Linn Ullmann

 "Eras la chica que no quería morir y ahora, después de haber pasado muchos años lejos, has vuelto a perderte dentro de mí. Cuando era niña, me imaginaba que vivías a caballo entre el papel pintado y mi ropa, y que parecías un insecto grande, una libélula, y en lugar de un vestido tenías un par de alas brillantes.
Me imaginaba que éramos hermanas. Tengo cuatro hermanastras de carne y hueso, pero quería tener una hermana en condiciones, una hermana con todas las letras que estuviera siempre conmigo. Tenía a mi mejor amiga Heidi, nos parecíamos físicamente, pero Heidi tenía a su propia hermana. Tú y yo nos prometimos que no nos separaríamos nunca. Yo quería que mezcláramos nuestra sangre, pero tú no tienes sangre, así que no lo hicimos.
[...]
Maxine era una mujer elegante, con vestidos negros y holgados, hechos a medida, que no dejaban nada de piel al descubierto. Llevaba collares de perlas blancas y gafas redondas con montura negra. «La belleza son muchas cosas», decía. Al principio fue agente de fotógrafos prometedores, más tarde también de una variada selección de modelos, chicas y chicos, blancos y negros, heteros y gais, jóvenes y no tan jóvenes. Era una adelantada a su tiempo y se imaginaba un mundo en el que ser chica o chico, blanco o negro, hetero o gay no fueran categorías fijas. En el cajón del escritorio tengo una foto de ella en la que posa con Andy Warhol, que lleva un traje oscuro y corbata para la ocasión. Parece un escolar, saca la barriga, aunque no hay mucho que sacar. Maxine lleva un pañuelo de seda anudado al pelo, un cinturón estrecho ceñido a la cintura y un broche de plata sobre el pecho izquierdo. En la foto es más joven que cuando la conocí. Se agarran del brazo, muy erguidos el uno junto al otro, como un viejo matrimonio, bromean y se lo pasan bien."
 
Linn Ullmann
Chica, 1983

Aritz Gorrotxategi

Poemas y problemas
 
El poema no es un problema,
ni una ecuación a resolver.
No intentes buscar
sentidos ocultos ni pseudo
misterios. Deja al poema
resbalar como música,
deja al nudo de palabras
buscar su eco en nosotros,
como un radar, peces libres
patinando entre las olas.

Despoja el cinturón a las palabras,
que jueguen, lascivas ahora,
temerosas luego, que sean
bosque ahora, madre después,
humo, reloj, navegante…
Un alfabeto sin normas,
en re mayor o re menor,
a fuego vivo o lento…

Acoge las palabras como vienen,
sin pedirles nada a cambio.
Si buscas misterios
te afanas en vano, el poema
solo puede quebrar las puertas
de tu caja negra.
El verdadero misterio es
por qué somos las personas
incapaces de vivir en paz,
y por qué huye el dinero
hacia aquellos que ya lo tenían
en suficiente cantidad.
 
Aritz Gorrotxategi
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Mikeo Kawakami

 "Ahora, como era natural, veía a Kojima de un modo muy distinto a como la veía antes.
Sabía lo que pasaba desde hacía tiempo, pero se me fue haciendo cada vez más difícil ver u oír cómo las otras chicas la maltrataban. También sufría al pensar que ella veía cómo me maltrataban a mí. Porque, aunque no quisieras escucharlo, estando en la misma clase, acababas oyéndolo; aunque no quisieras mirarlo, lo acababas viendo.
A mí seguían llamándome «bizco» y obligándome a hacer cosas estúpidas, tirándome al suelo, haciéndome correr a toda velocidad por la pista de atletismo durante los recreos. Mientras tanto, Ninomiya y los suyos me miraban desde el interior de la escuela, partiéndose de risa. Había visto muchas veces cómo insultaban a Kojima de todas las formas posibles, llamándola sucia y asquerosa, había visto cómo la enviaban a comprarles algo.
También había visto cómo le daban patadas y la golpeaban, igual que me hacían a mí. También había visto cómo le gritaban: «¡A ver si te bañas de una vez!», e incluso cómo le metían la cabeza dentro de un acuario.
La Kojima de las cartas era alegre y llena de vida, parecía una persona completamente distinta a la Kojima de la escuela. Cada vez que la veía allí me dolía el corazón, pero no podía hacer nada, solo sufrir. Solo intentar que no se diera cuenta de que yo lo estaba viendo todo. Solo apartar la vista y fingir que no veía nada."
 
