando se comunica de forma telepática con tres seres que lo vienen a recibir. Sabe perfectamente que si va hacia ellos su vida se acaba. Elige quedarse y sigue viviendo.
 
Las personas que han estado al borde de la muerte y han regresado lo explican con naturalidad: «sabía lo que pensaban», «me hablaban sin moverse», «era como si me lo transmitieran de mente a mente». Esta forma de intercambio telepático suele aparecer en el relato de quienes afirman haber estado en presencia de seres fallecidos o de entidades luminosas que les hablaban «desde dentro», sin voz ni sonido.
 
Estas descripciones, por mucho que escapen a las categorías habituales, son coherentes entre sí. Aparecen en distintas culturas, en distintos idiomas, y con personas que no tienen contacto entre ellas ni han leído sobre el tema. El contenido varía, pero la forma de comunicación se repite con una regularidad sorprendente. Esa «comunicación mental inmediata» es, según muchos de los que han vivido una ECM, más clara, más rápida y más profunda que el lenguaje habitual. Algunos incluso dicen que era imposible mentir o esconder nada, como si la transmisión de pensamiento viniera cargada de verdad. Este tipo de fenómeno, si bien difícil de estudiar en laboratorio, apunta a que la telepatía podría formar parte de un estado ampliado de conciencia, presente cuando el cerebro está, paradójicamente, desconectado.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 131
 
 
La telepatía, tal como se ha descrito en laboratorios, en relatos personales, en contextos médicos y familiares, sigue siendo un campo del que tenemos muy pocas conclusiones y sí muchas preguntas. Y aunque todavía no tengamos una teoría unificadora, los datos —cuando se recogen con honestidad— nos invitan a no cerrar esa puerta.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 134
 
 
A diferencia de la clarividencia o la telepatía, que se centran en la captación de información, las experiencias místicas transforman radicalmente el modo en que la persona percibe su identidad, el tiempo y la realidad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 135
 
 
Entre los estudiosos más influyentes de estas experiencias se encuentra el teólogo alemán Rudolf Otto (1869-1937), que en su obra Lo santo (1923) introdujo el concepto de «lo numinoso» para describir ese sentimiento ambivalente de sobrecogimiento, temor y atracción que caracteriza el contacto con lo sagrado. Otto sostenía que lo numinoso no podía ser reducido a emociones humanas convencionales, sino que era una categoría única de la experiencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 135
 
 
Aunque para muchos las vivencias místicas están ligadas a contextos religiosos, también se presentan en personas agnósticas o no practicantes. Lo que une a todos los relatos es una sensación de fusión con una presencia, energía o totalidad que desborda la comprensión ordinaria. Quienes las han vivido suelen hablar de un antes y un después. No como un dogma aprendido, sino como una certeza sentida desde dentro.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 135
 
 
Desde un punto de vista científico, aún no hay consenso sobre cómo ni por qué ocurren estas experiencias. Algunos las interpretan como alteraciones cerebrales, otros como accesos a dimensiones no ordinarias de la conciencia. Lo que parece claro es que —como ocurre con otros fenómenos trascendentes— no podemos medirlas con instrumentos diseñados para el pensamiento lógico lineal. Pero sí podemos escucharlas con respeto, documentarlas con rigor y preguntarnos si, tal vez, nos están mostrando algo que aún no sabemos cómo nombrar. Sí vemos que es un fenómeno que describen algunos de los pacientes que han vivido una ECM, una conexión con el todo, con nuestra Supraconciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 136
 
 
Desde el punto de vista científico, este fenómeno es especialmente incómodo. Porque mientras en la clarividencia o en la telepatía se puede debatir sobre señales inconscientes o conexiones emocionales, la precognición rompe el orden del tiempo. Va contra el esquema mental con el que nos movemos cada día: primero sucede algo, luego lo sentimos y recordamos. Aquí ocurre al revés: primero lo sentimos, luego sucede.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 137
 
 
Quizá lo más difícil de aceptar no sea la experiencia en sí, sino lo que implica. Si alguien puede conocer el futuro antes de que ocurra, entonces el tiempo no es tan simple como creíamos. La conciencia podría acceder al futuro de maneras que todavía no entendemos. La existencia de una Supraconciencia holística, y fractal de la Conciencia Primera, explicaría este fenómeno.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 90
 
 
Lambert propuso un conjunto de condiciones para considerar una experiencia como potencialmente auténtica: El sueño tiene que haberse comunicado antes del suceso. El suceso debe ser inesperado. La correspondencia entre el sueño y el hecho ha de ser literal y precisa. La precognición no puede atribuirse al conocimiento previo, la intuición o la probabilidad estadística.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 90
 
 
Quizá lo más difícil de aceptar la precognición no sea la experiencia en sí, sino lo que implica. Si alguien puede conocer el futuro antes de que ocurra, entonces el tiempo no es tan simple como creíamos. La conciencia podría acceder al futuro de maneras que todavía no entendemos. La existencia de una Supraconciencia holística, y fractal de la Conciencia Primera, explicaría este fenómeno.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 140
 
 
Este tipo de experiencias se ha vinculado con lo que se conoce como psicoquinesis: la posible influencia de la mente sobre la materia sin contacto físico. No estamos hablando de levantar mesas en el aire con la mirada. La pregunta es más simple y más incómoda: ¿puede la conciencia humana ejercer un efecto, por mínimo que sea, sobre el entorno?
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 141
 
 
Más allá del laboratorio, muchas personas cuentan haber vivido situaciones puntuales que podrían vincularse con la psicoquinesis. La mayoría no lo dice en voz alta. Temen no ser creídas. Pero lo cuentan en privado, con detalle, recordando el momento exacto. En muchos de esos casos, hay un factor común: la carga emocional. Un estado de tensión, de miedo o de dolor extremo. Como si la mente, en situaciones límite, pudiera abrir una vía de expresión no convencional, algo parecido a un desbordamiento. La ciencia, por ahora, no tiene una teoría que explique cómo podría funcionar algo así. Algunos lo descartan como error de observación, otros como fraude o autosugestión. Pero quienes lo han estudiado con rigor —como Jahn, Dunne o, más recientemente, Dean Radin, desde el Institute of Noetic Sciences— no han dejado de insistir en que el fenómeno merece atención. No por lo que prueba, sino por lo que sugiere.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 141
 
 
La psicoquinesis nos plantea una pregunta inquietante: ¿y si la conciencia no solo observa la realidad, sino que la toca, la afecta, aunque sea de forma imperceptible? ¿Y si esa influencia, sutil e inconstante, ha estado siempre ahí, demasiado pequeña para ser vista, pero lo bastante real como para cambiar un resultado?
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 142
 
