Jesús Jiménez Domínguez

CUERPO

En esta bolsa de viaje, madre, guardaste
lo necesario: una mente, un estómago y un sexo.
Nervios y bronquios. Riñones: dos por si acaso.
Con unas pinzas de cocina, del más grande
al más pequeño, fuiste introduciendo los huesos.
Para que no se soltaran y golpearan en las vueltas
del camino los anudaste con tendones y venas,
los envolviste primorosamente de tejidos y músculos.
Terminada la tarea, dejaste un corazón
al cuidado de todo: esta es mi herencia, hijo,
no la derroches; aunque escasa, habrá de bastarte.

Madre, nunca pensé que fuera tan caro este viaje.
Todo en este mundo cuesta un ojo de la cara
y el otro no me alcanza para ver los precios.
Tratando de ganarle la mano al tiempo, pierdo la cabeza.
En cada caricia que extendí me voy dejando la piel.
Pago con los cinco sentidos por la cuarta hoja del trébol.
En busca de las peras del olmo caigo despechado,
me desgañito, me descorazono, me deslomo.

Madre, para desvivirme por esta vida y estos deseos
en cada aduana tengo que echar mano del cuerpo.
Cuando llegue —¿a dónde? ¿cuándo?— ignoro
qué quedará de cuanto me diste, en qué estado.
¿Sabrá el destino, apostado en un oscuro callejón
sin salida, que soy yo cuanto largo tiempo esperó?
¿Montará en cólera al comprobar, albarán en mano,
que nada llega completo, intacto ni nuevo?
¿Tendré que desembolsarle algo más, madre,
por cada desperfecto, por cada mengua, por cada desfalco?

El viento hace danzar el envoltorio viejo de un caramelo.
El halcón lleva consigo la urgencia del vuelo y nada más.
La pera que cae de la rama deja su sitio a la pera futura
sin mediar notario alguno, herencia ni aflicción.
Al menos he de guardar dentro de mí algo de todos ellos,
hallar un sentido que haga frente a cuanto voy dejando.
En esta lucha sin cuartel todo me sirve y poco me alcanza.
En este cuerpo a cuerpo nada tiene el alma que perder.

 Jesús Jiménez Domínguez

 


REMANDO AL VIENTO

Percy Bysshe Shelley, yo os pregunto:
Quien navega, ¿es del viento o del agua?
Si la verdad está en el fondo de las cosas,
¿es más cierta la barca que dentro del lago
acompaña, inversa y paralela, a esta que flota?
Si el tiempo quedó detrás, Polidori,
¿la barca de hace un minuto estará vacía?
¿El muelle que dejamos seguirá menguando?

En las afueras del cielo la noche ha borrado al día.
Pronto las ondas del lago borrarán el lago.
Y remamos, remamos sin las manos,
sin los remos, sin el lago, buscando sin los ojos
costa donde hacer pie, tiempo donde caminarnos.
Remamos sin orillas, sin más tierra prometida
que la que mañana nos dé a probar
el enterrador en el hierro de su pala.

Ahora la barca separa la noche de la palabra noche.
También mi corazón tiembla entre dos latidos contrarios.
Respuestas no hay: el viento silba su oscuro pájaro.
Sobre las tramoyas del agua vosotros calláis, yo canto.

 Jesús Jiménez Domínguez

 

 

TESTAMENTO DE JEFF BUCKLEY

Un nadador divide
la soledad en dos:
la primera es del agua;
la segunda, del cielo.