Mikeo Kawakami
 Heaven

Víctor García Tur

"Un grinyol em va fer girar llavors. L’enorme Roberto espitjava una cadira de rodes, amb l’escriptor, i la plantava al mig de la sala.
L’estupor em va ennuegar. Stendhal a Florència. Suposo que havia mistificat el moment (històric) de conèixer una figura de primeríssim ordre, encara que es tractés d’una figura tristament esgotada per les dècades. Com si la cita fos fora de casa, en Borges duia els punys ben botonats, armilla sota la jaqueta, corbata de plom. El vestit tallat a mida el feia semblar un home atrapat en un escafandre; la pell flonja li vessava pel coll de la camisa emmidonada. Em va inquietar que els ulls s’havien desentès l’un de l’altre. No era molt vell, en Borges (sempre es pot ser més vell), però sí terriblement indefens, cotiflat, com si cada any viscut suposés una estocada fatal. L’empatia (la sospita que algun dia jo ocuparia el seu lloc perquè també el meu cos decauria) em va entristir premonitòriament.
En Borges em va convidar a seure a l’única butaca de la sala. El cuir va espetegar sota el meu pes.
—Roberto, no le has ofrecido nada a nuestro invitado —es va queixar dolçament—. L’ha de perdonar. Cuidar-me és tan exigent que sol oblidar com tractar les visites."

Víctor García Tur
El país dels cecs

Pierre-Paul Riquet

"Yo soy como Santo Tomás... Primero sería preciso saber lo que se entiende por astrología. Si por ella se pretende leer en los astros todo lo que debe suceder, como si todo, aquí abajo, se encontrase enteramente determinado por la acción de los astros sin que la libertad del hombre pudiera cambiar nada en ello, entonces una tal pretensión contradice el concepto cristiano del libre albedrío humano. Pero podemos admitir, como lo han hecho ilustres doctores de la iglesia, entre ellos Santo Tomás de Aquino, que los astros ejercen una cierta influencia sobre el temperamento, la constitución de los hombres, y, por tanto, sobre su comportamiento punto de ahí una posibilidad de prever las tendencias que manifestarán con bastante probabilidad, pero no infaliblemente, porque el hombre, según creemos, puede dominar, orientar, modificar las tendencias que son en él la resultante de todas las influencias cósmicas o astrales que se ejercen sobre su organismo. Pero dicho esto, conviene ser reservado en cuanto al valor de los pronósticos que se pretende sacar de una ciencia tan conjetural de las influencias astrales sobre la conducta humana punto muy imprudente sería quien pillase en ella ciegamente.·
 
Paul Choisnard 
 Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja



M. L. Filipoff

"El hombre, ese microcosmos de los antiguos, cuyas células están compuestas de todos los elementos que brillan en el sol y las estrellas está, por su misma naturaleza, en afinidad con el universo estelar y es susceptible, como tal, de recibir todas las emociones cósmicas y responder a ellas."
 
M. L. Filipoff
Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja

Daniel Verney

 M.  Auphan habla en términos de influencias y de modelo físico y es todo un modelo físico matemático el que constituye a partir de dos hipótesis sencillas:

1. La influencia de los astros es propagada por una radiación vibratoria que obedece a las leyes matemáticas de la propagación de las ondas: leyes comunes a todas las radiaciones actualmente conocidas.

2. las fuentes de esa radiación es el sol; las ondas son reflejadas en parte, es decir remitidas por los planetas, e incluso las que penetran  (tantos y proceden directamente del sol o, por refresco, de los otros planetas), formando en el interior de cada planeta diversos sistemas de ondas estacionarias que interactúan para formar un conjunto más o menos complejo de vibraciones. En particular la tierra, considerada en primera aproximación como un resonador esférico perfecto, es la sede de dos sistemas principales centrados el uno sobre el eje de la eclíptica y el otro sobre el eje de los polos terrestres. El hombre percibe la radiación solar planetaria por intermedio de la tierra, es decir que recibe, de hecho, en función del momento y de su posición en la superficie de la tierra, la resultante de los sistemas de ondas estacionarias que allí están establecidas. El cálculo  -que es muy aproximado al de las armónicas esféricas, clásico en física- pone de manifiesto unos sistemas de ondas, así como su marcha en el tiempo sobre la superficie de la Tierra.
 
Daniel Verney
  Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja



"Me pregunto, a veces, si no hay dos Gauquelin, un Gauquelin privado, fascinado por la astrología, y a quien no repugna tomar partido por los astrólogos, y a un Gauquelin público, encorsetado en el concepto ya superado de la cientificidad, pero, pese a ello, paladín de una ciencia nueva y aglutinador de hechos increíbles pero verdaderos, si algún día se me permitió registrar en los cajones secretos del Gauquelin conocedor de astrología, no me sorprendería encontrar en ellos su propio tema astrológico, cuidadosamente anotado y puesto al día; el Gauquelin estadístico no conoce más que dos campos: el de la ciencia para extenderlo; el de su superstición, para reducirlo. Pero es un sueño, no hay más que un M. Gauquelin, quien no logra desembarazarse de ese fantasma de astrología, de esas viejas lunas."