 
Experiencias de los moribundos o lucidez terminal
 
Uno de los primeros en abordar estas experiencias con metodología rigurosa fue el médico y neurocientífico estadounidense Christopher Kerr, director del Hospice Center de Búfalo, en el estado de Nueva York. Su investigación, reconocida internacionalmente, ha sido difundida por medios como The New York Times y la BBC. Kerr y su equipo documentaron durante más de una década las experiencias de cerca de 1500 pacientes terminales. Sus hallazgos fueron sorprendentes: más del 80 % de los pacientes, a medida que se acercaba su final, comenzaron a tener visiones claras, coherentes y profundamente significativas, en las que aparecían con frecuencia seres queridos fallecidos, mascotas, o incluso paisajes y lugares desconocidos que transmitían paz. Estas visiones no eran fragmentadas ni delirantes. Al contrario: estaban cargadas de sentido. Las personas que las vivían hablaban de encuentros, de reconciliaciones pendientes, de despedidas amorosas. A menudo, estos episodios las ayudaban a aceptar la muerte, y también a cerrar ciclos emocionales que habían quedado abiertos. En 2005, un caso conmovió al propio Kerr: una paciente llamada Mary, en estado terminal, mecía en sus brazos a un bebé que nadie más veía. Era, según ella, su hijo fallecido décadas atrás. Ese gesto de ternura —profundamente real para ella— fue uno de los momentos que impulsaron a Kerr a emprender su investigación sistemática. A lo largo de su trabajo, Kerr vio como el mismo patrón se repetía en decenas de historias: padres que se reencontraban con sus hijos, hijos con madres, ancianos que conversaban con sus hermanos ya fallecidos, e incluso niños que sentían la presencia de sus mascotas. Estas vivencias no solo calmaban al paciente, sino que también aliviaban a los familiares, quienes, al presenciarlas, encontraban un consuelo inesperado.
 
Otro fenómeno documentado es el de los pacientes que parecen esperar a quedarse a solas para morir. El doctor John Lerma relata, en su libro Into the Light (2007), que entre el 70 y el 80 % de los pacientes terminales que él acompañó fallecían justo después de que sus seres queridos abandonaran brevemente la habitación. Es como si, de algún modo, supieran que ese era el momento.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 144
 
 
La enfermera británica Penny Sartori (1971), tras años de trabajo en cuidados paliativos, también documentó un gran número de casos similares. Coincide con Kerr en que estas vivencias no pueden explicarse solo desde la bioquímica cerebral. Sobre todo, porque muchas de ellas ocurren en pacientes que no están bajo sedación, que no padecen demencia, y que, incluso en enfermedades degenerativas como la de Alzheimer, recuperan de forma repentina su lucidez en las últimas horas. A eso se le ha llamado «lucidez terminal», y su existencia está bien documentada.
 
Sartori insiste en que la consistencia de los relatos, su estructura, y la manera en que se repiten incluso en culturas distintas, no permite reducirlos a alucinaciones. Por el contrario, podrían estar señalando algo que aún no entendemos del todo: una forma de conciencia que se activa justo cuando la biología empieza a apagarse (Sartori, 2014).
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 145
 
 
El médico y psiquiatra Raymond Moody (1944), pionero en el estudio de las ECM, ha investigado recientemente un fenómeno aún menos conocido: las experiencias compartidas. Se refiere a momentos en que el acompañante de un moribundo experimenta algo inusual —una visión, una sensación física, una intuición intensa— en el mismo instante en que el paciente parece «ver» algo. Estos episodios, al darse en personas completamente sanas, refuerzan la idea de que lo que ocurre en ese umbral no es solo un fenómeno interno, sino una interacción que puede vivirse desde ambos lados del tránsito.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 145
 
 
Hoy sabemos que, al menos en cuanto a las experiencias de los moribundos, hay más preguntas que respuestas. Pero hay algo que ya no puede negarse: la cantidad y calidad de los testimonios. En las ECM, aproximadamente un 20 % de los pacientes reanimados describen experiencias no convencionales. En el caso de los moribundos, el porcentaje se eleva al 80 %. Y la similitud entre los relatos es difícil de ignorar.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 145
 
 
No sabemos aún qué mecanismos permiten que alguien «vea» a un ser querido fallecido antes de morir. Hay hipótesis que apuntan a estados alterados de conciencia, a procesos cuánticos en el cerebro —como sugiere la teoría de Penrose y Hameroff— o a una forma de percepción aún no identificada. Pero incluso sin una teoría clara, la experiencia de quienes han estado allí sigue siendo válida y, sobre todo, profundamente humana.
 
Una hipótesis relevante es la del neuropsiquiatra y neuropsicólogo británico Peter Fenwick (1935-2024), consultor en cuidados paliativos, quien propuso que estos fenómenos podrían vincularse con un cambio profundo en el funcionamiento de la conciencia justo antes de la muerte, similar a una expansión o apertura de campo. Fenwick, tras investigar centenares de casos de muerte lúcida y visiones preagónicas, concluyó que la muerte no es un final, sino una transformación (Fenwick, 2011). Sus aportaciones pueden consultarse en la Psi Encyclopedia, donde se recopila buena parte de su trabajo clínico y filosófico sobre el tránsito consciente.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 146
 
 
Morir, como nacer, parece estar acompañado de algo que no controlamos, pero que merece ser escuchado. Estas visiones, estas despedidas silenciosas, no buscan convencer a nadie, solo piden respeto. Y en ese respeto encontraremos nuevas formas de acompañar a quienes se van, y también a quienes se quedan.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 146
 
 
Cuando alguien vive una experiencia que no encaja con lo que se espera de la realidad, puede guardarla para sí mismo o bien compartirla con los demás. Si decide hablar, lo habitual es que encuentre una mezcla de asombro, duda y silencio. En ocasiones, también le responderán con rechazo o incomodidad. Es lógico. Muchas de estas vivencias —ver algo que no está a la vista, sentir lo que otro piensa, soñar lo que luego ocurre, mover algo sin tocarlo, ver a un ser querido justo antes de morir— no caben en los esquemas que aprendimos. Pero eso no significa que no sucedan.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 146
 
 
Estas experiencias también han sido recogidas durante más de un siglo por la SPR, que ha documentado numerosos casos de visiones en el lecho de muerte (Deathbed Visions). En muchos de ellos, los pacientes —a menudo con plena lucidez— afirman ver a familiares fallecidos que vienen a buscarlos, o relatan encuentros con seres que describen como protectores. En algunas ocasiones, también los acompañantes —familiares o personal sanitario— afirman haber percibido cambios en la atmósfera, luminosidad, o incluso haber visto fugazmente las mismas presencias.
 
Entre los investigadores más comprometidos en el estudio de estos fenómenos se encuentra el ya mencionado Peter Fenwick. A través de entrevistas y estudios observacionales en diversas unidades de cuidados paliativos del Reino Unido, ha reunido decenas de testimonios sobre episodios de lucidez terminal, presencias sentidas y una experiencia subjetiva del proceso de morir que se repite con patrones comunes en culturas distintas. Según sus investigaciones, los pacientes no solo no viven estas experiencias con miedo, sino que a menudo las interpretan como consuelo, acompañamiento o bienvenida.
 