Jesús Jiménez Domínguez
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Daniel Montoya

 cabañuela I

de su padre

mi abuelo aprendió,

al comienzo de cada año,

a contar los días como ciclos

en docenas que varían.

aprendió de la seguridad que ofrece el cielo a

los colores que tendrá la tierra.

aprendió a tomar una pala en el momento

que indicaban las nubes de enero

para enterrar, en el tosco de su punta

la fuerza de su pie,

la semilla mandarina que

había de germinar.

aprendió a rezarle a la tierra

en el momento de sequía

para que, introducidos los

cachetes, estos se llenaran de agua.

aprendió a cerrar la ventana cuando

la brisa, que enero

un día adivinó, volara para re-

chinar los amarres de la leña

y de la caña.

aprendió a esperar paciente en el portal

a no marcharse de allí hasta ver

pasar todo lo que desde enero él previó.

de su padre mi abuelo aprendió

que las cabañuela duran dos semanas

y que suceden los doce

primeros días de enero.

que hay que tomar nota

para predecir la cosecha del año.

de su padre mi abuelo aprendió a

de ahí no moverse nunca.

a aferrarse al quicio y al taburete.

y si una tarde, la amenaza

de una muerte —ácida— atravesara la raíz

desupadremiabueloaprendió

que debió haber avisado que vendría

en las cabañuela, al comienzo del año

en los primeros doce días de enero

de lo contrario no sería acogida.

Daniel Montoya
 



me advierto a la luz de mi luz

y el agua arrastra un blanco

blanco el cielo, blanco el río, blancos ojos y

yo soy uno con mi reflejo

soy el espacio intruso

soy lo que mi cuerpo tapa

mi cuerpo es negro y su reflejo no lo arrastra la corriente

soy todo aquello que en los días sin luna se posa sobre el mandarino.
 
Daniel Montoya
 
 
 
 
 Nervetí

I.

yo eso no lo entiendo no.
todos los frutales se han quemado todos todos menos los palos de mango.
de nervetí nadie sale ni entra no.
pero eso yo no lo entiendo.

el año tiene dos estaciones:
hay sol
poco hay sol.
a veces hay años en los que solo sol.
hace un mayo solo sol.

todos los frutales se han quemado todos todos menos los palos de mango.

aseguran que bajo nervetí hay agua sí
que hay agua subterránea dicen todos en nervetí
que ningún nerviterro ha podido cavar lo suficiente para encontrarla dicen.

todos los frutales se han quemado todos todos menos los palos de mango
porque hace un mayo solo sol.

en nervetí hace un mayo que no hay nubes no
hace un mayo solo sol
las raíces de los palos son muy profundas dicen.
tienen muchos años dicen mangos antes que nerviterros.
en este pueblo sin agua, ellos se hidratan.
en nervetí hace un mayo solo mangos solo solo mangos.
y dentro de ellos el agua.
 
 Daniel Montoya
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Ani Galván

una amazona

I

¿y si el cuerpo no fuera pantalla para la visión de sus ficciones?
¿y si el propósito de mis dedos no fuera el tacto sino el calibre
de la tensión entre cuerda y arco?
¿y si el fin de mi voz no fuera la gracia
sino los cánticos de guerra?

¿y si en lugar de batir al ciervo aprendiera cómo cabalgarlo?

II

la consecuencia más visible de la fuerza
ha sido la pérdida de mis pechos

[dos brevas aún no granadas apenas llenan mis viejos vestidos]

tal vez expiación por deslizarme
pronta en las palestras de la edad:

un escudo de punzante
suavidad
sabrá protegerme

Ani Galván


una infancia en el gineceo

todo lo que sé de la vida lo aprendí en un tocador de señoras
una cocina humeante un cuartito de costura
alcobas nubladas e inabarcables como misterios
donde muchos solo escucharon el estoico y trivial curso de los días
y otras en cambio penetramos en el oculto arrullo de las nodrizas
consagradas a los dientes de los otros
donde la fuerza yace en armas sorprendentes peine marmita fragancia aguja
donde nunca se presencian los verdaderos amos de esta casa
aras privadas
sacros cuadrantes
donde el amor es pan y lana hilada desde hace muchas generaciones
gineceos condenados
a la ficción de las fábulas
en ellos y no en las ágoras
estuvo siempre hirviendo la Historia