Daniel Verney
  Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja













Doctor Roux de la Roque

"Antes de su nacimiento, el feto está bañado por el líquido amniótico, líquido salado, eminentemente conductor de la electricidad. Este líquido desempeña el papel de jaula de faraday y preserva al feto de toda influencia debe manifestación exterior de origen electromagnético punto en el momento de su nacimiento, soportará ese pequeño ataque de las ondas cósmicas, que imprimirán su marca imborrable y se inscribirán de modo indeleble en las células vivas como un estilete traza improntas en un disco de cera virgen. Se comprende que cada uno de nosotros tenga una onda modulada sobre unas características que le son propias"
 
Doctor Roux de la Roque
  Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja


Jean Hieroz

En efecto, cuando no solo el átomo aparece como extrañamente similar a un sistema solar, sino también cuando su núcleo parece continuar la cascada de las similitudes previstas por la final teoría de él "macrocosmos" y del comillas microcosmos ",  ¿que hay de sorprendente en que la Historia, simple peldaño en la escalera de las analogías, cuyo cuerpo está compuesto de átomos regidos por la misma ley que el mundo que la rodea, vean el desarrollo de su destino y en el curso concominante de los astros los desarrollos paralelos de una misma causa e? ¿Y qué hay de asombroso también en que ese paralelismo, al ser solo aparente y la causa única indiscernible, algunos lo consideren como una relación de causa a efecto? Efectos paralelos de una causa única o relación de causa a efecto son dos puntos de vista tan respetables  uno como otro...
 
Jean Hieroz
Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja
 
 
 
Los influjos astrológicos forman parte de esas múltiples radiaciones de las que nuestro siglo ha descubierto la importancia primordial.

Jean Hieroz
Tomada del libro de Elizabeth Teissier No quemen a la bruja


María Velasco

 "GERTRUDIS– Yo soy Gertrud. Conocí a mi segundo marido en un transatlántico de lujo. Allí mismo nos casó el capitán del barco en una réplica cartón piedra de la Sixtina. La ex de mi marido y el animador cultural fueron los testigos. Intercambiamos arras de chocolate y anillos vibradores en lugar de alianzas. Mi hijo Hamlet, que fue a buscarme al apeadero en su deportivo, enseguida atisbó, pese al cuello mao de mi vestido y el autobronceador, un pequeño hematoma en... Anda, hijo, ¿cenamos fuera? Hamlet tira del mantel y acusa a Gertrud: «las perras están altas dos veces al año, tú, madre, los trescientos sesenta y cinco días». Le digo, mira, Hamlet bonito, no voy a comerme la sopa recalentada. El luto no puede durar siempre y me temo que me gustan demasiado el azul eléctrico y el rosa pastel. Al día siguiente, Hamlet saca del armario todos mis vestidos de corte Chanel y los lleva a la parroquia. ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Me arrojarás ácido a la cara como en el Tercer Mundo? En las paredes de mi dormitorio escribe la palabra «padre» en diferentes idiomas. Father, père, padre, pater, vater, πατέρας… ¡Gertrud pasó las últimas horas de su juventud en el hospital privado, con el conejo para arriba y el conejo para abajo! Los enfermos exhibían sus malformaciones en el pasillo como las putas sus encantos en el Barrio Rojo. Y mientras, ¿qué hacías tú, eh? Hamlet nadaba todavía en el Aquapark del líquido intrauterino. Hamlet se deslizaba por los toboganes de la sobreprotección materna. Hamlet insulta a Gertrud: «en lugar de parirme pudiste tirarte un pedo». Tienes treinta años, vete de mi casa, ocupa la del vecino, compra un billete de Interrail, eres joven, ponte una camiseta del Che Guevara, pero a mí no me jodas. Cuando voy a ponerme la crema doble acción, descubro que Hamlet ha vaciado mis cosméticos y los ha rellenado con las mismísimas cenizas de su padre. «Basta ya de botox y de hilos de oro». ¡Me hierve la sangre! «Pero si tú ya tienes la menopausia, mamá». «¿Ves esta cicatriz?». Bonita cesárea. Tú, deberías sufragar su pigmentación. Hasta para eso tenías que ser especial: yo nazco de nalgas. ¡No es fácil volver a tener un orgasmo después de dilatar diez centímetros en el parto!"
 
María Velasco
Manlet