Fenwick ha señalado además que estas visiones no son consecuencia de fármacos, hipoxia cerebral ni delirios, ya que muchas veces se producen en personas plenamente conscientes, sin sedación, y con funciones cognitivas intactas. También ha registrado fenómenos inusuales, como relojes que se detienen en el momento exacto del fallecimiento, luces que parpadean o sincronías profundas entre lo vivido por el paciente y su entorno más cercano.
 
Aunque no existen aún modelos científicos que expliquen satisfactoriamente estas experiencias, cada vez más voces dentro de la medicina paliativa coinciden en que merecen ser escuchadas, documentadas y estudiadas con el mismo respeto que cualquier otro síntoma o vivencia. Como afirmó el propio Fenwick en una entrevista, si desconocemos su funcionamiento, deberíamos ser capaces, al menos, de no negarlo. Y es que, quizá, en lo que conocemos como muerte suceda algo más allá del hecho de dejar de respirar (Fenwick, 2015).
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 147
 
 
En un momento en el que la medicina se esfuerza por humanizar la muerte, estas experiencias —largamente ignoradas o silenciadas— ofrecen no solo un enigma científico, sino una oportunidad profunda de comprensión y compasión.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 148
 
 
El tukdam en el budismo tibetano
 
Además de los fenómenos analizados en este capítulo, existen casos descritos en la bibliografía que hablan, por ejemplo, de maestros orientales capaces de congelar agua con la mente, o del fenómeno del tukdam, documentado en el ámbito del budismo tibetano. En este estado, algunos meditadores avanzados mueren de forma plenamente consciente y sus cuerpos permanecen en estado de no putrefacción varios días e incluso semanas. Durante este período, los cuerpos mantienen una apariencia fresca y sin signos evidentes de descomposición, lo que ha suscitado el interés tanto de la tradición budista como de la comunidad científica. El tukdam es considerado en el budismo tibetano como una manifestación de la realización espiritual más elevada, en la que el practicante permanece en un estado de meditación profunda incluso después de la muerte clínica.
 
Un fenómeno similar es el de los sokushinbutsu de Japón, monjes ascetas que emprendían en vida un proceso de automomificación. En la actualidad, se conservan al menos veinticuatro de estos cuerpos —los más antiguos rozan los cuatro siglos de antigüedad— en condiciones que desafían toda explicación convencional. Aunque no formamos parte directa de estos episodios, sí hemos consultado fuentes documentadas que nos permiten presentarlos.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 149
 
 
El origen de una crisis existencial suele radicar en la incapacidad de percibir la realidad de forma objetiva, lo que da lugar a una construcción distorsionada, dominada por el ego. Así, se pierde la conexión con lo esencial y se inicia, de forma lenta, silenciosa y a menudo inconsciente, un proceso de búsqueda y reencuentro existenciales.
 
Dirigimos nuestros esfuerzos hacia aquello que creemos que nos proporcionará plenitud: el placer, el éxito y la satisfacción de nuestros deseos y propósitos. Suponemos que en esas metas reside nuestra (auto)realización, y proyectamos nuestra satisfacción interna en logros como el éxito material, el reconocimiento social o el poder. Sin embargo, este esfuerzo, que aparenta dar sentido a nuestra existencia, acaba por consumir nuestra vida. Es en medio de esta dinámica cuando, de forma silenciosa y progresiva, se gesta la crisis existencial.
 
Las respuestas no se encuentran fuera de uno mismo: todo comienza cuando dirigimos la mirada hacia el interior. Es allí, en ese espacio profundo y silencioso, donde empieza a surgir una comprensión más clara del mundo exterior y de nuestra relación con él.
 
Las crisis personales suelen vivirse como auténticas pruebas de vida. Pueden manifestarse a través de la pérdida de un ser querido, que deja dolor y vacío; una enfermedad que logramos superar; un cambio profesional desafiante; un fracaso emocional; una ruina económica; o, simplemente, el vacío existencial que surge al sentirnos desconectados de nosotros mismos en medio de este ritmo de vida frenético.
 
Este estado de agitación interna y profunda nos obliga a confrontar nuestras verdades más íntimas: quiénes somos, cuál es nuestra relación con el entorno y cómo nos conectamos con la naturaleza.
 
Se origina así una sensación de vacío, una crisis de «falta de sentido». Luchamos incesantemente por cosas y deseos que, quizá, nunca hemos necesitado realmente. Vivimos en un mundo lleno de paradojas: tenemos demasiado de lo superficial, pero carecemos de lo esencial. Y es precisamente en ese vacío donde se gesta la pregunta más profunda: ¿qué significa realmente vivir?
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 150
 
 
Meditar es el acto más auténtico de la vida humana. Es la mirada interior que nos conecta con nuestro Ser, trascendiendo nuestras limitaciones y abriendo las puertas a algo mucho mayor: el infinito.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 152
 
 
Meditar implica reducir el ruido de una vida acelerada, artificial, materialista y egocéntrica. Es silenciar tanto el ruido externo como el interno que domina nuestra existencia cotidiana. Solo entonces se abre la experiencia al silencio infinito de la conciencia: un instante de autenticidad absoluta para el ser humano.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 152
 
 
La meditación no solo transforma nuestra mente, sino que también produce un impacto tangible en el cuerpo. Durante su práctica, disminuyen la frecuencia respiratoria y la cardiaca, así como los niveles de hormonas asociadas al estrés, como el cortisol y la adrenalina. A nivel cerebral, se observa una mayor activación del lóbulo frontal y una mejora en la sincronización entre los hemisferios. Este estado indica la presencia de un cuarto nivel de conciencia, distinto de los tres estados habituales: vigilia, sueño y ensoñación.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 153
 
 
Ondas cerebrales y su relación con la meditación
 
Las neuronas se comunican entre sí con pequeños impulsos eléctricos: las ondas cerebrales, las cuales pueden observarse a través de un electroencefalograma (EEG). En función de su frecuencia, que se mide en ciclos por segundo o hercios (Hz), unas son más rápidas que otras:
 
  • Ondas delta (0,2-4 Hz). Predominan durante el sueño.
  • Ondas theta (4-8 Hz). Aumentan en la meditación profunda.
  • Ondas alfa (8-12 Hz). Surgen en estados de reposo despierto, introspección o meditación avanzada.
  • Ondas beta (12-30 Hz). Características del estado de vigilia activa, cuando tomamos decisiones o estamos concentrados en una tarea cotidiana.
  • Ondas gamma (30-100 Hz). Se incrementan en estados de alta concentración, amor, altruismo o espiritualidad.
 