Ani Galván
 
 
 
 
una mujer espejo

me ungen
no por ser yo
sino por ser
vergel de azogue
capaz de emanar sus rasgos

mi amor es argento vivo
 
 Ani Galván
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Violeta Nicolás

a trompicón la suerte

conecta la voz en red purpurina de burbujas

 

gira     en espiral el aire

salpican hebras de luz

hélice

piel fina          bola fortunatta

la pompa con espinas

llévame

bóveda de reflejos

flota cadente en olas pulida

parpadea_____rápido____parpadea

la pompa de cristal

choca y roza               sigue su vuelo

levita pesada de aire

¿despertar aquí?

en casa

blindada         de jaboncillo  afilado¬

Violeta Nicolás




ancestras llamadas igual

acierta la campanilla:     turno desierto

llamadme de cualquier forma

en el labio aguardo para sentir

nubes dátil abandonadas

hacia el alba      dirección de viernes

Victoria  Violeta      Van esa   Inmaculada

Nicolás  Nicasio  Nadia    Igualo el abrazo

 

nací sin nombre ni mayúscula

la miseria engrandece el pecho

corazón con aes   equis   ays   oh paréntesis!

 

olvida hijo la palabra dada

llama las cosas por su nombre

recuerda su silencio

pregunta a la cucaracha por la  mariposa

al vertedero   por el cielo detrás

olvida hijo el oficio de nombrar

labor del ensueño

 

Haz de pan

sustenta

O bra

 

sebo en aclarado de las cuerdas

¿y el tirachinas vocal?

todo a la a      aliento   ala

ancla

promesa de caminantes

amplía lo minúsculo camina

abisma el cor del gusano de seda

la araña hace telarañas cósmicas o neuronas

abraza el por qué       por qué por qué

llama

 

pompa de jabón que se abre y se cierra y vuelve a abrir

don   real                   corona    de jaboncillo

flota al aire               estela por delante

a nómina regaliz

todo al    O

olvida                                                                         vida  da :

/Ma cha d O    nos sueña/

Violeta Nicolás






La tórrida alza al cuerpo

encriptado

labios de agua

lengua doble

turbulencias extremas

la esfera en el soplo

de la carne residual:   destello

rebobina y crece

los sentidos se eclipsan

todo está en fuga

la esfera de cristal sobrevuela el barrio

¿quién es  धूमलः ? 

por el ventanal en trenza afilada

una bola reluce                       alta

ay, fugitiva por los aires

ay, liberada en lugar oculto 

saltarina en espejismos

Es una columna I       inglesa

/ai/ es un ay

dulce queja de la frontera

el moi moi      bésate por mi en ti

eres fantasma luz     parpadeas

moai    moai   piedra

extra terrestre  levita

alarde del ritmo         golpea el tórax

bombeo limpio

mareo de reflejos

cuánto pesa la ausencia rebelde

ya corriente fija

ay, abre la mano a la espina

cuerpo  menhir

donde la sangre jabonosa

movida por ondas irisadas

se forja en el baile del péndulo

Violeta Nicolás






Rasgos de humo

la contaminación que hospedas

queda entre los mofletes

terrorista de filtro aéreo

fuma bóveda y sopla

germina pedregales

la neblina nos funde con el cielo

al paso se abre cada cosa

querencia sin nombre propio

atrae cada distancia

su envoltura de helor

placenta de madrugada

Violeta Nicolás





Tantos ensueños sin párpados

la mecedora acuna el aliento

acurrucados somos bosque
 

el balanceo crea un aura de república

protege de ataques del Imperio

el mal no tienta

no confunde

infla el pecho alza

te regalo la mecedora de la abuela

para las defensas del bucle

Violeta Nicolás














Javier Milei

“Entre la mafia y el Estado prefiero a la mafia. La mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente, la mafia compite.”

Javier Milei


“La venta de órganos es un mercado más.”

Javier Milei



"Lo de Argentina es un problema cultural. Esta es una sociedad que está infectada de socialismo. Y lo que hay que lograr es sacar el socialismo de la cabeza de la gente."

Javier Milei
Tomada del libro La trinchera de letras de Juan Soto Ivars, página 47




“No tengan miedo, den la batalla contra el zurderío, que se la vamos a ganar, somos superiores productivamente, somos superiores moralmente; esto no es para tibios, ¡viva la libertad carajo!”

Javier Milei



“Soy el general AnCap [anarcocapitalista]. Vengo de Liberland, una tierra creada por el principio de apropiación originaria del hombre (…) Mi misión es cagar a patadas en el culo a keynesianos y colectivistas hijos de puta.”

Javier Milei



“Tomá un personaje de Puccini, sacalo a la vida real y ese soy yo.”

Javier Milei



“Una empresa que contamina el río, ¿dónde está el daño?”

Javier Milei












Sabina Urraca

"Cerebros permanentemente asustados."

Sabina Urraca



"Lo llenaba de ira poseer valiosos conocimientos dictados desde otra dimensión y no tener recipiente en el que volcarlos. La Humana era un vaso puesto boca abajo."

Sabina Urraca
El celo




"Porque la desgracia de una puede ser el relleno perfecto al pan demasiado seco de otra, y la vida de muchos suele ser nada más que eso: un pan sin gracia. Sin la salsa del hablar de los otros, muchas amistades se deshidratarían."

Sabina Urraca
El celo




“Todo exorcista, para poder serlo, debe haber tenido al demonio dentro al menos durante un segundo.”

Sabina Urraca
El celo

Alberto Tesán

Apoyas la frente en el cristal. El radiador te calienta el sexo y las piernas. Por la avenida pasan corriendo dos mujeres. Es muy pronto aún. En el edificio que tienes delante las persianas siguen bajadas. Lo has dejado en la cama. Dormir con él es precipitarse al vacío a cada instante. Bostezas, muerto de sueño. Un coche blanco que conoces sale de una calle con nombre de escritor. Es la hora de volver a las ruinas del hogar. Bajas la mirada, pero no vas a entrar en el túnel. Preparas la leche, las tostadas y el zumo de naranja. Abres la puerta de la habitación. Reconocerías el olor de su piel en cualquier parte del mundo. Te tumbas a su lado y le besas la cabeza. Te abraza con fuerza. Papá, esta noche he soñado con tigres y dragones.

Alberto Tesán



Dejas las bolsas de los niños en la entrada. Huele a humedad y huele, también, a otra cosa. Intuyes algo, y lo sabe. No se atreve a mirarte. Te despides y regresas a la calle. El cielo se derrama sobre las aceras. Ya en casa, observas los tejados. Las vidas que ocultan. Y las mentiras. Y las traiciones. Esperas que alguien llame para salvarte. Compruebas el teléfono, te fundes con las sombras. Pero nadie llama. Estás solo. Y hace frío en esta parte del mundo. Se cuela por las ventanas para helarte los pulmones, para impedirte respirar. Conoces esa sensación. Sientes cómo avanza desde la raíz. Te concentras en ti mismo. No puedes hacerlo. Y eso es lo único que ahora importa.

Alberto Tesán




Estudias la distancia hasta el suelo. Imaginas el impacto. Algo te llama desde hace tiempo. Y desde hace tiempo regresas, para espantar las pesadillas que te muerden por la noche. Es la sensación de siempre. Tu incapacidad para conservar todo aquello que amas.

Alberto Tesán





Hace frío, pero te obligas a mantenerte en guardia. Estás en el centro. Tu mirada se pierde entre edificios abandonados y caminos sin asfaltar. No mereces esto. Eres bueno. Lo repites diez, cien, mil veces. Eres bueno. Pero no sirve de nada. No te escucha nadie. Piensas en sus pequeños corazones. Tienes que evitarlo. Que nada los manche. Cuando posas tus ojos en el tejado de la casa, ya sabes que los cuervos están dentro.