Para acceder al estado de meditación de manera consciente y recurrente, necesitamos un camino, una guía. Aquí es donde entran las técnicas de meditación: herramientas que nos permiten recorrer el sendero hacia el silencio interior y la conexión profunda con nuestra esencia.
 
La técnica, por sí sola, no es el destino, sino el puente que cruzamos para alcanzar el estado de meditación. Existen muchas técnicas, cada una con su propia riqueza y enfoque, diseñadas para diferentes personas y necesidades. Su práctica requiere intención, disciplina y constancia. Lo importante es encontrar aquella que resuene contigo, la que mejor se adapte a tu naturaleza y tus circunstancias.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 145
 
 
Tipos de meditación: una aproximación científica y práctica
 
La meditación, como camino de autoconocimiento y transformación, ha evolucionado a lo largo de los siglos a través de diversas tradiciones y culturas. Este vasto desarrollo ha dado lugar a una amplia variedad de metodologías que, aunque difieren en su enfoque y su práctica, comparten un objetivo esencial: conducir al ser humano hacia un estado de conciencia elevada, paz interior y equilibrio integral.
 
La meditación avanzada es un camino hacia el descubrimiento de nuestro potencial más elevado.
 
Atención enfocada
 
La mente humana tiende a dispersarse entre innumerables estímulos y pensamientos. Esta técnica invita a recuperar el control, entrenando la mente para concentrarse en un solo punto de atención. Es como un faro que ilumina un único lugar en un mar de distracciones, ayudando a cultivar una mente más clara y presente.
 
  • Patrón cerebral asociado: Activación de ondas gamma (alta frecuencia) en el lóbulo frontal, responsables de la concentración y la atención sostenida.
  • Beneficios: Aumento de la claridad mental, mejora en la atención prolongada y disminución de la dispersión de pensamientos.
 
 
Meditación con mantra
 
Los sonidos tienen un poder único para influir en nuestra mente y nuestras emociones. La repetición de un mantra no solo calma la mente, sino que también crea una vibración interna que conecta con niveles más profundos de conciencia. Esta técnica es ideal para quienes buscan serenidad y trascendencia en medio del ruido cotidiano.
 
  • Patrón cerebral asociado: Intensificación de ondas alfa (baja frecuencia) en el lóbulo frontal, con reducción de ondas gamma y beta.
  • Beneficios: Relajación profunda, acceso a la conciencia pura y reducción notable del estrés.
 
Observación abierta
 
La vida ofrece un flujo constante de sensaciones, pensamientos y emociones. Esta técnica no busca controlar ni rechazar esas experiencias, sino observarlas con atención plena y sin juicio. Es un viaje hacia la aceptación, fomentando una conexión más profunda con el momento presente.
 
  • Patrón cerebral asociado: Activación de ondas theta (relacionadas con la intuición y la creatividad) en la corteza prefrontal.
  • Beneficios: Incremento de la regulación emocional, aumento de la conciencia corporal y reducción de respuestas impulsivas.
 
Compasión y amor-bondad
 
En un mundo lleno de conflictos y divisiones, esta técnica guía hacia un espacio de empatía y amor incondicional. A través de la visualización y afirmaciones positivas, se aprende a abrir el corazón, cultivando relaciones más armoniosas con uno mismo y con los demás.
 
  • Patrón cerebral asociado: Activación de la unión temporoparietal (TPJ), relacionada con la empatía y la compasión.
  • Beneficios: Mejora de las relaciones interpersonales, aumento de la empatía y reducción de emociones agresivas.
 
Meditación energética
 
En un contexto de estrés crónico y desconexión con el cuerpo, la meditación energética surge como una práctica para restaurar el equilibrio físico, mental y emocional. A través de la respiración, la visualización y la activación de centros energéticos, permite armonizar la energía interna y fortalecer la conexión con la conciencia.
 
  • Patrón cerebral asociado: Esta práctica se asocia con un patrón de ondas cerebrales que facilita distintos estados de conciencia. En las primeras etapas predominan las ondas alfa, promoviendo relajación y percepción energética. Con la profundización, aumentan las ondas theta, favoreciendo la intuición y la creatividad. En estados avanzados, se activan las ondas gamma, vinculadas a la integración de la experiencia y la Supraconciencia.
  • Beneficios: Favorece el equilibrio energético, aportando vitalidad y estabilidad interna. Aumenta la sensibilidad a estados sutiles de conciencia y facilita la regulación emocional. Contribuye a la neuroplasticidad y la integración de experiencias trascendentales, fortaleciendo la coherencia interna y la resiliencia en un mundo altamente demandante.
 
Meditación avanzada: la metodología de este libro
 
La meditación avanzada no es solo una práctica: es una experiencia que trasciende el pensamiento. Combina técnicas de mantra con enfoques de trascendencia, creando un puente hacia estados de conciencia profunda y transformación personal.
 
  • Características principales:
1.     Uso de un mantra para inducir un estado de silencio interior.
2.     Integración de técnicas de trascendencia automática para liberar la mente del pensamiento cotidiano.
3.     Aplicación de procesos activos como saṃyama (meditación concentrada) para potenciar la claridad mental y la intuición.
  • Patrón cerebral asociado:
1.     Alta activación de ondas alfa durante la conciencia pura.
2.     Reducción de actividad de ondas gamma y beta.
3.     Coherencia de ondas beta, alfa y theta, vinculadas a la percepción holística y los estados de conciencia trascendental.
  • Beneficios únicos:
1.     Reducción significativa del estrés y la ansiedad.
2.     Mejora del rendimiento cognitivo: atención, memoria y creatividad.
3.     Aumento de la resiliencia personal y la paz interior.
4.     Transformación conductual, con mayor autocontrol y empatía.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 155
 
 
Un aspecto fundamental de la práctica meditativa es la regularidad. Es a través de la constancia, incluso en sesiones breves, que la meditación revela su verdadero potencial. No se trata de perfección, sino de consistencia. En el compromiso diario reside el auténtico poder transformador de la meditación.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 159
 
 
Impacto científico y neuroanatómico
 
Algunos de los efectos más relevantes:
 
1.     Incremento del volumen cerebral: Después de ocho semanas de práctica regular, se han detectado aumentos en regiones clave como:
  • Cíngulo posterior. Su actividad se reduce con la meditación, lo que disminuye la ensoñación y el egocentrismo.
  • Hipocampo izquierdo: Vinculado con la memoria y la regulación emocional.
  • Unión temporo-parietal (TPJ): Asociada con la empatía y la compasión.
  • Amígdala: Su disminución funcional se asocia con una menor reactividad emocional, reducción del estrés y de la ansiedad.
 
2.     Modulación de la actividad cerebral
  • Reducción de emociones negativas como la ira, el miedo y la tristeza.
  • Incremento de emociones positivas como la alegría, la serenidad y la empatía.
 