Alberto Tesán




Ocurre con cada mensaje. Tenemos que hablar. Y piensas en cuervos, y en herramientas que hacen daño si se usan bien. Tenemos que hablar. Y siempre es lo mismo. Y siempre es mentira. Te abrigas y sales a correr. Repasas mentalmente la conversación, mientras tus pulmones se abren buscando aire. Conoces la estrategia, y sabes cómo acabará la escena. Deja de llorar. No te preocupes. ¿Cuánto necesitas?

Alberto Tesán



Piedras como símbolos. Has regresado al escondite de los primeros juegos. Te ha costado llegar. Ahora se las entregas a ellos, y les explicas su significado. Las miran con curiosidad. El mayor hace una pregunta, ¿qué edad teníais? Cierras los ojos y respondes, éramos muy jóvenes, estábamos enamorados. Interviene la pequeña, pero el amor se acaba. No siempre, aunque no eres tú el que habla. Las guardan en sus estuches. Corazones como piedras que les recordarán de dónde vienen.

Alberto Tesán





Te golpea un cierzo que huele a tierra húmeda. Piensas en mujeres que no encuentran lo que buscan, y no se sacian. Y piensas en hombres sin mujeres, que vomitan soledad. Piensas en un desierto azul que se extiende desde tu lengua hasta unos labios que son de arena. Y piensas en la mentira, y en la náusea, y en todo lo que hace daño y se ha pegado a tu piel. Piensas en piedras y cuchillos. En eso también. No dejas de pensar. En piedras y cuchillos.

Alberto Tesán













Andrea López Kosak

El amor de
el amor por
el amor a

¿Cuántas omisiones
pueden acompañar
la palabra que ejercito
sentada bajo los pinos
de agosto, entre cascaritas
que podrían haber sido
pájaros?

Andrea López Kosak



El campo fue el mito
fundacional de la familia.

No había cielo
para los muertos,
sino la llanura donde balaban corderos
antes del sacrificio.

Un paraíso
que construyó mi madre
cuando su madre carneaba animales
que no tenían nombre,

no como esa cerda
paridora, que amamantó a los gatos
y por haber aprendido
a obedecer, sobrevivió.

Andrea López Kosak





Te como cruda
decía mi madre,
que en cada animal veía
su posibilidad de ser
carne, cuerpo abierto con huesos
que ya no sostienen, como
mariposa con las alas quemadas.
Yo dejaba que me comieran
sus palabras
me deglutiera la lengua que es
mi herencia, así
me hice finita, de cara
a un pánico típico.

Andrea López Kosak




Trescientos diez vientres.
Cien receptoras preñadas.
Veinticinco padres de plantel.
Oferta excepcional
de genética productiva.
Puros: sin gen
salvaje o ancestral.
Quince nulíparas de alta calidad.
Veintiocho usadas paridas.
Treinta hijos al pie, segunda parición.
Pago contado con descuento.
Machos: cinco cuotas.
Hembras: flete gratis.
Setenta puros controlados.
Cien controladas puras.
Hijas de Crédito, padre
del Gran Campeón.
Doscientas inseminadas con Efectivo.
Ciento ochenta días libres.
Diez cuotas sin interés.
Productor de Buenas Hembras.
Pigmento total.
Facilidad de parto.
Hijos que logran los precios máximos.
Reproductores
con información confiable.
Remate de embriones y envíos
de semen a todo el país.

Andrea López Kosak






Antonio Herrada

Cuban cigar

Asomado a las vidrieras de una tienda en Nassau
donde ofrecen cuban cigar
advierto el rostro de emigrantes tabaqueros
hombres que han curvado sus destinos.
Viendo sus manos sobre hojas extranjeras
me he preguntado qué hace cubano a un tabaco
hojas que crecen en tierra nacional
para garantizar exportación
o manos nacionales dispuestas a torcer
en cualquier tierra.
Imagino el sentimiento de esos hombres
llegados en frágiles embarcaciones
con la única esperanza en su oficio.
Hay que ocultar el origen de esas hojas
mientras se espera a que arda la mentira
en el placer de los que fuman.