3.     Mejora de las funciones ejecutivas
  • La meditación fortalece procesos como la autorregulación emocional, la capacidad de atención sostenida y la mejora en la toma de decisiones.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 160
 
 
Beneficios objetivos de la meditación (físicos, mentales y sociales)
 
La meditación no debe considerarse una terapia en sí misma, aunque su práctica regular ha demostrado ser un complemento valioso para potenciar el bienestar integral: mental, físico y social. La comunidad científica reconoce su eficacia en la gestión del estrés, la reducción de la ansiedad y la mejora de funciones cognitivas clave como la atención, la concentración y la memoria. Además, fortalece habilidades esenciales como la tolerancia, la paciencia y la escucha activa, promoviendo un estado profundo de paz interior y una mejor relación con el entorno.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 161
 
 
La meditación no debe considerarse una terapia en sí misma, aunque su práctica regular ha demostrado ser un complemento valioso para potenciar el bienestar integral: mental, físico y social. La comunidad científica reconoce su eficacia en la gestión del estrés, la reducción de la ansiedad y la mejora de funciones cognitivas clave como la atención, la concentración y la memoria. Además, fortalece habilidades esenciales como la tolerancia, la paciencia y la escucha activa, promoviendo un estado profundo de paz interior y una mejor relación con el entorno.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 161
 
 
Un indicador especialmente relevante es la mejora significativa en la sensación de paz interior, acompañada por un aumento en la percepción de felicidad.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 162
 
 
En términos generales, los beneficios más significativos de la práctica de la meditación incluyen la reducción del estrés y la fatiga, la disminución de la angustia y los miedos, una mayor relajación, un descanso nocturno más profundo y la recuperación de los niveles óptimos de energía personal. En concreto, los valores más destacados son la mejora del insomnio (77 %), la paz interior (74 %), la concentración (62 %), la memoria (49 %) y la gestión de escenarios cotidianos (42 %).
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 162
 
 
Otro aspecto clave es la mejora en la gestión de las respuestas emocionales, lo que contribuye a fortalecer la resiliencia frente a los desafíos de la vida. En este caso, los cambios más importantes se dan en el aumento de la capacidad para liberar estrés y fatiga (102 %), la liberación de angustia y miedos (97 %), la relajación (84 %), el sentimiento de descanso nocturno (76 %), el nivel de energía tanto física como mental (64 %) y la mejor gestión de las emociones y de las vivencias emocionales (63 %).
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 162
 
 
En cuanto a la relación con el entorno, las principales mejoras derivadas de la práctica de la meditación avanzada se concentran en la gestión del tiempo (63 %), una mayor perspectiva frente a los escenarios cotidianos (59 %), la gestión de la conflictividad (58 %), la autoconfianza (51 %), la paciencia —la actitud para saber esperar y superar contratiempos— (50 %) y la toma de decisiones personales (49 %).
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 162
 
 
La meditación transforma el cerebro. Aunque este cambio puede parecer sutil al principio, resulta profundamente significativo y duradero.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 163
 
 
El registro del EEG antes, durante y después de la meditación evidencia una modulación significativa de la actividad cerebral.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 163
 
 
La práctica de la meditación avanzada, inspirada en la tradición del Rāja yoga o Aṣṭāṅga yoga, induce un estado de silencio profundo y trascendencia de la actividad mental ordinaria, facilitada por el uso sistemático de un mantra.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 163
 
 
La meditación avanzada nos invita a experimentar una serenidad profunda mientras transforma la actividad cerebral y favorece el estado de coherencia cerebral. Este fenómeno se define como una conexión sincronizada y armoniosa entre distintas regiones del cerebro, que facilita un flujo eficiente de información y optimiza el rendimiento mental. La práctica meditativa actúa como un modulador que afina esta conectividad funcional.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 164
 
 
La meditación nos conduce hacia los valores fundamentales que sustentan una vida plena: el orden natural, la armonía, la alegría, la empatía, la gratitud y la generosidad. Junto a ellos, florecen la justicia, la responsabilidad, la paciencia, la sabiduría, la tolerancia y la integridad. Estos valores, emergidos desde las profundidades de nuestro Ser, transforman nuestra mente consciente y orientan nuestras acciones. En este proceso, cultivamos el esfuerzo sincero, descubrimos la verdadera felicidad y abrimos la puerta a la experiencia de la trascendencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 166
 
 
Meditamos para disolver el ruido, liberar la toxicidad acumulada y silenciar la mente. En ese silencio interior emerge nuestra mejor versión: aquella capaz de comprender el sentido profundo de la existencia, trascender el ego y conectar con la Supraconciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 166
 
 
Podemos definir estructuralmente al ser humano como cuerpo, que es energía de baja frecuencia, energía colapsada en materia; mente, que es energía de alta frecuencia que se manifiesta como onda; y hay que aceptar la existencia de una energía sutil, de alta frecuencia, toda energía es información, que podemos definir como Supraconciencia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 167
 
 
La Supraconciencia es nuestra auténtica identidad, la que nos hace únicos e irrepetibles y es holística respecto a la Conciencia Primera, con sus mismas propiedades: la omnipresencia, la omnisciencia y la omnipotencia. Es la que tiene la capacidad de colapsar la energía en materia.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 168
 
 
La muerte no es enemiga de la vida, sino que forma parte de ella. Al nacer, comenzamos a morir. La vida debe ser una preparación de la muerte. El miedo a la muerte nos aleja de nuestra realidad existencial, la eternidad. Con la muerte volvemos a nuestro origen. La muerte no es oscuridad, negación y vacío, sino liberación y despertar.
 
La muerte no es lo opuesto a la vida, sino que forma parte de ella. Dejamos de jugar al espacio y el tiempo. Al descubrir nuestra realidad existencial, la Supraconciencia, desaparece la dualidad primera y más profunda, vida-muerte, y secundariamente todas las demás. Alcanzamos la libertad absoluta sin las limitaciones del cuerpo. Descubrimos la verdad más grande y absoluta.
 
No se puede disfrutar, amar la vida y ser feliz si vemos la muerte como enemiga.
 
Tener conciencia del tiempo de la vida corta se debe al miedo a la muerte. Nuestra vida está condicionada por el tiempo, que es una ilusión que nos hemos creado.
 
Cuando se acepta la muerte como parte de la vida, se pierde el miedo al tiempo y se puede disfrutar del presente. Es cuando se considera la vida como un milagro, un regalo y se observa la presencia de la divinidad en cada objeto.
 
Si amamos la vida, desaparece el miedo a la muerte. Hemos de ver la vida como una polaridad con dos extremos: nacimiento y muerte.
 
Con la muerte se vuelve al reposo. No es una pérdida. Todo se mueve en círculo.
 
La muerte supone el fin del ego y de la conciencia local.
 
Hemos de distinguir los conceptos de conciencia local, alma y Supraconciencia o espíritu.
 
Definimos la conciencia como el conocimiento de nuestra existencia, de nuestros pensamientos y de nuestros actos. La conciencia local o neuronal tiene su origen en la materia, en la actividad metabólica neuronal; es, por tanto, de origen material y su identidad viene definida por el ego.
 
En el otro extremo está la Supraconciencia o espíritu, nuestra auténtica identidad, holística con la Conciencia Primera y, por tanto, con sus mismas propiedades: omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia.
 
En medio, existe el alma que conecta la Supraconciencia con la conciencia local. Es nuestra historia y corresponde al subconsciente, como lo llamó el neurólogo Sigmund Freud. El alma aporta las experiencias adquiridas durante nuestra vida en la dimensión humana. Es nuestra historia y se define por la ley causa-efecto.
 
Se muere como se vive. Perdemos el miedo a la muerte cuando tenemos la seguridad de que nuestra existencia real es eterna, al descubrir la Supraconciencia.
 
El ego condiciona una afección al cuerpo tan intensa que preferimos continuar con el cuerpo, que contiene nuestra historia y nos define, aunque esté enfermo e imposibilitado. Es miedo a lo desconocido. La muerte nos libera de las cargas de la vida, dolores, enfermedades y dificultades, y nos proporciona paz y armonía. Se libera también con la muerte el miedo a una vida plena, que nos limita en nuestra evolución.
 
El ego se aferra a lo real y objetivo y teme lo desconocido. Se resiste con todas sus fuerzas al cambio. Hemos de dejar de identificarnos con lo que puede desaparecer, nuestra historia, familiares, amigos, bienes materiales, incluso nuestras ideas; lo que permanece es indestructible, la Supraconciencia, nuestra esencia real y eterna.
 
La muerte es la disolución de todas las etiquetas que nos definen, de nuestra historia, y lo que queda es lo que siempre hemos sido realmente y que hemos mantenido en la oscuridad: nuestra Supraconciencia.
 
Podemos comparar el miedo a la muerte con el miedo a la oscuridad.
 
El miedo a la muerte es debido básicamente al factor psicológico de la afección egoísta al cuerpo y no al sufrimiento fisiológico. Pensamos que el cuerpo es nuestra realidad, cuando es solo un traje, una funda, un estuche que usamos durante un tiempo muy finito, que podemos objetivar con la involución senil, que supone un deterioro progresivo de todo el cuerpo y que no podemos controlar, hasta llegar a la incompatibilidad con la vida.
 
El cuerpo es como una cárcel, pero necesario para evolucionar.
 
¿Por qué aferrarse tanto a algo tan efímero que no podemos controlar? No es nuestra realidad existencial. Nuestra vida humana es como una pesadilla.
 
Para perder el miedo a la muerte, hay que vivir en el mundo sin pertenecer a él. Hay que actuar en el escenario del mundo sin que nos afecte el papel que nos ha tocado interpretar. Al dejar de vivir sin el miedo, la vida adquiere una claridad, un propósito que jamás habíamos conocido. Abrazamos la vida.
 
Podemos empezar a vivir al despertar en la realidad absoluta de nuestra existencia en este mismo momento. La clave está en cambiar nuestra relación con el tiempo, el espacio y el cuerpo. Hay que aceptar y no resistir. Aceptar no quiere decir rendirse, sino saber que algo más grande te está esperando.
 
Cuando nacemos, todos sonríen de alegría y el niño llora. Con la muerte, todos lloran y el moribundo entra en paz y gozo al contactar con la Supraconciencia.
 
Cada uno viene a cumplir una función especial en un determinado periodo de tiempo en el universo, sin saber el tiempo físico que tenemos.
 
La muerte no existe, no es un proceso biológico, sino espiritual. Somos un templo donde Dios ha decidido vivir. Es un despertar a una realidad mucho mayor. Es regresar a casa, a nuestro origen.
 
La pregunta exacta no es «¿existe la muerte?», sino «¿sabemos exactamente el sentido de la vida?». Cuando descubrimos la realidad de la vida, ya no preguntamos sobre la muerte. Ya no nos podemos engañar más, pensando que nunca moriremos. Hemos de aceptar la enfermedad como una situación natural del cuerpo, no luchemos en contra, aceptemos, pero no olvidemos que es la expresión de situaciones contradictorias que estamos viviendo, pendientes de una solución.
 
La muerte es un sueño profundo, un descanso después de una vida de lucha. Si hemos contactado con la Supraconciencia, la muerte es un despertar a una situación mucho mejor, con paz, armonía y gozo. Termina el confinamiento en el cuerpo con sufrimientos.
 
La muerte es una maestra que nos enseña a vivir plenamente en el aquí y ahora. La vida humana es una experiencia, un regalo, una oportunidad que nos permite aprender el arte de soltar, de liberarnos de las ataduras materiales que nos limitan y vivenciar la plenitud.
 
El cuerpo que dejamos en la muerte es como un saco que nos separa del entorno, del mundo exterior. El límite que nos protege es la piel, que solo permite que pasen estímulos a través de los órganos sensitivos y sensoriales.
 
La meditación nos prepara para desprendernos del cuerpo. Nos permite salir de la ignorancia y comprender nuestra realidad existencial, que es eterna.
 
La fórmula para vencer la muerte es elevarse por encima del ego y contactar con la Supraconciencia eterna, que está fuera de la percepción espaciotemporal.
 
Podemos afirmar que el idealismo metafísico, donde todo el universo está profundamente interconectado, es perfectamente compatible con el materialismo convencional. En el mundo real no hay fronteras, todo él es cuántico, no clásico.
 
Manuel Sans Segarra
Ego y Supraconciencia, página 168
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Anna Deavere Smith

"Quiero que la gente sea llevada a la acción. Quiero que escriban un cheque para hacer algo mejor para un niño en alguna parte. Quiero que se involucren en la primera infancia si pueden. Quiero que piensen en estos niños, [sobre] a quiénes quieren elegir como presidente de los Estados Unidos. Quiero que piensen en estos niños cuando decidan quién es el alcalde en su ciudad.

Quiero que piensen de manera diferente sobre un niño que está caminando en la sudadera con capucha “icónica” con los pantalones bastante bajos en la parte posterior, porque eso es lo que quiero considerar. Estos niños que encerramos pueden no ser todos tan peligrosos como pensamos, de hecho, son muy, muy vulnerables a algunas profundas desigualdades en la sociedad que hacen que vivir sea bastante peligroso donde viven. Quiero gente que pueda hacer cosas para hacer cosas, incluso si es así, ‘voy a acompañar a un niño a la escuela que tiene que cruzar una línea de pandillas’ o conducirlos o lo que sea. Quiero que la gente se mueva y haga las cosas de la manera en que la gente hizo las cosas cuando crecí en el Movimiento por los Derechos Civiles. Es ese tipo de momento en la historia de Estados Unidos en el que la gente salió de su normalidad haciendo hacer un poco más. Siento que realmente estamos en un momento en nuestra historia en el que necesitamos que eso suceda."
 