Antonio Herrada





La desmemoria

En estados de embriaguez he pensado en la memoria colectiva.
Los pueblos de presencia larga y los pueblos con edades cortas.
Cuánto dura el recuerdo de un pueblo con pirámides
o impresionantes murallas
cuánto el de un pueblo que apenas conoce la palabra siglos.
Lo que olvida un hombre olvida un país
y el recuerdo tambalea en las enfermedades de la memoria.
El consumo excesivo de alcoholes desata los tormentos.
Korsakoff lo descubrió en las tabernas.
Su experimento fue llevado a cabo con tomadores de vodka.
Comprobada la afectación el síndrome adquirió su nombre.
Los excesos hacen olvidar los episodios de vida.
Un país de hombres bebedores tiene una memoria efímera.
Un país que exporta sus alcoholes está arriesgando que lo olviden.

Antonio Herrada




Libro de historia

Leer caña durante cuatro siglos.
Españoles
yanquis
soviéticos
tras el jugo.
Llegar al presente
leer
releer
hallar un vacío
una zona muerta
el libro con páginas arrancadas.

Antonio Herrada




Líneas de exportación  

¿A qué viene un país al mundo?
Como un organismo vivo el país alimentándose.
Una continua relación con el medio asegura la supervivencia.
Enviar hacia afuera para garantizar que funcione adentro.
La vida dispuesta al intercambio.
No salirse de la línea que otros dibujaron por nosotros.
La obstinación de los conquistadores
versus
la obstinación de los conquistados.
Manos que se retiran disminuyendo el grosor
mientras otras se incorporan.
La línea principal y la línea subyacente.

Modular el apetito del agricultor para no descarrilarse.
La línea del tren antes que en la metrópoli
llenando barcos para la metrópoli.
Permanecer en el mapa como una sugar island
aunque el perfil exportador se nos desborde.
Tabaco en boca de los aborígenes frente a los colonizadores
zocas de caña traídas por Colón en su segundo viaje
aguardiente como distracción en las noches tropicales.

Poco ha cambiado desde entonces.
Busco mi lugar en esa línea.
No tuerzo tabaco.
Nunca he cortado caña.
El ron es una formulación desconocida.
No estoy llevando al país a ningún lado.

Antonio Herrada

















José María Salazar Núñez

—Dame dos cervezas.

El Cantinero sirve, luego de que la espuma alcance el borde del vaso, el derramándose del vaso cae, en su blancura, lentamente, hacia la barra.

(PERFIL DEL CANTINERO: de niño / de muy niño / de muy niño fantasmal / no podía dormir / pero siempre bostezaba por las mañanas y por las noches y se levantaba / aunque no estuviera echado / los doctores no lo explicaron / eventualmente hizo de su departamento una cueva / no tenía gusto por lo anacrónico / era una costumbre arbitraria / venía del silencio?)

Siento una mirada.

—Imposibilidades.

—¿De qué hablas?

—Del ornitorrinco en tu garganta. Cosas más extrañas se han visto.

El Cantinero observa la luna, resplandeciente en el algodón. Entonaron una canción. Nadie la escuchó o fue en otro tiempo. La guitarra repitiendo el mismo acorde.

(RECUERDO DEL CANTINERO: una ardilla se le acerca y come su mano lentamente / va dejando marcas en sus dedos / son huecos / pero dentro no hay sangre / nada emerge de ahí)

—No caeremos en la metáfora de la luz. La caída no es tabú, tampoco.

Solo un quiebre solo. Y en el segundo, todos se habían ido.

—Una mancha en la madera.

Cosas menos extrañas se han dicho.