Anna Deavere Smith

Raffaele Pettazzoni

"El pensamiento humano es mítico y lógico al mismo tiempo."
 
Raffaele Pettazzoni
Tomada del libro de Keiron Le Grice El Cosmos Arquetipal, página 26

Irvin D. Yalom Mirar al sol

 
No demos por sentado que enfrentar la idea de la muerte es demasiado doloroso, que pensar en ella nos destruirá, que debemos negar la transitoriedad para que esa verdad no vuelva insoportable nuestras vidas. Tal negación no es gratuita: empobrece nuestra Vida interior, nubla nuestra visión, embota nuestra racionalidad (…). Mirar a la muerte a la cara, acompañados por alguien que nos oriente, no sólo aplaca el terror sino que vuelve a la existencia más rica, intensa y vital. Trabajar con la muerte nos enseña sobre la vida.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 3
 
 
De hecho, considero que, en mi labor terapéutica, mis antecesores intelectuales no son tanto los grandes psiquiatras y psicólogos de fines del siglo XIX y comienzos del XX —Pinel, Freud, Jung, Pavlov, Rorschach y Skinner— como los filósofos de la Grecia clásica, en particular Epicuro. Cuanto más aprendo sobre este extraordinario pensador ateniense, más claramente lo reconozco como el prototipo del terapeuta existencialista.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 5
 
 
Epicuro no fue un adalid de los placeres sensuales; lo que realmente le interesaba era la obtención de la imperturbabilidad (ataraxia).
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 5
 
 
Epicuro practicaba una «filosofía médica» e insistía en que, así como el médico trata el cuerpo, el filósofo debía tratar el alma. Desde su punto de vista, sólo había una meta correcta para la filosofía: aliviar el sufrimiento humano. ¿Y cuál era, para él, la causa primera del sufrimiento? Epicuro sostenía que era nuestro omnipresente temor a la muerte. Decía que la aterradora visión de la inevitabilidad de la muerte afecta nuestro disfrute de la vida y perturba todos nuestros placeres.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 6
 
 
 
La ansiedad ante la muerte es la madre de las religiones.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 8
 
 
El psicólogo Rollo May dijo en broma que la ansiedad sin motivo siempre busca convertirse en ansiedad con motivo. En otras palabras, la ansiedad sobre nada en particular no tarda en referirse a un objeto tangible.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 26
 
 
La conciencia de la muerte puede servir como una experiencia de despertar, un catalizador sumamente útil para producir importantes cambios vitales.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 32
 
 
Ya que tal conciencia del ser lleva a importantes transformaciones personales, ¿cómo hace uno para pasar del modo cotidiano al otro, él que lleva a la transformación? No basta con desearlo, o hacer fuerza, apretando los dientes. En general, aquello que permite que una persona despierte y pase con una sacudida del modo cotidiano al modo ontológico es una experiencia urgente e irreversible. Eso es lo que llamo la «experiencia de despertar». Pero ¿cuáles son las experiencias de despertar en lo cotidiano para aquéllos que no enfrentamos un cáncer terminal, un pelotón de fusilamiento o una visita del Fantasma del Futuro? Según mis observaciones, los principales catalizadores para una experiencia de despertar son acontecimientos urgentes de la vida, como: El dolor ante la pérdida de un ser querido. Una enfermedad que ponga la vida en peligro. El fin de una relación íntima. Algún hito vital crucial; por ejemplo, un cumpleaños importante (los cincuenta, sesenta, setenta años, etcétera). Un trauma catastrófico, como un incendio, una violación o un robo. Cuando los hijos se marchan del hogar (nido vacío). La pérdida del trabajo o un cambio de carrera. La jubilación. Internarse en un geriátrico. Por último, sueños poderosos que transmiten un mensaje del yo más profundo pueden servir como experiencias de despertar.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 36
 
 
Cuanto menos vives tu vida, mayor será tu ansiedad ante la muerte.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 47
 
 
Las decisiones de fondo suelen tener hondas raíces. Toda elección conlleva una renuncia, y cada renuncia nos hace conscientes de las limitaciones y de la transitoriedad.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 52
 
 
Todo el que está a punto de jubilarse tiene una preocupación oculta por la muerte, y no es raro que estas preocupaciones aparezcan en un sueño.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 65
 
 
Los pacientes para quienes la terapia ha sido significativa suelen tener sensaciones muy ambivalentes cuando se acerca el fin de aquélla, y a menudo experimentan un recrudecimiento de sus síntomas originales. Alguien dijo alguna vez que la psicoterapia es una cicloterapia: uno repasa una y otra vez los mismos temas, y, en cada una de esas ocasiones, refuerza la transformación personal.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 66
 
 
Enfrentar la muerte hace surgir la ansiedad, pero también tiene el potencial de enriquecer enormemente la vida. Las experiencias de despertar pueden ser poderosas pero efímeras.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 67
 
 
Epicuro creía que la verdadera misión de la filosofía es aliviar el sufrimiento humano. ¿Y cuál es la causa primera de ese sufrimiento? Para Epicuro, no cabía duda de que la respuesta a esa pregunta es nuestro omnipresente temor a la muerte.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 67
 
 
El fenómeno de la propagación de ondas concéntricas, de crear algo que al ser transmitido enriquecerá la vida de otros, transforma su terror en profunda satisfacción.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 77
 
 
La propagación en ondas alivia el dolor de la transitoriedad al recordamos que algo nuestro persiste, por más que nosotros no lo sepamos ni percibamos.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 79
 
 
A menudo ocurre que unas pocas y sucintas líneas o un aforismo de un filósofo u otro pensador nos ayudan a reflexionar de manera útil sobre nuestra ansiedad ante la muerte y sobre cómo vivir en plenitud. Sea por lo ingenioso de su planteo, por su retórica o por la forma en que sus líneas resuenan, o por estar muy comprimidos, llenos de energía cinética, estos pensamientos profundos pueden sacudir a quien los lea por su cuenta, o a un paciente, arrancándolos de un modo de vida familiar, pero estático. Quizá, como sugerí, sea consolador ver que esos gigantes del pensamiento lidiaron con tan graves preocupaciones, y las vencieron. O tal vez, lo que esas memorables palabras demuestran es que la desesperación puede transformarse en arte.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 79
 
 
Una de las frases preferidas de Nietzsche era amor fati, «ama tu destino». En otras palabras, «crea un destino que puedas amar».
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 3
 