José María Salazar Núñez




El frío en los huesos de Joseph. La cortina ajena cerrándose, abriéndose, cuándo ocurre la oscuridad o cierta imposibilidad etaria. El frío en los huesos de Joseph. Desde su postración ve la luna, ver la luna una vez más, cortarla en racionales pedazos, extender la vida reducirla, al comienzo, al final. Todo distinto en la oscuridad. Trozos distintos. Escuálido, Joseph, en sus huesos el frío, en sus huesos el frío, no ve más allá. ¿Todos han visto el espejo que dejó su jefe? ¿Otra familia? ¿Otra vida? Por qué las preguntas, las preguntas por qué, bah. No. Lo gutural aún no entra. O ya entró en el mismo lugar. Joseph, en sus huesos el frío. Cala. Cala. Decimos las mismas cosas, Joseph, escucha al salir, sale, la avenida lo recibe. Una vez más. Las luces de los carteles, el movimiento de las hojas. Esquívalas. Levanta el rostro ante el extraño. La extraña. No saludes. Dónde se sostiene el saludo, la despedida. A eso suena, a despedida, piensa Joseph. El frío en sus huesos. Un relieve en la acera rota. Eleva un segundo. Tiempo es lugar. Otro. Y la pista plana en sus pies, no hay retorno, no regresaste, resta el retorno. El timbre del teléfono. Coge. Arde. Es una llamada del jefe. Harás lo que dice. Se lo daré, piensa. El frío, cuándo calará en tus huesos. En mis huesos. Cuándo. Las calles, no paisajes, regurgitan la misma pregunta. No es la misma. No es pregunta.

José María Salazar Núñez





La búsqueda resulta un concepto interesante. Si alguien (Personaje Principal) se instala en el infierno o en una torre, la imagen está completa. No es una fotografía. Creas, desde el mapa, nubes, cielo, tierra, lo gris…ahí termina la realidad, revoloteando en la piscina. No se dice que no hay trayecto, porque la memoria señala un porvenir seguro. Le corps est le corps, pero también es algo más: se ladra dentro de la referencialidad. Las máquinas vuelven siempre a lo mismo, es la reflexión del día. No quisieran romper la secuencia, si bien entienden que la rutina es eso. Encender un cigarrillo en el hospital y contar las estrías del silencio.

José María Salazar Núñez




Se descartó la nota vacía 

Se descartó la nota vacía
es el nombre de este poema
basado en un anuncio de mi aplicación de notas preferida
(tengo otras que vienen con el teléfono
pero yo me descargo esta
siempre
(no la menciono porque no han pagado anuncios
aquí
en este poema))

Se descartó la nota vacía
cuando borro una nota en la que no escribí nada
eso no genera impuestos
el gobierno no te quita nada
si es realmente nada
porque si es algo que parece nada
pero no es nada
viene la SUNAT
(Hacienda en España IRS en EEUU
este poema
es universal)
y se lleva
ese poquito
que no se vería
en un microscopio
ni aunque el estudio estuviera financiado
por un Start Up
o un Inversionista Ángel
(este poema ha ido al cielo
y regresado
no sabes lo que ha visto
este poema)

Se descartó la nota vacía
podría desembocar también
en una discusión sobre la muerte

Los muertos después de un tiempo son descartados, dice uno
pero es una idea demasiado simple
quien gane la discusión ganará un viaje
a Punta Sal (o Cancún o Ibiza)
la arena blanca blanquísima
no lo creerán
que este poema les dé esa imagen
de esa arena
por venir
esa arena
fantasmal

José María Salazar Núñez



Si te equivocas

Si te equivocas puedes corregirte en 2.5 años
tendrás la oportunidad
de redimirte
será en la noche
y una luz en tu oreja derecha se encenderá
intermitente
roja
hasta que lo corrijas
entonces se apagará
trabajo bien hecho dirás
y seguirás tu vida
sonríe
dicen los chamanes
desde lo alto del nevado
no hay otra cosa que arena
y unos murciélagos que joden
no te dejan dormir
se posan sobre tus párpados y te chupan la sangre
entonces despiertas
y te das cuenta de que tu vida
de que tu vida
empezó en ese momento
al final la naturaleza es solo un marco
una relación
como máximo
con lo que de verdad está ahí
la experiencia
en carne propia
según es entendida en los laboratorios más modernos del mundo
mañana atienden desde las 5 am
y responderán tus preguntas
sobre todo las que no has hecho

José María Salazar Núñez