 
Te parece que no has vivido bien tu vida. En tal caso, yo te preguntaría: ¿En qué no la viviste bien? ¿De qué te arrepientes?
Mi propósito no es hacer que te ahogues en un mar de arrepentimiento por lo pasado, sino lograr que tu mirada se vuelva hacia el futuro, y a la siguiente pregunta, que tiene la capacidad potencial de cambiar tu vida: ¿Qué puedes hacer ahora en tu vida para que, dentro de un año, o cinco, no sientas esa misma desazón respecto de todo aquello de lo que te arrepientes al mirar atrás? En otras palabras, ¿puedes encontrar una manera de vivir sin seguir acumulando arrepentimiento?
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 86
 
 
Ideas como los argumentos de Epicuro, la propagación por ondas concéntricas, evitar el no vivir la vida y el énfasis en la autenticidad de los aforismos que cito son útiles para combatir la ansiedad ante la muerte. Pero el poder de estas ideas se ve muy realzado por otro componente —la conexión íntima con los demás—
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 95
 
 
Para mí, en lo personal y en mi práctica de psicoterapia, el enfoque más eficaz de la ansiedad ante la muerte es el existencial.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 99
 
 
Hay dos clases de soledad: la cotidiana y la existencial.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 100
 
 
El acto mismo de escribir es como una renovación. Amo el proceso creativo, desde el primer atisbo de una idea hasta el manuscrito final. Encuentro que sus aspectos mecánicos son una fuente de placer. Me encanta la carpintería de la escritura: encontrar la palabra perfecta, lijar y pulir las oraciones, jugar con el ritmo y la cadencia de frases y párrafos.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 160
 
 
A veces pienso que la mejor manera de describir mi estado interior es mediante la metáfora de la técnica de «pantalla dividida». Se trata de una técnica de terapia hipnótica que se emplea para que los pacientes puedan enfrentar algún recuerdo obsesionante y doloroso[47]. El procedimiento es el siguiente: el terapeuta le pide al paciente hipnotizado que cierre los ojos y divida su horizonte visual, o pantalla, en dos partes horizontales. En una mitad, el paciente visualiza la escena oscura o traumática; en la otra, una imagen que le produzca placer o tranquilidad; por ejemplo, la de un paseo por una senda favorita de un bosque o una playa tropical. La presencia continua de la escena tranquila realza y atempera la imagen perturbadora. La mitad de la pantalla de mi conciencia es sobria y siempre consciente de la transitoriedad. Pero la otra mitad la realza al exhibir otro espectáculo, un escenario que puede ser descripto mediante una metáfora sugerida por los escritos del biólogo evolucionista Richard Dawkins[48]. Nos dice que imaginemos un punto de luz, tan pequeño como el que proyecta un puntero láser, que corre por la inmensa regla que es el tiempo. Todo lo que ese punto ya pasó se pierde en la oscuridad del pasado. Todo lo que aún no alumbra es la oscuridad de lo no nacido. Sólo aquello que está alumbrado por ese punto diminuto vive. Esta imagen disipa la oscuridad y evoca en mí la idea de que soy increíblemente afortunado por estar aquí, vivo, y disfrutando del puro placer de ser. También me hace sentir que sería una trágica estupidez estropear el breve período que estaré en la diminuta luz de la existencia con ideas que niegan la vida al proclamar que ésta se encuentra, en realidad, en algún lugar de la oscuridad infinita que se extiende por delante de mí.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 161
 
 
Si aceptamos la premisa (y el persuasivo cuerpo de evidencia que la acompaña) de que la relación terapéutica es fundamental para la psicoterapia, es evidente que el paso siguiente es preguntar: ¿cuál es la clase de relación más efectiva? Hace más de sesenta años, Carl Rogers, un pionero de la investigación psicoterapéutica, demostró que el éxito de una terapia está asociado a una tríada de conductas del terapeuta: ser genuino, tener empatía en el momento adecuado y mantener una actitud positiva incondicional hacia el paciente. Estas características son importantes en todas las formas de terapia, y soy el primero en recomendarlas. Sin embargo, creo que al trabajar con la ansiedad ante la muerte o en cualquier otro tema existencial, el concepto de ser genuino toma un significado distinto, más profundo, que deriva en cambios radicales en la naturaleza de la relación terapéutica.
 
Irvin D. Yalom
Mirar al sol, página 167
 
 
 
 

Glenn Sudano

"Algunas personas empiezan escuchando voces, otras notan cómo objetos de su casa se mueven, por lo que pasarían a ser situaciones físicas, no solo emocionales. Primero le pido a las personas que lean la Biblia y ahí es donde compruebo que son incapaces de hacerlo, no les salen las palabras, tampoco pueden recitar oraciones, tampoco pueden mirar o tocar reliquias u objetos sagrados. Normalmente, cuando hago el exorcismo, siempre llevo a alguien fuerte conmigo, como si fuera un guardaespaldas por si la persona es violenta."
 
 Glenn Sudano 
 
 
"El diablo se muerde la cola al final."
 
 Glenn Sudano 
 
 
 
"Francamente, algunos demonios, pueden ser fuertes. No necesariamente reaccionan inmediatamente, digamos, al agua bendita. Otros, no les gusta en absoluto."
 
 Glenn Sudano 
 
 
 
"He orado con muchas personas que tienen opresión y obsesión", le dijo al Pilot, "pero la posesión es un poco más rara, pero puede ser muy tenaz. Es porque estas cosas pueden no irse de inmediato."
 
 Glenn Sudano 
 
 
 
"La mayoría de las personas que están espiritualmente oprimidas son personas muy hermosas, y cuando salen de eso, cuando se vuelven saludables de nuevo, a menudo, son muy humildes y muy fervorosas y en realidad muy santas."
 
 Glenn Sudano 
 
 
 
"Les digo a ustedes, chicos y chicas, es un mundo misterioso. Pero para decirles la verdad, la vida es misteriosa."
 
Glenn Sudano  
 
 
 
"Mi trabajo no es deshacerme de las ardillas. Es arreglar las casas de las personas."
 
 Glenn Sudano 
 
 
 
“Siempre le pregunto a la persona cuál es su origen, porque puede infectarse de forma demoníaca debido a lo oculto de la familia. Puede que alguien haya ido a un brujo o algo similar y esto haya provocado la infección del paciente que será objeto del exorcismo.”
 
Glenn Sudano 
 
 
 
"Soy de Brooklyn, eso no me molesta."
 
 Glenn Sudano 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Alejandro Vergara Sharp

"El arte es un idioma que unifica Europa. Es expresión de lo que tiene el continente de unión."
 
 Alejandro Vergara Sharp
 
 
"Es un peligro que a uno le idolatren; ¡sólo deja camino para la decepción!"
 
Alejandro Vergara Sharp
 
 
 
 
 “Rubens quería ser más de lo que podía ser.”
 
 Alejandro Vergara Sharp